Sermón: Dios transforma nuestro caos en bendición.
La palabra de Dios nos enseña que en el comienzo de la creación la tierra estaba desordenada y vacía, según Génesis capítulo uno. En medio de ésta condición, el Señor empieza a reordenar y preparar el escenario de vida para el ser humano.
En el Nuevo Testamento el Señor Jesús expresó: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”, según el evangelio de San Juan 8:12.
Por eso, podemos concluir que aquella primera luz que resplandeció fue la del Señor Jesús. Como la luz del sol, que no podemos ver por las noches, pero que en su momento según el diseño de Dios brillará.
Como nos enseña la Biblia, aunque la tierra estaba en una condición de caos y tinieblas, el Señor empezó a transformar las cosas, ése es nuestro Dios, quien cambia las cosas y trae un nuevo orden y bendiciones a nuestra vida.
Nos dice la palabra de Dios en Génesis: “Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz”, textualmente tomado de Génesis 1:2-3.
Es muy importante considerar en primer lugar varios detalles que nos revela la Biblia en cuanto a las condiciones de la tierra, según el pasaje bíblico.
Nos enseña
la Biblia que la tierra estaba: “desordenada y vacía”, estás palabras desde el
hebreo bíblico también significan: “desolada y sin orden”, otras versiones de
la Biblia traducen: N.V.I. “la tierra era un caos total, las tinieblas cubrían
el abismo” y la versión D.H.H. “la tierra no tenía entonces ninguna forma, todo
era un mar profundo cubierto de oscuridad”.
Vemos entonces, una tierra en condiciones de desorden, o ausencia de orden. Desolación o soledad. Además de tinieblas (el “abismo” en el idioma hebreo se refiere a la masa de agua o aguas profundas, fuente de aguas subterráneas).
Según estos términos podemos ver la tierra en unas condiciones de oscuridad, sin árboles, cubierta totalmente de grandes masas de agua, sin seres que la habiten.
Algunos comentaristas de la Biblia exponen que esto puede haber sido por un posible “diluvio luciferino”, es decir, un juicio divino por la rebelión de satanás y sus ángeles, cuando fueron lanzados del cielo, provocando el desorden y caos en la tierra que el Señor había creado inicialmente.
Pero, independiente de la razón o motivo de esta situación, la tierra según nos dice el versículo dos, empieza a ser intervenida por la mano del Señor para restaurar y para establecer su orden, su voluntad y naturaleza, para restauración y preparación del escenario donde será creado y establecido el ser humano, su nueva creación.
Debemos destacar e identificar aquí, los agentes de restauración en la tierra que la palabra del Señor nos revela, pues Dios no cambia, él sigue siendo el mismo, y actúa de manera similar:
En primer lugar se nos habla de Espíritu de Dios, según Génesis 1:2b (la expresión: “Se movía” se traduce del término hebreo “rakjaf”, que además significa: empollar, revolotear, moverse. Implica la acción de un ave cuando cubre y calienta los huevos de sus futuras crías.
Y esto,
precisamente, nos está hablando de la obra del Espíritu Santo, quien prepara el
escenario y organiza el ambiente de la acción de Dios; también, podemos
recordar aquí, que el Espíritu Santo vino sobre María antes de nacer Jesús de
Nazaret, y también cómo vino sobre nosotros para nacer de nuevo en Cristo.
Definitivamente el Espíritu de Dios es Espíritu de vida.
En segundo lugar, podemos también observar, según nos dice el libro de Génesis 1:3a una expresión importante: “Y dijo Dios”, la Escritura nos enseña que Su palabra es viva y eficaz; que somos renacidos por la palabra de Dios que viva y permanece para siempre; Su palabra es vital; es nuestro pan, es decir, mediante la palabra de Dios nuestro espíritu es alimentado.
Es importante recordar aquí, que cuando el profeta Ezequiel vio el valle de los huesos, el Señor le dijo: “profetiza y di: Huesos secos, oíd palabra de Jehová, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis”. Es hermoso ver, no sólo en este texto bíblico, sino en toda la Biblia, la eterna y poderosa obra conjunta del Espíritu Santo y la Palabra del Señor.
Y en tercer lugar, la Biblia nos habla aquí de la luz de Dios, según Génesis 1:3b “sea la luz, y fue la luz”. Como podemos ver, esta es la luz primera sobre la tierra, pues la luz de las estrellas y del sol, aparecen en el cuarto día, según nos enseña Génesis 1:14-19.
Vemos una poderosa manifestación del Señor aquí, pues la luz de Dios es diferente a la luz del sol o de las estrellas, es diferente a la artificial o demoniaca, pues ésta luz divina no sólo ilumina, ella resplandece haciendo retroceder los poderes de las tinieblas.
Esta
luz de Dios no solo deja ver, sino que genera revelación, discernimiento; es
decir, no solo podemos ver lo natural, sino que además nos hace comprender las revelaciones
del Señor.
Conclusión: Ante las crisis o problemas de nuestra vida, nuestro buen Dios genera orden de verdad a nuestro corazón; es Dios quien realmente restaura, él trae Su luz, nos ayuda a comprender Sus caminos y nos da su fuerza para observar y alcanzar lo que ha preparado para nuestra vida.
Escrito
por Pastor Gonzalo Sanabria.
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