Dios es quien transforma las lágrimas de
tristeza en lágrimas de gozo. Sólo en él está el poder para cambiar nuestra situación de caos en victoria y bendición.
Un ejemplo de esto es la vida de Abraham quien no pudo tener hijos al comienzo de su matrimonio, y fue al final cuando pudo tener esa bendición y vivir un milagro de Dios en su vida. Veamos este interesante estudio:
Dios transforma la tristeza en gozo:
Génesis 18:10-15 “Entonces dijo: De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara escuchaba... Abraham y Sara eran de edad avanzada; y a Sara le había cesado la costumbre de las mujeres... Se rió, pues, Sara entre sí... Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo...”.
Estos textos nos recuerdan
la historia de Abraham y Sara, quienes habían recibido de Dios la promesa de
que tendrían hijo, pero había transcurrido el tiempo, los años, las décadas y
aquel anhelado hijo no había llegado.
Según el capítulo dieciocho
de Génesis Abraham y Sara reciben una visita divina, y el Señor nuevamente le
confirma a Abraham que Sara su esposa le daría un hijo, Sara quien escuchaba
detrás de la puerta de la tienda se rió dudando de aquella promesa.
Para ella eso era
imposible, ya que ambos eran de edad avanzada, a Sara le había cesado la
costumbre de las mujeres, y además era estéril. Aunque Sara inicialmente negó
haberse reído Dios le confirmó que lo había hecho.
Para muchas de las personas
de aquellos tiempos y lugares, no tener hijos era sinónimo de juicio y/o
maldición. Lo más seguro es que cuando Sara estaba a solas, pensaba en esto y
se sentía triste, quizá lagrimas brotaban de sus ojos.
Pero ahora había llegado el
tiempo de Dios, y el Señor iba a cambiar todas esas circunstancias, Sara iba a
vivir en su vejez algo que nunca antes había experimentado. Dios tiene el poder
para transformar la tristeza en gozo, él puede transformar el caos en bendición,
y el fracaso en victoria.
Según nos enseña Génesis 21:5-8 Abraham tiene cien años de edad cuando nace su hijo
Isaac y Sara Dijo: “Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere se reirá
conmigo”, pero aquella risa no era como la primera que fue de incredulidad,
ésta era de alegría y gozo al cargar en sus brazos el milagro de Dios. De hecho
“Isaac” significa: risa.
Ella misma vuelve a hablar
diciendo: “¿Quién iba a decir que yo habría de amamantar un hijo de Abraham?
Pero así es, le he dado un hijo en su vejez”. Fueron días de alegría, de gozo y
bendición, y también de asombro al ver que Dios cumple su palabra, y tiene todo
el poder para transformar toda dificultad en una gran victoria
Dios tiene el poder para
transformar las lágrimas de tristeza en lágrimas de alegría, el quita de
nuestra boca las palabras de fracaso por palabras de fe, palabras que expresan
la grandeza y poder de Dios al ver sus milagros en nuestra vida.
No hay nada difícil para
nuestro Dios, todo es posible para él. A veces esperar el tiempo de Dios es
difícil, pero siempre ten presente: es mucho mejor la bendición que Dios trae, que
la que nosotros mismos queremos fabricar. Sigue el camino de Dios, y él te
bendecirá. Es Dios quien transforma la tristeza en gozo.
Te invitamos a leer:
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
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