martes, 16 de marzo de 2021

La poderosa sangre de Jesús.

Sermón: La poderosa sangre de Jesús.  

 

 

 

La palabra de Dios nos enseña que no podemos ignorar los planes del enemigo. No podemos ignorar el hecho, de que el enemigo de nuestras almas procura por todos los medios posibles detener o destruir el llamado de Dios o el propósito del Señor en nuestra vida.   

Dentro de aquella diversidad de armas o estratagemas del diablo, está el sentimiento de culpa. Es un sentimiento mal sano, usado por las tinieblas para producir temor y angustia en el corazón de aquel que ha desobedecido a Dios, o ha cometido errores.   

Sin duda alguna, ante lo malo debemos arrepentirnos y hacerlo de corazón. Debemos hacerlo con sinceridad, y por la fe recibir el perdón divino. Pues la Escritura nos dice:  

“Siendo justificados por su gracia gratuitamente, mediante la redención que es Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia…”, según la Carta a los Romanos 3:24-25. 

Cuando por nuestra soberbia, debilidad, o cualquier otra razón, le fallamos a Dios, debemos acudir al Señor Jesús para hallar en él perdón y restauración. Al hacerlo con sinceridad, él nos perdona; perdón que debemos aceptar plenamente.   

Este sentimiento mal sano, llamado sentimiento de culpa, aparece por no creer en el poder pleno de la sangre del Cordero de Dios (Jesucristo nuestro Señor) cuando le pedimos perdón al Señor, y también nace por no perdonarnos a nosotros mismos. 

El sentimiento de culpa afecta la vida del creyente y el propósito de Dios en su vida. En contraste, la fe recibe el perdón divino y el corazón restaura su comunión con Dios. Entonces, no se trata de ti, es Dios a través de ti, no se trata de lo que puedes lograr, sino de aquellas cosas grandiosas que el Señor puede hacer a través de tu vida.   

 

 

 

Debemos tener muy claro, que es la sangre de Jesucristo la que nos limpia de todo pecado, no importa su tamaño ni su nombre; el poder de la sangre de Cristo nos limpia de toda maldad, sólo requiere Dios un corazón sincero.   

Seguramente, hemos fallado, tal vez hemos pecado, pero es el momento de arrepentirnos de corazón, aceptar y recibir por la fe el perdón en Cristo. Confiar en el poder de Dios para llevar a cabo su plan para nuestra vida.   

Recordemos la palabra de Dios que dice: “y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” 1 Juan 1:7.

 

 

 

Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.  

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