Introducción: La Biblia nos enseña que Dios
tiene cuidado de sus hijos, Jesús ha prometido estar con nosotros todos los
días, y ser ayuda nuestra en todo tiempo.
Esto significa que él nos ayudará de la mejor manera siempre, y por eso podemos confiar todo nuestro corazón en él…
Esto significa que él nos ayudará de la mejor manera siempre, y por eso podemos confiar todo nuestro corazón en él…
El
poderoso Príncipe del ejército de Jehová. Josué 5:13-14.
“Estando Josué cerca de
Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía
una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de
los nuestros, o de nuestros enemigos? El respondió: No; más como Príncipe del
ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro
en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?”.
Josué estaba cerca de
Jericó (aquella era una ciudad grande y amurallada, muy bien custodiada y
cerrada). Probablemente Josué estaba pensando en las estrategias para la
conquista de aquella que sería la primera ciudad de la tierra de Canaán, y
quizá la más difícil.
Es precisamente allí donde
se le aparece el Señor a Josué con una espada desenvainada en su mano, es la
primera vez que Josué ve aquel varón, es completamente nueva para él aquella
manifestación divina.
El título “Príncipe del ejército de Jehová” nos muestra a Jesucristo, en una manifestación real antes de Belén. Vemos además que el Señor se manifiesta de acuerdo a la necesidad de su pueblo y de su siervo Josué, por eso dice: “Como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora”.
Era tiempo de batalla y el Señor está confirmando
que está de su lado, que él peleará a favor de ellos, está confirmando que
ellos no van solos, sino que él mismo los acompañará y las huestes celestiales
también. Ésta revelación de Dios hace que Josué se postre en adoración, en
reconocimiento de su señorío y poder.
Expresa Josué su sometimiento a la voluntad de Dios
cuando dice: “Qué dice mi Señor a su siervo”. Recordemos que Saulo de tarso
cuando iba camino a Damasco persiguiendo a los cristianos, tiene un encuentro
con Cristo y le dijo a él: “Señor, qué quiere que yo haga?”.
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En otra ocasión Dios dijo “¿Quién irá por nosotros?
e Isaías dijo: “Heme aquí, envíame a mí”. El Verbo se hizo carne, y habito
entre nosotros, porque estuvo dispuesto a hacer la voluntad del Padre celestial.
Dios espera rendición y disposición de nuestra
parte para hacer su voluntad y cumplir sus propósitos. Cuando disponemos
nuestro corazón para hacer su voluntad contaremos con todo su respaldo y
bendición.
Además de este artículo, te invitamos a
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(Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria).
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