El mensaje de Jesucristo a la iglesia de Filadelfia nos enseña no sólo el valor de la fidelidad, sino las múltiples bendiciones que ésta alcanza delante de Dios. El corazón fiel al Señor siempre será protegido por Dios y bendecido...
a) La ciudad de Filadelfia.
Hermosa ciudad (por eso llamada “la pequeña Atenas”) y de gran flujo
comercial. Además centro de difusión del lenguaje y cultura de Grecia. Tenía
varios templos, uno de ellos al dios Baco.
Baco, dios mitológico romano del vino, las fiestas en honor a este dios
se llamaban las “bacanales” distinguidas no sólo por el alto consumo de vino,
sino por sus desordenes morales, pues Baco era considerado “El Libertador”
quien liberaba a la persona de su ser natural, mediante la locura, el éxtasis y
el vino.
A esta iglesia según Apocalipsis 3:7 el Señor se le manifiesta como: “el
Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno
cierra, y cierra y ninguno abre”. Destacando en primer lugar su pureza y su
fidelidad, como aquel que no miente y cumple sus promesas.
La llave de David nos recuerda su autoridad real, su gobierno y
soberanía sobre todo, y quien dispone todas las cosas y nadie más las puede
cambiar.
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b) Jesucristo exalta la fidelidad de la iglesia de Filadelfia. Apocalipsis
3:8-10.
“Yo conozco tus obras; he aquí he
puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque
tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. He aquí,
yo entrego de la sinagoga de satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son,
sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y
reconozcan que yo te he amado.
Por cuanto has guardado la palabra
de mi paciencia, yo también te guardaré
de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a
los que moran sobre la tierra”.
Aquella puerta abierta seguramente,
hace referencia al papel evangelístico que desempeñó esta iglesia en la
evangelización de Europa. Esa puerta abierta nos habla de trascender nuestros
límites, de ser llevados por Dios más allá de donde pensamos llegar.
La iglesia era fiel a Dios a pesar de
sus obstáculos y limitaciones, pues según nos enseña la biblia era una iglesia
pequeña en número de personas y sus recursos materiales eran escasos.
Además debemos tener presente que en
el siglo primero la persecución contra la iglesia cristiana fue muy fuerte, pero
a pesar de todo la iglesia de filadelfia permaneció fiel y Dios respondió a esa
fidelidad protegiendo a la congregación.
Es muy interesante tener en cuenta
aquí que la ciudad de Filadelfia durante la persecución romana no sufrió,
durante la invasión musulmana no fue atacada y de hecho los musulmanes la
llamarón “Ciudad de Dios”. Vemos pues que la iglesia de Cristo en una ciudad es
bendición y protección para ella.
La
ciudad de Filadelfia, se llama hoy “Alasehir” en Turquía. Tierra fértil llena
de viñedos, su vino y pasas son de excelente calidad.
Había en la antigua ciudad de
Filadelfia judíos que se oponían a la iglesia de Cristo (llamados aquí
“sinagoga de satanás”), pero el Señor haría que estas personas reconocieran la
presencia de Dios con la iglesia, y seguramente algunos se convertirían.
Como nos enseña el versículo diez el
Señor extiende una protección especial sobre la iglesia. Como nos lo muestra la
Biblia desde el principio el Señor siempre ha protegido a su pueblo y no dejará
de hacerlo.
Dios guardó a Noé del diluvio, a
Israel en Egipto lo guardó de las plagas, a Daniel y a sus amigos los preservó
en Babilonia, y hoy día sigue guardando a su pueblo.
c) Dios recompensa la fidelidad.
Apocalipsis 3:11-13.
“He aquí, yo vengo pronto; reten lo
que tienes, para que ninguno tome tu corona. Al que venciere, yo lo haré
columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre
él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva
Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. El que
tiene oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”.
Nuevamente el Señor en el versículo
trece nos recuerda que este mensaje no es sólo para la iglesia de Filadelfia
sino para todas las iglesias.
El versículo once nos recuerda que el
Señor Jesús viene pronto, y por tanto es necesario retener, guardar y cuidar lo
que Dios nos ha dado, y así dice la Escritura “nadie tomará tu corona”.
Esto nos recuerda que la negligencia
en la vida cristiana nos hace perder muchas bendiciones y privilegios que Dios
nos ha preparado.
Otra recompensa para el vencedor es que
Jesús lo hará “columna en el templo de Dios”. En aquel tiempo se acostumbraba
que para honrar a un magistrado se le colocaba una columna en alguno de los
templos de los ídolos adorados en la ciudad, pero el Señor va mucho más allá y
al cristiano vencedor lo hará columna en el templo de Dios.
Como podemos ver en el versículo doce
hay como recompensa tres nombres que serán escritos sobre el vencedor (un
nombre indica identidad y sello), estos tres nombres serán: el nombre de Dios,
el nombre de la ciudad celestial y el nombre nuevo de Jesús; nombres que
implican: propiedad de Dios, ciudadanos de la ciudad celestial y redimidos por
la sangre del Cordero.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
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