Introducción: No podemos ignorar las
maquinaciones del enemigo, y una de sus intenciones es arrebatar o impedir que
las bendiciones de Dios para sus hijos no se hagan realidad. Sin embargo el
poder de nuestro Dios es mayor y sus planes se cumplirán porque fieles son sus
promesas...
Recibe lo que Dios tiene
para ti
El ser humano lucha con
estructuras emocionales y mentales que impiden aceptar las bendiciones y honra
que vienen de Dios (2 Samuel 9:5-8):
“Entonces envió el rey David, y le trajo de
la casa de Maquir hijo de Amiel, de Lodebar. Y vino Mefi-boset, hijo de Jonatán
hijo de Saúl, a David, y se postró sobre su rostro e hizo reverencia. Y dijo
David: Mefi-boset. Y él respondió: He aquí tu siervo. Y le dijo David: No tengas
temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu
padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre
a mi mesa. Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un
perro muerto como yo?”
Comentario 1: En esta porción podemos
ver algunas fortalezas que se oponen o estorban la bendición que viene de Dios:
a) La desesperanza llega a ser tan
profunda como un oscuro pozo de donde la persona no sólo no puede salir, sino
que es tan oscuro que no ve solución probable a su triste condición. Es
necesario aquí creer que el Señor es poderoso para cambiar un desierto en
tierra fértil. Todo es posible para Dios.
b) El miedo. El rey David le dijo
“No tengas temor” seguramente sus manos temblaban o sus ojos delataban su
miedo, a lo mejor esperaba una condena por parte del rey, o quizá una venganza
por ser nieto del rey Saúl quien ferozmente persiguió al rey David. El miedo es
un imán para las desgracias, siempre espera lo peor; en contraste la fe atrae y
genera las bendiciones de Dios sobre sus hijos.
c) Una autoestima
equivocada. De
sí mismo Mefi-boset dice “soy un perro muerto”. Es importante tener en cuenta
aquí que para la mentalidad judía un perro era un animal inmundo, y también
llamaban perros a los que no eran hebreos pues los consideraban impuros.
Entonces llamar a alguien perro no era sólo un grave insulto, sino que indicaba
que no era pueblo de Dios.
Además decir “perro muerto” significaba que
valía menos que nada. Así se veía Mefi-boset y esa visión no le permitía creer
que el rey lo quería bendecir, esa visión de sí mismo lo llevo a vivir muy mal,
y por supuesto no se consideraba parte del pueblo de Dios aunque era hijo del
príncipe Jonatán y nieto del rey Saúl.
Comentario 2: Una identidad equivocada
o tergiversada por los traumas de la vida hace que cometamos muchos errores,
por el ejemplo el niño consentido en exceso puede llegar a ser un delincuente o
el corazón abusado y lastimado quizá nunca alcance las bendiciones de Dios ni
sus planes por cuanto no se cree digno.
Sin embargo la Biblia nos enseña que no se
trata de nosotros, sino de lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz. Es su
sangre derramada la que nos limpia de pecado y es su poder el que sana el
corazón quebrantado. Dios quiere darnos muchas cosas más, pues el corazón del
Padre Celestial es mucho más grande que el corazón del rey David.
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Conclusión: Es necesario vernos como Dios nos ve,
Jesús pagó el más alto precio por nuestra salvación (su sangre) y el Padre nos
ha dado su Espíritu Santo para que sepamos todas las cosas que él nos ha
concedido en Cristo. Somos hijos de Dios en Cristo, reyes y sacerdotes para
Dios su padre, instrumentos poderosos en sus manos, permitamos al Señor
restaura todo nuestro ser y caminemos en su voluntad y propósito.
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Escrito originalmente para predicas cristianas escritas (15jun20-17) - Autorizado para publicarse en: Mensajesysermonesparapredicar.blogspot.com.co
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