lunes, 10 de noviembre de 2014

LA ENFERMEDAD Y LA BIBLIA

LA ENFERMEDAD Y LA BIBLIA
Introducción: La depresión afecta a 350 millones de personas en el mundo y amenaza con ser, en las siguientes 2 décadas, la segunda causa de discapacidad; 8 millones mueren cada año en el mundo por cáncer, y que decir de las nuevas enfermedades que aparecen cada día, como el ébola y sus estragos. Gracias a Dios que no importa cuántas enfermedades hay o aparecen, Cristo es sanador de todas…  






LA ENFERMEDAD Y LA BIBLIA 

I. EL ORIGEN DE LA ENFERMEDAD

A. El hombre en el Edén, Génesis 2:7-9, 16-17.       

Nota: El mundo antes de la caída de Adán, era extraño al sufrimiento humano, como sucederá en el cielo nuevo y la tierra nueva que Dios traerá,  pues dice Apoc: “enjugará Dios toda lagrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni más llanto, ni clamor, ni dolor, y no habrá más maldición; porque las primeras cosas pasaron”… en el Edén no había enfermedad ni dolor.

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B. El hombre es expulsado del Edén, Génesis 3:16-19, 22-23.            

Nota: El hombre antes de pecar era inmune a toda enfermedad pero el 
pecado lo desprotegió, lo dejó vulnerable, sin defensas. La enfermedad y 
el dolor tuvieron origen en el Edén, como consecuencia de la desobediencia 
y del pecado. Dios no planeó esto para el hombre, lamentablemente la paga 
del pecado es muerte.     
  
II. LA ENFERMEDAD EN EL ANTIGUO Y EN EL NUEVO TESTAMENTO     

A. El pensamiento judío respecto a la enfermedad

Nota 1: En el pensamiento judío, el sufrimiento físico y el pecado siempre iban asociados de cierta manera. Israel tenía la tendencia a relacionar las dolencias, tanto con el pecado humano como con la ira divina. Muchas veces se consideraba una maldición (como no tener hijos por ejemplo) una señal del castigo divino ante un pecado.  


Nota 2: El mismo judaísmo sostenía que el sufrimiento humano era consecuencia de la rebelión del hombre, y no de la voluntad divina, un texto judío dice: “Aunque las cosas fueron creadas en su plenitud, cuando el primer hombre pecó, quedaron corrompidas, y no regresarán a su orden antes de que Ben Perets (el Mesías) venga”. 

Las expectativas mesiánicas del pueblo judío en los tiempos de Jesús, eran inmensas. No es sorpresa pues, que sus milagros provocaran tanta emoción. Eran las señales del Mesías que restauraría el mundo caído y sus habitantes. 

Los milagros de sanidades hechos por Jesús hablan del anhelo por parte de Dios de restaurar físicamente y no tan sólo espiritualmente a la humanidad quebrantada.




B. La enfermedad y sus diferentes circunstancias:          

1. El pecado y la enfermedad, Juan 5:13-14; 9:1-3.
2. La actividad demoniaca y la enfermedad, Lucas 13:11-13. (podemos considerar otros ejemplos, como cuando Jesús expulsó espíritus que originaban mudez y sordera: Marcos 9:25-27).  
  
3. Descuidos en la salud personal:

a) Las bebidas alcohólicas  y el tabaco, que destruyen el hígado, afectan los nervios, el corazón, los pulmones, el estómago, el cerebro y aún producen cáncer. Deterioran la longevidad del ser humano.  
b) La glotonería y el exceso de trabajo.  
c) El descuido ante las inclemencias del clima y del entorno.  
d) El descuido de la salud emocional (iras, rencores, stress, angustias, resentimientos, etc). 


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III. ¿CÓMO ENFRENTAR LA ENFERMEDAD?    

A. Acércate a Jesús con un corazón sincero.    

Nota: Jesús es tu Sanador, pero también es tu Salvador, en su cuerpo llevó tus enfermedades, pero también el castigo por nuestros pecados. Es necesario que asimilemos la verdad de que Cristo obtuvo completa redención para nosotros, que vivió entre nosotros y por eso nos entiende perfectamente, y podemos acercarnos a él confiadamente.      

B. No te impacientes, Juan 11:32, 38-40, 43-44.

Nota: ¿Cuántas veces pensamos que Dios se está demorando? O quizá consideramos que su método no es el apropiado, o a veces hemos dicho: “ya para que”, o a veces como Marta creemos que ya no hay nada que hacer, que todo término… pero Jesús sabe lo que hace y es Dios todopoderoso, él está por encima de todas las crisis, él no se demora llega en el momento preciso.    
       
C. Cree en las promesas de Dios.  

Nota: Dios requiere tu fe, él se mueve en la fe, sin esta es imposible agradar a Dios. Consideremos que varias veces Jesús preguntaba por la fe a quienes querían recibir de él un milagro, y en otras ocasiones destacó la fe del que venía a él:

a) Mat 9:28-29. Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor… y les dijo: conforme a vuestra fe os sea hecho.
b) Mat 8:13. Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.
c) Mar 5:34. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.  

D. Deposita tu confianza en Dios, porque él dijo: “YO SOY JEHOVÁ TU SANADOR”. 

Nota: Dios es eterno, no cambia, y en Éxodo 15:26, se revela en las aguas de Mara, como el Sanador de su pueblo, dice: YO SOY TU SANADOR, no dice: fui, ni seré, dice SOY, él es Dios eterno, Todopoderoso, es tu sanador.

E. Soberanía de Dios y casos particulares.

Nota: Dios es el Señor y dueño de todo, aun de nuestra vida. La Biblia nos dice por ejemplo que Eliseo “estaba enfermo de la enfermedad que murió” (2 Reyes 13:14) y también Pablo (quien tenía tremendo ministerio de sanidad y milagros) nos deja ver que padecía una enfermedad en sus ojos (Gálatas 4:13-15). 

Pero, estos casos particulares no deben hacernos dudar del poder sanador de Dios, pues es un ministerio de la iglesia hoy, por eso Jesús nos dijo: “en mi nombre… pondrán las manos sobre los enfermos y sanarán”. Dios es soberano y es Todopoderoso. 

  
Conclusión: por la desobediencia del primer Adán entró la enfermedad y la muerte en la vida del hombre, pero por la obediencia del postrer Adán, que es Cristo, ha venido la salvación y la sanidad integral para la vida del hombre. Cristo es el Salvador del hombre y su Sanador integral.

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(Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria)

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