lunes, 21 de octubre de 2019

Cuidado con el destructor

Introducción: Con frecuencia nos preguntamos ¿qué quiere Dios que yo haga? ¿Qué cosas debo corregir? Hoy vamos a estudiar un aspecto de nuestra vida que es muy importante para caminar en bendición y victoria. Recuerda que cosecharemos mañana, lo que hoy nosotros hagamos.   

Cuidado con el destructor.

1) La murmuración nos hace jueces, y sólo Dios es juez. Números 16:41.   

El día siguiente, toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo: Vosotros habéis dado muerte al pueblo de Jehová”.

El contexto nos enseña que Coré, Datan y Abiram se rebelaron contra Moisés y contra Aarón, y como resultado de aquella rebelión murieron ellos, sus familias y doscientos cincuenta hombres más que los seguían. 

Como podemos ver al día siguiente Israel murmuró contra ellos acusándolos de la muerte de aquellos que se habían revelado. Lamentablemente ellos habían escogido hacer lo malo y por eso el juicio vino sobre sus vidas, pero ahora acusan a Moisés y a Aarón. 

Llevados por su enojo o disgusto expresaron palabras apresuradamente, juzgaron y condenaron a Moisés y a Aarón como culpables. Una calumnia es una acusación falsa contra alguien con intención de perjudicarle.    

Debemos recordar que la vida y la muerte están en poder de la lengua y que a Dios daremos cuenta de las palabras ociosas o mal intencionadas que hablemos. Cuando hablamos lo que otros dicen y su naturaleza es dañina, entonces caemos en la calumnia o murmuración. Por eso la Biblia dice: “murmuraron contra”.    

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  2) La murmuración desata el juicio de Dios. Números 16:42-45.   

Y aconteció que cuando se juntó la congregación contra Moisés y Aarón, miraron hacia el tabernáculo de reunión, y he aquí la nube lo había cubierto, y apareció la gloria de Jehová. Y vinieron Moisés y Aarón delante del tabernáculo de reunión. Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Apartaos de en medio de esta congregación, y los consumiré en un momento. Y ellos se postraron sobre sus rostros”.

Como podemos ver aquella murmuración empezó a contagiar a otros (es como un cáncer que empieza a crecer y se expande en otras partes de cuerpo), pues dice la Biblia que la congregación se juntó contra Moisés y contra Aarón (versículo 42).   

La nube de Dios, la gloria del Señor, su misma presencia descendió en medio del campamento de Israel, pero lamentablemente no había venido como resultado de la adoración sino como resultado de la murmuración.  

Dios habla a Moisés, pero en esta ocasión no son palabras de prosperidad ni de victoria, sino de disciplina a su pueblo. Moisés y Aarón al escuchar las palabras de juicio de Dios se postran sobre sus rostros, ellos saben muy bien que ante estas sentencias, humillarse delante del Señor es lo mejor.   

Debemos cuidar las palabras de nuestra boca para no murmurar contra Dios, ni contra su voluntad, ni contra su provisión, ni contra las pruebas que pone delante de nuestros pies, más bien debemos humillarnos y permitir su obra en nuestros corazones.  

3) La intercesión genuina y sincera detiene el poder de la muerte. Números 16:46-49.

Y dijo Moisés a Aarón: Toma el incensario, y pon en él fuego del altar, y sobre él pon incienso… y haz expiación por ellos, porque el furor ha salido de la presencia de Jehová; la mortandad ha comenzado.

Entonces tomó Aarón el incensario, como Moisés dijo, y corrió… y he aquí que la mortandad había comenzado… y él puso incienso, e hizo expiación por el pueblo, y se puso entre los muertos y los vivos; y cesó la mortandad. Y murieron catorce mil setecientos, sin los muertos por la rebelión de Coré”.

Un intercesor es aquel que se pone en medio a favor de alguien en crisis, en desgracia, en dificultad. La intercesión es aquella oración que levantamos a favor de una persona, de un pueblo o de una nación, como lo vemos aquí.   

Moisés da orden a su hermano Aarón para que se apresure a orar por la congregación, pues el furor (enojo, ira) había salido de Dios y la mortandad había comenzado (la murmuración produce enojo en el corazón del Señor y da lugar a la muerte).

Hacer expiación básicamente era cubrir el pecado con la sangre de animales, porque la paga del pecado es la muerte. La Biblia nos dice que Aarón se puso entre los muertos y los vivos y cesó la mortandad.      

La murmuración se convierte entonces en una poderosa arma para el reino de las tinieblas, por eso Jesús dijo: “Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian” Lucas 6:28. Entonces de nuestra boca debe salir bendición y no maldición, oración y no conflictos ni rivalidades.

Ante aquella intercesión de Aarón la mortandad cesó, y no fue más grande. Entonces podemos decir que la ausencia de oración facilita la acción de la muerte. La oración cubre nuestras familias, la oración cubre nuestras vidas y permite la manifestación de la gloria de Dios.       

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4) La murmuración permite la obra del destructor. 1 Corintios 10:10.  

Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor”.

El apóstol Pablo advierte a la iglesia de Corinto y a nosotros hoy, sobre el peligro de la murmuración y sus efectos, por eso nos dice: “No murmuréis”. La palabra “murmurar” aquí se traduce del término griego “gonguzo” que además significa: quejarse, criticar, gruñir (decir algo en tono bajo).    

La palabra destructor se traduce del término griego “olothreutes” que además significa: exterminador, serpiente venenosa. La raíz de esta palabra significa: arruinar, matar. Entonces es un espíritu cuya naturaleza es arruinar poco a poco la vida espiritual, la salud física y emocional, y las finanzas.     

Generalmente usamos la murmuración cuando estamos pasando por un tiempo difícil, cuando estamos en tiempo de prueba, cuando el Señor nos está disciplinando o está transformando nuestro carácter.     

Como bien nos enseña la Biblia el pueblo de Israel murmuró una y otra vez por el desierto, su queja se escuchó una y otra vez, y fue precisamente esto lo que hizo que el desierto se hiciera más largo.

La murmuración, la calumnia, la queja y hacer las cosas de mala voluntad son palabras y actitudes que nos hacen perder las bendiciones, nos hacen retrasar las conquistas (pues la tierra prometida fue alcanzada cuarenta años después), nos impiden ser promocionados.       


Conclusión: Dios desea lo mejor para sus hijos y por eso nos instruye y hoy nos enseña la importancia de cuidar nuestra manera de hablar y evitar la murmuración. Más bien debemos orar y bendecir, hacer la voluntad de Dios siempre será para vida y bendición.  


Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria. 
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