Qué significa: Ser rociados con la sangre de Jesucristo

¿Qué significa “ser rociados con la sangre de Jesucristo”? 1 Pedro 1:2.

“Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas”.

La expresión “ser rociados con la sangre de Jesucristo” merece nuestro estudio ahora. Básicamente la palabra rociar significa “aspersión”, acción de asperger (esparcir un líquido en gotas muy finas)... 

 

En el Antiguo Testamento la sangre rociada era parte de los sacrificios que se le ofrecían a Dios, y en ciertas ceremonias, a veces se hacía con las manos y en otras ocasiones era a través de un hisopo o manojo de ramas atado a una vara de cedro.

En la Biblia vemos varios casos de rociamiento en el Antiguo Testamento, por ejemplo se rociaba a los sacerdotes levitas cuando eran ordenados, se rociaba el altar del templo, el propiciatorio, entre otros. Veamos Éxodo 29:21, en donde Dios ordena a Moisés rociar con la sangre del sacrificio y con el aceite de la unción a Aarón y a sus hijos y así quedarían santificados, es decir dedicados al sacerdocio, apartados para el servicio al Señor.     

La carta a los Hebreos 9:19-21 nos enseña que Moisés roció al pueblo y al libro de la ley. Desde el término griego usado aquí hace referencia a “purificar”. En el versículo 19 Moisés dice: “Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado” (entonces esta acción nos recuerda el pacto de Dios, ser rociados con la sangre de Jesucristo es estar cubiertos por el Nuevo Pacto).

Pero al rociar Moisés el libro y el pueblo nos permite ver algo más y es consagración, dedicación a Dios y a su palabra, entonces el rociamiento de la sangre de Jesús sobre nosotros no sólo nos limpió de pecado, sino que nos consagró para la voluntad de Dios, por eso 1 Pedro 1:2 dice también “para obedecerle”.     

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En el día de la expiación anual el sumo sacerdote entraba hasta el lugar santísimo donde estaba el arca. Aquella arca contenía:

Ø Los diez mandamientos (los cuales el hombre desobedecía),

Ø Una porción de maná (que vino por la queja de Israel en el desierto y luego ellos murmuraron contra aquel alimento),

Ø La vara de Aarón que reverdeció (evento que se dio cuando Coré, Datan y Abiram se rebelaron contra Moisés y contra Aarón),

Todo esto era testimonio de la desobediencia del pueblo, y la sangre encima de esto en el propiciatorio hacia que Dios los mirara no con juicio sino con perdón y misericordia 

En el propiciatorio, el cual era la tapa o cubierta del arca de oro, el sumo sacerdote una vez al año rociaba o esparcía la sangre del cordero allí para hacer expiación por los pecados suyos y los del pueblo. Esa cubierta tenía además dos querubines de oro que unidos por sus alas la cubrían y con sus rostros los querubines miraban el propiciatorio.

Recordemos que querubines con una espada encendida quedaron cuidando el camino del Edén después de que el hombre fue expulsado de allí por su pecado, según Génesis 3; y los vemos también aquí en donde serán testigos no de una expulsión del hombre, sino del reencuentro entre Dios y el pecador, quien por la fe en la sangre del cordero será perdonado.  

El Antiguo Pacto era un símbolo del Nuevo que venía, la sangre de animales era imperfecta, por eso nos dice la Antiguo Testamento que esa sangre expiaba los pecados, es decir los cubría (la palabra “expiar” se traduce del hebreo “Kafar” que además significa: cubrir), pero ahora la perfecta sangre de Jesús nos limpia (no nos cubre simplemente, nos limpia de todo pecado), por eso dice la Biblia:

“Si confesamos nuestros pecados él es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad” 1 Juan 1:9.      

Te invito a leer: Cuando Jesús llega todo es transformado.  

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(Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria).  

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