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sábado, 25 de enero de 2020
(La humildad es una virtud
valiosa). La humildad de corazón es una virtud de gran valor, contraria al
orgullo y a la soberbia. La humildad nos permite reconocer nuestras
equivocaciones, así como nuestras debilidades.
Precisamente por eso la
humildad nos facilita acercarnos a Dios, quien mira de lejos al altivo. Es muy
importante despojarnos del orgullo y de la autosuficiencia. La humildad precede
la bendición y promoción que viene de la mano del Señor. Dios pone en lugares
de privilegio a aquellos que le dan el
primer lugar a él. Veamos este importante estudio:
La humildad es una virtud valiosa:
2 Reyes 5:12 “Abana y Farfar, ríos de
Damasco ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos
¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado”.
1) En primer lugar tengamos en cuenta
que Naamán ha venido a la casa de Eliseo para ser sanado de su lepra, pero el
orgullo y el enojo están estorbando recibir aquel milagro. Recordemos que Dios
mira de lejos al altivo, él atiende al de corazón humilde. Así que Naamán está
por aprender una valiosa lección de vida.
Nos enseña la palabra de Dios aquí
que Naamán, el valiente general sirio está siendo probado, él debe tomar
decisiones, pero impulsado por su soberbia, inicialmente no obedece las
instrucciones de Dios a través del profeta Eliseo. La humildad nos permite ver
nuestra verdadera condición y necesidad, el orgullo nos enceguece.
2) En segundo lugar vemos podemos ver el
disgusto de Naamán, pues en el versículo de hoy él menciona dos ríos de
Damasco, diciendo que son mejores que todas las aguas de Israel. Esto ríos son
Abana y Farfar. Los nombres de estos dos ríos nos permiten reflexionar en
algunas enseñanzas muy importantes para poner por obra y otras cosas que
debemos evitar:
La palabra “Abana” significa: hecho
de piedra, pedregoso. Lo que nos muestra que esa es o fue su característica, un
río que tenía y transportaba mucha piedra, un río entonces difícil de atravesar
y navegar. Las piedras precisamente hacen tropezar y obstaculizan el avance de
cualquier balsa o persona.
Sin duda alguna, no hay peor orgullo
que el que no nos deja ver aquello que nos impide avanzar. Por orgullo y
autosuficiencia queremos muchas veces avanzar y conquistar, sin quitar de
nuestra vida aquellas “piedras” que obstaculizan la obra de Dios en nosotros.
Y por supuesto, se requiere humildad
para reconocer lo que está mal en nosotros y permitir que Dios haga su obra en nuestro
carácter.
La palabra “Farfar” significa:
apresuramiento, veloz, rápido. Esto nos recuerda que con frecuencia somos
ansiosos, queremos las cosas rápido. Por lo general no nos gusta esperar los
tiempos de Dios, por el contrario todo lo queremos inmediatamente. Pero esperar
en Dios es lo mejor
3) En tercer lugar recuerda que el
orgullo con frecuencia nos impulsa a desear las cosas rápido para mostrar a los
demás nuestros logros o alcances. El mundo de hoy enseña que el éxito es
alcanzar máximos resultados en el menor tiempo posible, por eso no se valoran
los procesos, sino que se destacan y se anhelan sólo los resultados.
Sin embargo la palabra de Dios nos enseña
diciendo “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte
cuando fuere tiempo” 1 Pedro 5:6. -
La misma Escritura nos enseña que
todo tiene su tiempo, y esperar en el Señor no sólo nos hará recibir las
mejores bendiciones, sino que en el proceso nuestro corazón es forjado para que
seamos más como Cristo. La humildad es una virtud de gran valor y nos facilita
el logro de muchos milagros y bendiciones de Dios.
Te invito a leer:
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
- La humildad es una virtud valiosa -
lunes, 16 de mayo de 2016
La consagración a Dios es
fundamental, Romanos 12:1-2. Las
palabras de Pablo nos recuerdan cuando los judíos presentaban sus sacrificios
al Señor, ahora en Cristo debemos presentar nuestro cuerpo a Dios para hacer su
voluntad, por eso dice “vivo, santo y agradable a Dios”.
El cristiano es llamado a una transformación que se
alcanza mediante la renovación del entendimiento o mente. Acción que se logra a
través de la Palabra de Dios, la obra del Espíritu Santo y la disposición del
creyente. Dios mismo ha puesto la mente de su Hijo en nosotros (“Más nosotros tenemos
la mente de Cristo” 1 Corintios 2:16) y debemos procurar el crecimiento y
fortalecimiento de ésta en nosotros.
El resultado será palpable al desarrollar la capacidad
para discernir entre el bien y el mal, y la habilidad de Dios en el creyente
para descubrir y elegir la buena, agradable y perfecta voluntad del Señor, y es
en éste camino donde el hijo de Dios experimentará un sobrenatural respaldo de
Dios en su vida.
La humildad glorifica a Dios por su poder, Romanos 12:3-8.
Nuevamente el apóstol Pablo nos recuerda la
importancia de evitar el orgullo y la arrogancia, no debemos pensar demasiado
bien de nosotros mismos. Él sabe muy bien que por la gracia de Dios es apóstol,
en una ocasión dijo: “Por la gracia de Dios, soy lo que soy”.
La frase “Conforme a la medida de fe que Dios repartió
a cada uno” nos habla de aquella fe impartida por Dios para cumplir con una
misión delegada por él. Esto lo vemos por ejemplo en el capítulo once de
Hebreos dónde Dios impartió una medida de fe a cada uno conforme a la tarea que
había que llevar a cabo.
Todos los nacidos de nuevo en Cristo somos miembros de
un solo cuerpo: la iglesia, y cada miembro recibe la vida de Cristo y todos nos
pertenecemos y necesitamos mutuamente, así como en el cuerpo natural todos los
miembros son importantes.
Dios asigna o delega dones en cada uno de los
miembros del cuerpo para desarrollar un servicio o tarea específica para
bendición o edificación del cuerpo. Por esto nos necesitamos los unos a los
otros.
El carácter que se espera de un cristiano, Romanos 12:9-18.
En los siguientes versículos Pablo enumera una serie
de actitudes y virtudes que debe desarrollar y ejercer el hijo de Dios, como
llamado por Dios a ser cristiano debe vivir como tal:
Con amor genuino, sincero sin hipocresía.
Con amor fraternal valorando al otro.
Diligentes en el servicio.
Amables y constantes en la oración.
Sin orgullo ni arrogancia, sino con humildad.
No tomar justicia por sus propias manos.
Pablo por el Espíritu abarca casi todas las áreas de
vida del ser humano, y vemos que al resumir nos indica una vida en la que el
carácter de Cristo es manifestado, sus acciones son el resultado de una
transformación espiritual que es evidenciada en la vida diaria. La verdadera
vida espiritual no se aísla, por el contrario se convierte en una generadora de
bienestar en su comunidad y cautiva a quienes no conocen al Señor Jesús.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
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