El poder de Dios está por encima de todo
Génesis 37:23-24, 28 “Cuando llegó José a sus hermanos, le
quitaron la túnica de colores que tenía, y le echaron en la cisterna, pero la
cisterna estaba vacía, sin agua… y cuando pasaban los madianitas mercaderes,
sacaron ellos a José, y le vendieron por veinte piezas de plata. Y llevaron a
José a Egipto”.
En la historia de la vida de José, hijo de Jacob, podemos
ver varias enseñanzas para nosotros. En este capítulo, sus hermanos planean
matarlo, pero finalmente deciden venderlo como esclavo. Como vemos en el texto
bíblico, despojaron a José de su valiosa túnica de colores que le había regalado
su padre (Génesis 37:3-4). Por tal motivo sus hermanos lo odiaban, pues Jacob amaba
a José más que a sus otros hijos, podemos ver como un resentimiento no sanado
puede llegar a ser más fuerte que el amor de familia; eran sus hermanos y
planearon matarlo.
José es arrojado por sus hermanos a una cisterna (depósito
subterráneo para almacenar el agua que se juntaba cuando llovía, o procedente
de vertientes), el texto nos dice literalmente: “pero la cisterna estaba vacía”,
cuan significativo es éste “pero”, pues vemos como la mano de Dios está protegiendo
su propósito. No era una casualidad que la cisterna estuviera vacía, era parte
del plan del Señor, José estaría en la cisterna (vacía) por un corto tiempo; pues
recordemos que en Salmos 121:3 dice: “No dará mi pie al resbaladero, ni se
dormirá el que me guarda”.
Después de un tiempo allí, aparecen los madianitas
mercaderes y José es vendido por sus hermanos por veinte piezas de plata y su
corazón es herido y lastimado profundamente, las heridas mas doloras son las
causadas por nuestros íntimos, aquellos de quienes no se esperaría una traición,
esta escena nos recuerda que también Jesús fue vendido por uno de sus discípulos,
Judas Iscariote, por eso podemos ir a él, pues nos entiende perfectamente y con
su ayuda podemos sanar toda herida de nuestro corazón.
Estos ismaelitas llevaron a José a Egipto. En medio de todas
estas circunstancias estaba la mano de Dios, a pesar de que Josué fue llevado
como esclavo, estuvo en la casa de un general egipcio, administrando su hacienda
con la gracia de Dios.
Durante este tiempo, José estaba siendo formado y capacitado
para ser el segundo en el imperio egipcio y ser un gran instrumento de
bendición para miles de personas, incluyendo a su padre y a sus hermanos que tiempo
atrás lo habían rechazado y traicionado.
Conclusión: Podemos pasar tiempos adversos y
difíciles, pero Dios nos forma y capacita para algo mucho mayor, los propósitos
del Señor están diseñados para salvación y bendición de muchos, es por eso que las
tinieblas se oponen, procurando dañar a los hijos de Dios, pero la palabra de
Dios prevalece, el Señor fortalece, guarda y protege a sus hijos, requiriendo de
nosotros perseverancia ante las dificultades, tentaciones, pruebas, para finalmente
llevarlos a la victoria. (Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria)
Te invito a leer:
Sermón Escuchemos la voz de Dios.
Muy buena gracias
ResponderEliminarGracias por tus palabras Pedro. Bendiciones.
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