miércoles, 26 de mayo de 2021

En todo tiempo, Dios es nuestra protección

Sermón: En todo tiempo, Dios es nuestra protección.  

 

 

 

La palabra de Dios, de modo repetido nos enseña cuan peligroso es el orgullo; por eso, nos exhorta a desechar y evitar la soberbia, la autosuficiencia, y el ego que nos impulsa a hacer las cosas según nuestra propia manera de pensar.  

Es muy importante y necesario, reconocer nuestra gran necesidad de Dios. Él es Todopoderoso, y por su carácter bondadoso, puede y desea ayudarnos en toda situación de nuestro vivir, con él podemos superar toda crisis.   

La Escritura nos dice en el Libro del profeta Habacuc: “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den sus productos, y las ovejas sean quitadas de su redil, con todo yo me alegraré en el Señor y me gozaré en el Dios de mi salvación”, según Habacuc 3:17-18. 

Para aquel difícil momento, lo más seguro es que el profeta concluye que debido a las fuertes sequías, y además a la llegada del ejército del imperio babilónico se acabarían los rebaños, y serían destruidos los cultivos, las higueras, los olivos, el trigo, y otras cosas. Quizá veía un futuro oscuro e incierto. 

Debemos destacar, que a pesar de todas las dificultades, el profeta Habacuc está confiado en el cuidado y bondad del Señor, y por eso decide que estas cosas no van a quitarle su gozo en Dios, y expresa con seguridad: 

“Con todo yo me gozaré en el Dios de mi salvación”. 

Esto nos recuerda, que la fe en el poder y cuidado de Dios nos hace fuertes ante la adversidad. La confianza en el Señor y en su protección, nos lleva a adorar su presencia, aunque los tiempos sean difíciles.  

 

 

 

Debemos, como hijos de Dios, ser conscientes de que en el camino de la fe, seguramente, surgirán adversidades u obstáculos que debemos superar. 

Tal vez, algunos de esos tiempos sean de escasez (como le estaba pasando al profeta Habacuc), pero aquellos son momentos en los que debemos fortalecernos en el poder del Señor, pues al final la bendición sobrenatural de Dios se hará evidente. En todo tiempo, Cristo es nuestro refugio y fortaleza.    

Es muy importante, mantener presentes las palabras del Salmo 23: “El Señor es mi pastor y nada me faltará… Aunque ande en valle de sombre de muerte, no temeré mal alguno porque tu estarás conmigo; tu vara y tu cayado me darán alimento”.  

 

 

 

Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria. 

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