viernes, 18 de octubre de 2019

Dios te bendice y te concede lugares de privilegio

Dios te bendice y te concede lugares de privilegio
Dios te bendice con abundancia
Dios no sólo transforma tu vida, él te concede bendiciones y lugares de privilegio. La Biblia nos enseña que Rahab (la mujer ramera de Jericó) ayudó a los espías hebreos a bajar con una cuerda por la ventana de su casa, pues ella vivía en el muro de la ciudad, y los espías en agradecimiento antes de irse le dieron instrucciones para que salvará de morir en la toma de la ciudad de Jericó: Josué 2:18-21 

He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre. Cualquiera que saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, y nosotros sin culpa.

Y si tú denunciares este nuestro asunto, nosotros quedaremos libres de este tu juramento con que nos has juramentado. Ella respondió: Sea así como habéis dicho. Luego los despidió, y se fueron; y ella ató el cordón de grana a la ventana”.

Es muy importante ver aquí lo que representa ese “cordón de grana”. En primer lugar debía estar visible, además se le advierte que en su casa deben estar su padre y toda su familia y cualquiera que saliere fuera de las puertas de su casa moriría y ellos no tendrían culpa alguna.  

Reflexionemos en la expresión: “Cordón de grana”. En primer lugar la palabra “cordón” aquí se traduce del término hebreo “ticvá” que además significa: cuerda, esperanza. La raíz de esta palabra significa: confiar. En quien más podemos nosotros confiar y tener nuestra esperanza sino es en Cristo Jesús.

La palabra “grana” se traduce del término hebreo “shaní” que significa: carmesí, escarlata, rojo. El color carmesí está relacionado en la Biblia con el pecado y nos recuerda la sangre que Jesús derramó por nuestros pecados; el color escarlata es un color de la realeza, nos recuerda que Jesucristo es el Rey de reyes, nos recuerda que él no sólo murió por nosotros, sino que además resucitó y está sentado a al diestra de Dios.

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Este cordón de grana o cordón carmesí es símbolo del poder de la sangre de Jesucristo, la cual nos libra de la muerte eterna y del juicio divino por el pecado. No importa que tan grandes o terribles sean los pecados del hombre, cuando éste se acerca a Dios con corazón sincero el poder de la sangre de Cristo lo limpia de todo pecado.   

Podemos recordar también aquí cuando el ángel de la muerte iba a venir sobre Egipto para traer el juicio, Dios a través de Moisés instruyó a su pueblo para que sacrificará un cordero y aplicará su sangre en los dinteles de las puertas y esa sería la señal para que la muerte no tocará aquellas familias. 

Entonces es la sangre de Cristo la que nos salva de la muerte eterna, la fe en Jesús y en su sangre derramada en la cruz nos limpia de todo pecado, es el sacrificio de Jesús el que nos libra de la condenación eterna.  

La misericordia y el amor de Dios cubrió a Rahab, ella se casó con Salmón (de la tribu de Judá) y tuvieron un hijo llamado Booz: Mateo 1:5 “Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isa.

Rahab no tenía esposo y Dios le dio uno, así conformó una familia y vivió la experiencia de ser esposa y madre, lo cual nunca antes había experimentado. Bendiciones que en Jericó no habría alcanzado.

Hay mucha similitud entre Rahab y nosotros, pues siendo pecadores y no siendo hebreos, nos llamó Dios por su gracia y los que nos éramos pueblo de Dios vinimos a ser pueblo, y mucha más aún, por Cristo vinimos a ser hijos de Dios.         

Su nombre, Rahab, aparece en el árbol genealógico del Señor Jesucristo, es decir, Dios honró su vida y nombre, así como su fe, dejándola incluso como evidencia y ejemplo del poder transformador de Dios. Recordemos que ella no era hebrea, pero Dios le dio el honor a esta cananea de aparecer en la ascendencia de Jesús, y fue tatarabuela del rey David.  

Dios recibió a esta mujer por su fe, ella era una ramera que vivía en una ciudad bajo condenación de Dios y que sería destruida, no tenía esposo ni hijos, pero por su fe en Dios y por poner su esperanza en el Señor ella fue rescatada, y lo que había perdido fue restituido por el poder de Dios.

La literatura judía, específicamente el Midrash (el cual es la recopilación hebrea escrita de las interpretaciones orales de la Ley de Dios), enseña que las cuatro mujeres más bellas del mundo han sido: Sara, Abigail, Ester y Rahab. Entonces ella vino además a figurar entre las mujeres más importantes de Israel.         

El nombre de su hijo fue Booz, nombre que significa: alegría y firmeza. La tristeza que había vivido en Jericó ahora había sido transformada por la alegría en Israel y por las bendiciones del Señor. Dios puede transformar tu vida, llenarte de bendiciones y darte lugares de privilegio, cosas que nunca antes habías imaginado o que no creías que serían posibles en tu vida.      

Conclusión: No hay nada difícil para nuestro Dios, lo que debemos hacer es buscarlo y confiar en sus palabras, él no miente, sus promesas son verdaderas y fieles, y él es poderoso para hacer mucho más de lo que pedimos y entendemos.    


Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria. 
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