Sermón:
El poder de nuestro Dios.
En nuestra vida es fundamental el poder de nuestro Dios. Es muy importante, aceptar que nuestra vida sin Cristo es un caos y vivimos en confusión. Sin Cristo el ser humano experimenta un vacío existencial constante, y la persona procura llenar con muchos cosas aquel vacío.
Buen número de veces el ser humano cae en cosas vanas y dolorosas, hablamos de cosas como las drogas, el alcohol, o diversidad de idolatría, ocultismo, y muchas más; y todo esto produce un vacío cada vez mayor.
También puede suceder, que siendo hijos de Dios, el cristiano cae en depresión, confusión, miedo, o no hay tiene claridad de su futuro; y surgen entonces muchas preguntas y temores.
Debemos reconocer e identificar que ante todas estas cosas, será en Dios donde hallaremos la respuesta. Cuando decidimos buscarlo y entramos en su presencia, el panorama cambia, él nos ayuda y fortalece. Es maravilloso el poder de nuestro Dios.
Cuando buscamos a Dios, recibimos del Espíritu Santo fuerza y dirección para avanzar en nuestra vida. Debemos siempre tener en cuenta, que sí Dios creó el universo entero, lo visible e invisible, entonces tiene el poder para restaurar y transformar nuestra situación, por difícil que esta sea.
La Biblia nos muestra esta verdad, por ejemplo:
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”, según Génesis 1:1.
En primer
lugar, observamos el inmenso poder creador de nuestro Dios. Cuando observamos
la naturaleza, los astros, el micro universo, entre otras cosas, estamos viendo
el inmenso poder de nuestro Dios.
No sólo nos muestra este pasaje el poder creador de Dios, sino su poder acomodando todas las cosas, restaurando lo que está mal, pues él hizo una hermosa tierra, aunque inicialmente estaba en desorden, vacía y en caos.
No sólo es inmenso su poder, es inmenso su amor, la mayor virtud divina, precisamente por amor envió a su Hijo Jesucristo, y por amor Su Hijo derramó su sangre en la cruz por nuestros pecados. Por amor trabaja cada día en nuestro corazón, y lo hará siempre.
El poder
de nuestro Dios se hace evidente todos los días en nuestra vida, no sólo a
través de su cuidado diario, sino por su obra transformadora mediante su
Espíritu Santo y su palabra. Bendito y maravilloso es el poder de nuestro Dios.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
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