miércoles, 23 de enero de 2019

Jesús fue a Betania para resucitar a Lázaro

Jesús fue a Betania para resucitar a Lázaro (Juan 11:17-27).

Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él estaba en el sepulcro… Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”.

Fue esta aldea testigo de uno de los grandes milagros de Jesús: la resurrección de Lázaro. Varias cosas nos recuerda esta poderosa obra del Maestro: 

a) Todo es posible para Dios. Marta nuevamente expresa su lucha por creer en el poder del Señor, pero el Maestro nuevamente le enseña que no hay nada imposible para Dios. Con amor y paciencia Jesús sigue enseñando a Marta y a María.  

b) Desde la muerte de Lázaro habían pasado cuatro días, había una gran piedra cerrando la puerta del sepulcro, y nadie creía ya en un milagro, pero Jesús resucitó a Lázaro a pesar de todo. No importa cuán grandes sean los obstáculos, el poder de Dios siempre será más grande.


c) Desde el idioma griego bíblico la palabra “resucitar” significa: levantarse, ponerse de pie. Por el poder de Cristo en nosotros podemos levantarnos y continuar, ponernos de pie y avanzar hacia lo que Dios nos ha prometido.

Quizá hayas tropezado en tu caminar de fe, pero hoy es día de levantarse y perseverar, porque como dijo Jesús: “esto no es para muerte, sino para la gloria de Dios”. Cada una de nuestras dificultades son oportunidades en las que Dios muestra su gloria.

La resurrección de Lázaro nos recuerda el poder de Dios para restaurar y reparar lo que ha sido dañado. Nos recuerda el poder de Dios para hacer un milagro cuando el hombre dice “ya no hay nada que hacer”, pues ninguna cosa difícil hay para Dios.       

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(Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria).  
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