El poder de Dios está por encima de todas las cosas.
La palabra de Dios nos enseña que Abraham y Sara no tenían hijo, pero ellos tenían una promesa del Señor. Pasaron varias décadas y aquel hijo no llegaba, pero al final y en contra de toda posibilidad en la tierra el Señor cumplió lo que había prometido.
El poder de Dios vino sobre ellos y mediante una obra poderosa, nació su hijo Isaac. Por encima de todos los obstáculos y dificultades, como era la avanzada edad de Sara y la esterilidad de su matriz, Dios fiel y poderoso cumplió su palabra.
Debemos recordar, como la Biblia nos enseña, que cuando el Señor les hizo la promesa de su hijo, Sara no creyó inicialmente, y fue en aquel momento cuando el Señor le pregunto: “¿Hay para Dios alguna cosa difícil?”. Sin duda, una pregunta que nos lleva a reconocer y recordar que nuestro Dios es Todopoderoso.
No hay
nada difícil para nuestro Dios, todo es posible para él, más bien lo que
requiere el Señor es que sus hijos le crean, que ellos confíen y perseveren en
su palabra, pues al final todo le será como él lo ha prometido.
En este proceso, es fundamental buscar a Dios, nos dice la Escritura en el libro de Job 8:5-7 “Si tú de mañana buscares a Dios, y suplicares al Todopoderoso; Si fueres limpio y recto, ciertamente luego se despertará por ti, y hará próspera la morada de tu justicia. Aunque tu principio haya sido pequeño, tu postrimería será muy grande”. Las bendiciones de buscar a Dios son grandes y poderosas.
Con cierta frecuencia, cuando enfrentamos problemas, dificultades, pruebas o circunstancias adversas puede aparecer el desánimo y el cansancio.
Por
ejemplo, los discípulos del Señor Jesús ante su sacrificio y muerte en la cruz,
estaban tristes y desanimados, vemos precisamente que fueron las mujeres
quienes se dirigieron al sepulcro a buscar al Señor Jesús, los discípulos no lo
hicieron. Estaban muy desanimados ante las circunstancias vividas.
Debemos también considerar que los discípulos del Señor tuvieron que enfrentar a los enemigos del evangelio, es decir, al Imperio de Roma, los celosos líderes religiosos, los judíos que no creían en Jesús como el Mesías, entre otros.
Sin embargo, sólo tres días después de morir, el Maestro se levantó de los muertos, alcanzando la más poderosa victoria sobre todos sus enemigos y alcanzado nuestra salvación.
Cuando reflexionamos en la obra del Señor podemos estar seguros que para Dios todo es posible. En medio de las más grandes adversidades, ante diversos obstáculos, ante gigantes enemigos, recuerda “no hay nada difícil para Dios”, él es Todopoderoso y tiene todo en el poder de su mano. En él siempre saldremos vencedores.
Escrito
por Pastor Gonzalo Sanabria.
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