Reflexión final: El perdón es un estilo de vida, nos acerca a Dios, nos libra de la amargura, de la tristeza y trae sanidad y libertad. El perdón nos conduce por el camino del propósito divino, y esa sanidad, esa libertad, será cada vez mayor y como un bálsamo del Dios sanador y restaurador, que nos impulsa y fortalece a seguir por la senda del llamado que Dios nos ha hecho.
Te comparto a continuación un fragmento del primer capítulo del libro “El lenguaje el Espíritu Santo”. Libro que publicaremos gratuitamente en enero del 2016:
En primer lugar vamos a definir el término Consolador a la luz del Nuevo Testamento. “Consolador” es la traducción del término griego “parakletos” que literalmente significa: llamado al lado de uno, intercesor, abogado, auxiliador, ayudador, consejero.
En el Antiguo Testamento cuando aparece el término consolador aparece en relación con la obra protectora de Dios hacia su pueblo, pero es en el Nuevo Testamento donde se revela el Consolador, el Espíritu Santo. Jesús nos dice en Juan 14:16 “el Padre os dará otro Consolador”, el término “otro” del griego “allos” significa otro de la misma clase.
Jesús fue quien estuvo con los discípulos, les enseñó, los defendió y guió, ahora anuncia que vendrá otro Consolador (es decir uno de la misma clase), entonces el Espíritu Santo quiere hacer con nosotros lo que Jesús hizo con los doce, es decir enseñar, instruir, acompañar, corregir, guiar, animar, etc…