(La fe en Dios te hace triunfar). Introducción: PARÁBOLA DEL
CABALLO. Un campesino, poseía algunos caballos para que lo ayudasen en los
trabajos de su hacienda. Un día, su capataz le trajo la noticia de que uno de
los caballos había caído en un viejo pozo abandonado. El pozo era muy profundo
y sería extremadamente difícil sacar el caballo de allí.
El campesino fue
rápidamente hasta el lugar del accidente, y revisó la situación, asegurándose
que el animal no se había lastimado. Pero, por la dificultad y el alto precio
para sacarlo del fondo del pozo, creyó que no valía la pena invertir en la
operación de rescate. Tomó, entonces, la difícil decisión: Determinó que el
capataz sacrificase al animal tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo, allí
mismo. Y así se hizo.
Los empleados, comandados por el capataz, comenzaron a
lanzar tierra adentro del pozo de forma de cubrir al caballo. Pero, a medida
que la tierra caía en el animal, éste la sacudía y se iba acumulando en el
fondo, posibilitando al caballo para ir subiendo.
Los hombres se dieron cuenta
que el caballo no se dejaba enterrar, sino al contrario, estaba subiendo hasta
que finalmente, consiguió salir! Si los otros lanzan sobre ti tierra
(calumnias, incomprensión, menosprecio) recuerda el caballo de esta historia.
No aceptes la tierra que tiran sobre ti, sacúdela y sube sobre ella, así
crecerás mucho más y te acercarás más a la presencia de Dios… ´
LA
FE EN DIOS TE HACE TRIUNFAR
I. LA
FE SOSTIENE AL HIJO DE DIOS, 2 COR. 4:13.
A. Es
fundamental hablar conforme a la fe y a la Escritura.
Nota:
Es
mejor callar que hablar palabras de incredulidad. El espíritu que nos impulse a
hablar debe ser el Espíritu Santo, y no pronunciar palabras que desalienten, o
que siembren discordia entre los hermanos. Debemos hablar palabras que
edifiquen y fortalezcan nuestra fe.
B. Es
necesario creer que Dios no cambia, 2 Cor. 4:14.
Nota: Así como Dios
resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, es poderoso para levantarnos en
victoria. Dios guardó a su pueblo en el desierto y fue su proveedor, él no
cambia por eso sigue haciéndolo. Jesucristo venció al diablo en la cruz, y eso
no cambia, por ende tenemos la genética del vencedor.
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C. El
amor es más fuerte que el dolor, 2 Cor. 4:15-16a.
Nota: El amor impulsó a
Jesús a venir a la tierra y pagar con su vida la salvación de los hombres, el
amor hizo que el Padre diera su Hijo, y aquí Pablo padece muchas cosas en el
ministerio por amor, vrs. 7-9:
1. El
amor te lleva a perdonar por encima del dolor,
2. El
amor te impulsa a seguir a Cristo a pesar de todo,
3. El
amor te ayuda a decidir cuando el camino es difícil,
4. El
amor te hace vencedor, pues es el mayor poder del universo,
5. El
amor es la principal diferencia con el reino de las tinieblas, pues el diablo y
sus demonios nunca pueden amar.
II. LA
TRIBULACIÓN GENERA UN MAYOR NIVEL DE GLORIA, 2 Cor. 4:17.
A. Las
dificultades son más fáciles cuando reconocemos que detrás de ellas hay un
propósito divino.
Nota: La palabra
tribulación traduce aquí: estrechez, aflicción, angustia y persecución; y el
apóstol Pablo la denomina: “leve y momentánea”. Entonces cuando reconocemos que
todo lo que llega a nuestras vidas primero ha pasado por las manos de Dios, se
hace más fácil enfrentar la dificultad, pues después de todo es sólo una herramienta
que nos enseñará y llevará al siguiente nivel.
B. La
gloria y la honra están precedidas de la cruz.
Nota:
Jesús
es nuestra inspiración, y recordemos que está escrito: “ejemplo nos dio para
que sigamos sus pisadas”, el Señor no cometió pecado, sin embargo, enfrentó
muchas dificultades en su ministerio, aunque anduvo haciendo bienes, sanando y
liberando a todos los oprimidos por el diablo, y finalmente fue crucificado:
“como cordero fue llevado al matadero”. No hay corona sin cruz, no hay gloria sin
sacrificio, Dios siempre nos ayuda...
III. ES NECESARIO MIRAR LO
INVISIBLE, 2 COR. 4:18.
A. No
mires lo natural y temporal.
Nota: El
término griego para “mirar” aquí también traduce: considerar, fijar y comparar;
y temporal también significa de corta duración; entonces debemos evitar centrar
nuestra mirada en los problemas, en la escasez, o en la adversidad, pues Dios
es más grande y la tribulación es pasajera, es momentánea.
La incredulidad hace
más largo el desierto, la fe hace más cercana la tierra prometida; la
murmuración nos hacer perder bendiciones, por eso miremos a Cristo y sigamos su
camino.
B. Mira
con los ojos de la fe.
Nota: La fe nos hace ver
las cosas eternas, las verdaderas y trascendentes, esta mirada de fe sostuvo a
Moisés en medio de la persecución y ante decisiones difíciles, Heb.
11:27,
la palabra “sostuvo” en el griego también traduce: ser fuerte, ser firme, ser
constante, mantenerse, perseverar, esto lo pude hacer por mirar con los ojos de
la fe.
Lo que mires te fortalece o te debilita, si te enfocas solo mirando con
tristeza los problemas no saldrás de allí, pero si miras al Cristo de la
gloria, saldrás adelante pues él es victorioso siempre.
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