El apóstol Santiago nos enseña sobre la oración (Santiago 5:13-18).
"¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas?" Santiago 5:13.
Santiago nos recuerda que ante la aflicción el
cristiano debe orar, y ante el gozo debe alabar a Dios. Así pues en todo tiempo
debemos estar en comunión con el Señor. Nuestra comunión con Dios no debe estar
determinada por las circunstancias, sino por la realidad de Dios en nuestra
vida. La oración es fundamental.
Cuando alguno esté enfermo debe llamarse a los
ancianos (autoridades en la iglesia local) para orar por el cristiano y ungirlo
en el nombre del Señor. No es el aceite el que sana sino el poder en el nombre
del Señor.
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La oración, la fe y el arrepentimiento son factores
que promueven la sanidad del enfermo. El confesarse las ofensas los unos a los
otros, no hace referencia a la confesión pública de pecados, ni a un sacerdote,
sino a la confesión necesaria para orar los unos por los otros.
Se pone como ejemplo de la oración efectiva el caso
del profeta Elías, quien a pesar de sus debilidades como ser humano, por la fe
en Dios oró y se produjo tanto la sequía como la lluvia. Entonces no se trata
de nosotros sino del poder y de la misericordia de Dios que oye el clamor de sus
hijos. La oración es fundamental para el hijo de Dios, el Señor nos ha equipado con ésta herramienta para avanzar en bendición.
(Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria).
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