miércoles, 9 de diciembre de 2020

Con Dios podemos vencer la adversidad familiar

Sermón: Con Dios podemos vencer la adversidad familiar.

 

 

 

Sin lugar a dudas, hemos visto a través de la televisión en muchas ocasiones a hijos adolescentes de personas famosas o hijos de familias muy ricas, siendo arrestados, tal vez encarcelados o quizá formando parte de bochornosos escándalos o disturbios públicos.   

Como podemos ver, estos hijos lo han tenido todo desde el punto de vista económico; pero, lamentablemente no han tenido padres presentes que les hayan acompañado en su crecimiento y formación. 

Podemos más bien concluir que son hijos que han sido lastimados, abusados, rechazados o consentidos en exceso. Pero, la palabra de Dios nos enseña que el Señor desea familias sanas y restauradas. Dios es quien nos ayuda y guía en medio de las crisis, aun en las dificultades y problemas de familia.    

La palabra de Dios nos dice en el Evangelio según San Lucas 1:5-7 que: 

“Hubo en los días de Herodes (el Grande), rey de Judea, cierto sacerdote llamado Zacarías, del grupo de Abías, que tenía por mujer una de las hijas de Aarón, cuyo nombre era Elisabet. 

Los dos eran justos delante del Señor, y se conducían irreprensibles en todos los mandamientos y preceptos de Dios. No tenían hijos, porque Elisabet era estéril, y ambos eran de edad avanzada”. 

Zacarías y Elisabet tuvieron que vivir la frustración de no poder tener hijos. Pero, debemos tener en cuenta que cuando el Espíritu de Dios dirige el hogar o matrimonio, él trae unidad y fortaleza ante los diversos problemas y crisis en el hogar.  

 

 

 

Sin duda, para esta pareja, Zacarías y Elisabet, fue seguramente muy difícil recibir y aceptar el hecho de que no podían tener hijos. Era para los judíos, tener hijos una señal de bendición de Dios; pero, vemos además que ellos no se culparon el uno al otro, tampoco usaron ésta situación para divorciarse. La crisis no fue para ellos una ocasión para ofenderse ni lastimarse. 

No podemos negar, que ellos seguramente vivieron momentos difíciles y críticos, tiempos de impotencia, pero ellos utilizaron la poderosa arma del perdón y la oración, por eso perdona y pide perdón, esto es poderosamente sanador y mantiene unido el hogar.   

La palabra de Dios nos enseña desde el comienzo hasta el final que la unidad en la familia implica perdón y tolerancia. Llénate de Dios y ora por tu hogar. El Señor hará cosas maravillosas en tu familia. Pues, al final ellos recibieron su milagro, pesar de todo, les nació un hijo, Juan el Bautista, para la gloria de Dios.

 

 

 

Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.

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