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miércoles, 13 de junio de 2018
Introducción: La luna sin el
sol no puede brillar, ella no tiene luz propia. La luna refleja la luz que
recibe del sol, así que sí no hubiese sol la luna sería un satélite en
tinieblas.
De igual manera cuando vivimos sin Cristo no hay luz en nuestra
vida, las tinieblas y el caos gobiernan el corazón humano. Cuando en medio de
la dificultad miramos a Dios el panorama se ve completamente diferente…
Es mejor caminar con Dios.
La presencia y dirección de Dios son esenciales
en nuestro diario vivir.
a) La versión Reina Valera
Antigua en Éxodo 33:15 dice: “Y
Moisés respondió: Si tu rostro no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí”.
Frase que usa Moisés cuando el Señor le dice “Anda, sube con este pueblo a la
tierra prometida. Yo enviaré delante de ti el ángel… pero yo no subiré en medio
de ti, porque eres pueblo de dura cerviz”.
b) Pero Moisés insiste: “Si tu
rostro no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí”. Para moisés es más
importante la presencia de Dios que las bendiciones de la tierra prometida, es
como si Moisés dijera: “Prefiero tu rostro, que la leche y la miel en
abundancia de Canaán” o “es mejor tu rostro en el desierto que las bendiciones
materiales en la tierra prometida”.
c) Moisés se había habituado al rostro de Dios, su comunión con
el Señor había crecido a tal grado que “Hablaba Jehová a Moisés cara a cara,
como habla cualquiera a su compañero”. Y por eso sabe que no conviene caminar
sin Dios, que la vida no tiene claridad si no miras a al Señor, que el camino
siempre será más difícil si Dios no está.
d) Moisés decide no avanzar sin
Dios, decisión que debemos imitar, es decir sí Dios no va con nosotros es mejor
no ir. Los mejores resultados se alcanzan cuando caminamos con el Señor,
separados de él nada efectivo y de trascendencia podemos hacer.
Conclusión: No permitas que el exceso de confianza en sí mismo, ni el
exceso de ocupaciones te lleven a ser auto suficiente. Mientras dependamos de
Dios, todo saldrá mejor.
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(Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria).
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