lunes, 24 de junio de 2024

Derrotando los poderes de la muerte

Estudio bíblico: Derrotando los poderes de la muerte 

Introducción: Jesucristo el Señor vino a darnos vida y vida en abundancia. A través de su ministerio terrenal, observamos al Señor Jesús sanando a los enfermos, liberando a los cautivos y levantando al caído. Siempre tuvo una palabra de consuelo para el desanimado y una de esperanza para quien ya había perdida todas.  

Por el contrario, el diablo vino a matar, hurtar y destruir. La naturaleza del reino de las tinieblas es producir muerte, destrucción, ruina y desolación. De hecho, la Biblia nos enseña que cuando Jesús llegó a la tierra de Galilea, cumpliéndose en él la profecía, dijo: “El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; y a los asentados en región de sombra de muerte, luz les resplandeció” (Mateo 4:16).  

Con la llegada de Jesús a aquellas tierras, el reino de las tinieblas perdió su completo dominio de aflicción y ruina en aquella región, la luz de Cristo resplandeció y muchos eran salvados, sanados y liberados; precisamente, para esto apareció el Señor Jesús, para deshacer las obras del diablo. 

Influencias de la muerte. Juan 11:1-4.   

“Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana. (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos). Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Oyéndolo Jesús dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo del Dios sea glorificado por ella”. 

Específicamente, hablamos de una familia compuesta por Lázaro y sus hermanas, María y Martha. Nos dice la Biblia que vivían en Betania, y esto es interesante, pues el nombre Betania significa: Casa de frutos. Casa de aflicción. Nos habla de una morada o vivienda que vive el contraste entre la provisión y la escasez.     

Con cierta frecuencia Jesús los visitaba, sin duda, eran tiempos de bendición. Pero, en ausencia del Maestro, Lázaro había enfermado. La Biblia no nos dice por qué estaba enfermo, lo que sí dijo el Señor Jesús fue: “Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios”. 

Respecto al origen de las enfermedades, sabemos que cuando entró el pecado en Adán y Eva, también entró la enfermedad y la muerte; gracias a Dios, que Cristo vino a restaurar todas las cosas.    

Las enfermedades se originan por descuidos de salud, excesos de maltrato, exposición a situaciones químicas o similares, ausencia de ciertos nutrientes, además de ciertas condiciones heredadas (Génetica), también por maldiciones ancestrales o por autoridades. El pecado no confesado también enferma: Salmo 32:2-3 y 31:10 

Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño. Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día”.     

Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido”. 


Escenarios o regiones espirituales de muerte. Juan 11:17, 25-27, 38. 

“Lázaro estaba en el sepulcro”, nos dice el versículo 17, y el versículo 38 nos dice que el sepulcro “era una cueva, y tenía una piedra puesta encima”. Podemos ver en estas palabras una descripción de un lugar físico, lugar que representa también una condición espiritual en muchos casos, una condición de cautiverio.   

Un sepulcro espiritual es una condición de cautiverio, en donde la muerte tiene influencia y afecta a la persona generando diversas situaciones. Estancamiento (la persona no puede avanzar), tinieblas (ausencia de discernimiento, visión de fracaso), tristeza y depresión (no deja de ser una cárcel), miedo (hay soledad, cosas desconocidas), dependiendo del tipo de cárcel, así mismo la persona padece. 

Es una relación similar que se vive entre el estilo de vida de una persona y su medio ambiente; es decir, el tipo de clima o ubicación geográfica determina el vestido, el alimento, los deportes, el entretenimiento, aspectos físicos, etc.   

En los sepulcros espirituales hay muerte, ausencia de vida, por tanto, la persona poco a poco muere integralmente, muere su salud, su vida emocional y espiritual, muere su voluntad, sus finanzas, su vida familiar y conyugal, etc.      

Hay regiones de muerte; por ej, Isaías 9:2 llama a Galilea “el pueblo que andaba en tinieblas, y los que moraban en tierra de sombra de muerte”, y el Señor Jesús llamó aquella tierra de igual manera: “tierra asentada en tinieblas y en sombra de muerte”.  

Hay casas que han sido dedicadas a la muerte, familias que han servido a la muerte o han sido afligidas por la muerte. Úteros en donde se ha ejecutado muerte (abortos), y ese escenario afecta a los otros que llegan allí. 

No podemos ignorar las puertas de la muerte. El Señor Jesús al respecto dijo: “Las puertas del Hades no prevalecerán contra mi iglesia”. Literalmente, nos dice el evangelio de Mateo 16:16-19 

“Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 

Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos”. 

Debemos destacar que el pasaje nos habla de puertas y llaves (por supuesto, espirituales). De igual modo, no dice que las puertas del Hades no atentarán contra la iglesia, sino que no prevalecerán; es decir, aunque el enemigo y sus poderes infernales ataquen la iglesia, ésta prevalecerá. 

En Apocalipsis capítulo nueve, señalando el tiempo de la tribulación, se nos dice que Dios enviará un ángel con la llave del pozo del abismo, y abrirá, y miles de demonios dispuestos para ese tiempo, saldrán.   

En el Libro de Job 38:17 se nos dice: “¿Te han sido descubiertas las puertas de la muerte, y has visto las puertas de la sombra de muerte?”.   


Recordando que las puertas del Hades atentarán contra la iglesia, no podemos ser negligentes, ni indiferentes, no podemos ignorar las maquinaciones del enemigo, más bien, en el poder del nombre de Jesucristo debemos derrotar los planes de maldad.    

  

Ataduras de muerte. 

Juan 11:39-44 “Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. 

Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: Lázaro, ven fuera. Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir”. 

Lázaro no sólo estaba en el sepulcro, además tenía cierta cantidad de vendas que ataban sus manos y sus pies, además de un sudario que envolvía su rostro. El Señor Jesús dijo: “Desatadle, y dejadle ir”. Esas vendas nos recuerdan aquellas ataduras espirituales que afligen a las personas, y las cuales son rotas por el poder de nuestro Señor Jesucristo. 

Recordemos que en Lucas 13:10-16, en donde el Señor Jesús sanó a la mujer encorvada, dijo: “A esta hija de Abraham, que satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?”. Aquí, la palabra “ligadura” se traduce del término griego “desmos”, que además quiere decir: Cadena. Atadura. Cárcel. 

El Salmo 107:10-11, nos dice: “Algunos moraban en tinieblas y sombra de muerte, aprisionados en aflicción y en hierros, por cuanto fueron rebeldes a las palabras de Jehová, y aborrecieron el consejo del Altísimo”.   


Estas cadenas o ataduras aparecen por diversas razones, brujería y hechicería (practica personal o enviada), consagraciones desde el vientre hasta la actualidad, por las autoridades, por consultar a los muertos, por rebelión, por pactos humanos o espirituales, por participar en ceremonias ocultistas, lectura de la tabla ouija, etc.    


Conclusión: La Biblia nos enseña: “Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y como éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”, Hechos 10:38; y también nos dice “Para esto apareció el Hijo de Dios para deshacer las obras del diablo” (1 Juan 3:8), en Cristo tenemos libertad y sanidad, vida y vida en abundancia. Acercarnos a él es la verdadera y eterna solución. Sólo en Cristo el ser humano encuentra vida y salud.    (Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria).


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