viernes, 13 de diciembre de 2019

Siembra una buena semilla y cosecharás abundancia de bendiciones

Siembra una buena semilla y cosecharás abundancia de bendiciones
(Siembra una buena semilla y cosecharás bendiciones). Introducción: Con frecuencia los seres humanos tomamos decisiones de acuerdo a nuestro conocimiento popular o de acuerdo a la educación recibida, pero ahora al ser hijos de Dios, debemos tomar decisiones basados en la palabra del Señor. 

Es fundamental dar al consejo de Dios el primer lugar y así seremos bendecidos y librados del mal, haz lo correcto y serás prosperado. Un principio fundamental en este aspecto es sembrar lo bueno y como resultado cosecharemos bendiciones del Señor; sigamos a Dios y él nos llevará por el mejor camino... 

  

Siembra una buena semilla y cosecharás abundancia de bendiciones. 

Evita juzgar a los demás. Mateo 7:1-2 “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida que medís, os será medido”.

Recordemos que estas son palabras de Jesús en el famoso sermón del monte, el primer círculo de oyentes son sus propios discípulos, y luego está escuchando una gran multitud de personas que han venido de Galilea, Jerusalén, Judea y Decápolis (nombre que hace referencia a diez ciudades griegas).   

La primera recomendación del Señor Jesús es “no juzgar para no ser juzgados”. De hecho juzgar es tomar el lugar de Dios, pues sólo él es juez de todos. Juzgar es entonces tomarnos un atributo que no nos corresponde.     

El versículo dos nos recuerda el principio de la siembra y la cosecha, la medida que usemos para medir a otros, será la medida con la cual seremos medidos.

Por lo general pedimos a Dios una gran medida de misericordia para nosotros, pero no tenemos la misma cantidad de misericordia para los demás, por naturaleza nuestro corazón tiende a ser egoísta. Una de las bendiciones de la oración, es que en la presencia de Dios podemos comprender mucho más su carácter y voluntad


      

La Biblia nos enseña que Nabal era un hombre recio, terco, duro e insensato, quien no quiso ayudar a David en un momento de necesidad. David pensó entonces en tomar venganza de él, pero la intervención de Abigail (esposa de Nabal) hizo que David no derramará sangre.

Este asunto entonces quedó en las manos de Dios. Nos enseña la escritura que diez días después Jehová hirió a Nabal y murió (1 Samuel 25). No somos jueces para condenar ni para juzgar, no debemos hacer justicia por nuestras propias manos, sino encomendar la causa al que juzga justamente (1 Pedro 2:23). 

El mismo Señor Jesús nos enseñó la importancia de perdonar y no tomar venganza por nuestras propias manos. Sembrar perdón, amor y misericordia hará que también nuestra siembre sea igual, es decir cosecharemos perdón, amor y misericordia. 


Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.  

"Jehová está sentado en su santo templo, Jehová tiene en el cielo su trono; sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres" Salmo 11:4. 

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