Dios te bendice con abundancia |
Dios no sólo transforma
tu vida, él te concede bendiciones y lugares de privilegio. La Biblia nos enseña que Rahab
(la mujer ramera de Jericó) ayudó a los espías hebreos a bajar con una cuerda
por la ventana de su casa, pues ella vivía en el muro de la ciudad, y los
espías en agradecimiento antes de irse le dieron instrucciones para que salvará
de morir en la toma de la ciudad de Jericó: Josué 2:18-21
“He aquí, cuando
nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por
la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus
hermanos y a toda la familia de tu padre. Cualquiera que saliere fuera de las
puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, y nosotros sin culpa.
Y si tú denunciares
este nuestro asunto, nosotros quedaremos libres de este tu juramento con que
nos has juramentado. Ella respondió: Sea así como habéis dicho. Luego los
despidió, y se fueron; y ella ató el cordón de grana a la ventana”.
Es muy importante ver aquí
lo que representa ese “cordón de grana”. En primer lugar debía estar visible,
además se le advierte que en su casa deben estar su padre y toda su familia y
cualquiera que saliere fuera de las puertas de su casa moriría y ellos no
tendrían culpa alguna.
Reflexionemos en la
expresión: “Cordón de grana”. En primer lugar la palabra “cordón” aquí se
traduce del término hebreo “ticvá” que además significa: cuerda, esperanza. La
raíz de esta palabra significa: confiar. En quien más podemos nosotros confiar
y tener nuestra esperanza sino es en Cristo Jesús.
La palabra “grana” se
traduce del término hebreo “shaní” que significa: carmesí, escarlata, rojo. El
color carmesí está relacionado en la Biblia con el pecado y nos recuerda la
sangre que Jesús derramó por nuestros pecados; el color escarlata es un color de
la realeza, nos recuerda que Jesucristo es el Rey de reyes, nos recuerda que él
no sólo murió por nosotros, sino que además resucitó y está sentado a al
diestra de Dios.
Este cordón de grana o
cordón carmesí es símbolo del poder de la sangre de Jesucristo, la cual nos
libra de la muerte eterna y del juicio divino por el pecado. No importa que tan
grandes o terribles sean los pecados del hombre, cuando éste se acerca a Dios
con corazón sincero el poder de la sangre de Cristo lo limpia de todo pecado.
Podemos recordar también
aquí cuando el ángel de la muerte iba a venir sobre Egipto para traer el juicio,
Dios a través de Moisés instruyó a su pueblo para que sacrificará un cordero y
aplicará su sangre en los dinteles de las puertas y esa sería la señal para que
la muerte no tocará aquellas familias.
Entonces es la sangre de
Cristo la que nos salva de la muerte eterna, la fe en Jesús y en su sangre
derramada en la cruz nos limpia de todo pecado, es el sacrificio de Jesús el
que nos libra de la condenación eterna.
La misericordia y el amor
de Dios cubrió a Rahab, ella se casó con Salmón (de la tribu de Judá) y
tuvieron un hijo llamado Booz: Mateo
1:5 “Salmón
engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isa”.
Rahab no tenía esposo y
Dios le dio uno, así conformó una familia y vivió la experiencia de ser esposa
y madre, lo cual nunca antes había experimentado. Bendiciones que en Jericó no
habría alcanzado.
Hay mucha similitud entre
Rahab y nosotros, pues siendo pecadores y no siendo hebreos, nos llamó Dios por
su gracia y los que nos éramos pueblo de Dios vinimos a ser pueblo, y mucha más
aún, por Cristo vinimos a ser hijos de Dios.
Su nombre, Rahab, aparece en
el árbol genealógico del Señor Jesucristo, es decir, Dios honró su vida y
nombre, así como su fe, dejándola incluso como evidencia y ejemplo del poder
transformador de Dios. Recordemos que ella no era hebrea, pero Dios le dio el
honor a esta cananea de aparecer en la ascendencia de Jesús, y fue tatarabuela
del rey David.
Dios recibió a esta mujer
por su fe, ella era una ramera que vivía en una ciudad bajo condenación de Dios
y que sería destruida, no tenía esposo ni hijos, pero por su fe en Dios y por
poner su esperanza en el Señor ella fue rescatada, y lo que había perdido fue
restituido por el poder de Dios.
La literatura judía,
específicamente el Midrash (el cual es la recopilación hebrea escrita de las
interpretaciones orales de la Ley de Dios), enseña que las cuatro mujeres más
bellas del mundo han sido: Sara, Abigail, Ester y Rahab. Entonces ella vino
además a figurar entre las mujeres más importantes de Israel.
El nombre de su hijo fue
Booz, nombre que significa: alegría y firmeza. La tristeza que había vivido en
Jericó ahora había sido transformada por la alegría en Israel y por las
bendiciones del Señor. Dios puede transformar tu vida, llenarte de bendiciones
y darte lugares de privilegio, cosas que nunca antes habías imaginado o que no
creías que serían posibles en tu vida.
Conclusión: No hay nada difícil para nuestro Dios, lo que
debemos hacer es buscarlo y confiar en sus palabras, él no miente, sus promesas
son verdaderas y fieles, y él es poderoso para hacer mucho más de lo que
pedimos y entendemos.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
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