Dios es
nuestra fortaleza en todo tiempo. Él es nuestro escudo en la batalla, es
nuestro refugio en la persecución, es nuestro Salvador ante el peligro y la
tentación, es nuestro protector y proveedor siempre...
Dios es nuestra fortaleza.
En la
última noche con sus discípulos el Señor Jesús fue a orar al huerto de
Getsemaní y allí les dijo: “Mi alma está muy triste, hasta la muerte, quedaos
aquí, y velad conmigo”. Era el momento más crítico en la vida terrenal del
Maestro, y su decisión fue ir a orar, y allí fue fortalecido por el Padre
celestial.
Es
esto lo que debemos hacer ante los problemas y dificultades, ir a la presencia
de Dios para renovar nuestras fuerzas y seguir a delante para alcanzar así lo
que él nos ha prometido.
Dios es nuestro auxilio en las tribulaciones. Salmo 46:1 “Dios es
nuestro amparo y
fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”.
Nos enseñan los intérpretes de la Escritura que éste Salmo es el resultado de una victoria en batalla que Dios le dio a su pueblo. Pero además la Biblia está llena de victorias que el Señor entregó a su pueblo. Es por eso que Dios se convierte en la ayuda de sus hijos cuando éstos se encuentran en tribulación.
Aquí
la palabra “tribulaciones” se traduce del término hebreo “tsará” que además significa:
angustia, aprietos, rival. Nuestra vida a veces cae en tiempos así, pero
podemos acudir a Dios pues él es nuestra ayuda y auxilio en las tribulaciones. Seguramente
así se sintió el escritor de éste Salmo cuando vino el enemigo, pero Dios le
dio la victoria.
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(Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria).
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