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SERMONES ESCRITOS LISTOS PARA PREDICAR
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miércoles, 21 de junio de 2017
Introducción:
El texto bíblico en Éxodo dieciocho nos enseña la visita de Jetro a Moisés. El líder
hebreo había enviado a sus hijos, Gersón y Eliezer, y a su esposa Séfora a la
vivienda de Jetro quien era su suegro. Moisés caminaba de una manera
sobrenatural con Dios…
Durante ese
tiempo transcurrido Dios había realizado muchas cosas poderosas, como por
ejemplo las plagas en Egipto, Israel había pasado por el mar rojo, recibieron agua
y maná en el árido desierto, alcanzaron una gran victoria sobre Amalec y su
gran ejército.
Sin embargo la
familia de Moisés, Séfora y sus dos hijos no habían estado con él allí. Es muy interesante
ver que la Biblia nos dice que fue su suegro Jetro quien decidió venir a Moisés
y traerle su familia. Hay sin duda muchas cosas que aprender aquí:
Nos dice Éxodo 18:5-6 “Y vino Jetro, suegro de Moisés, con los hijos y
la mujer de Moisés al desierto, donde éste estaba acampado junto al monte de
Dios. Y mandó decir a Moisés: Yo, tu suegro Jetro, vengo a ti con tu mujer y sus
dos hijos con ella”.
El texto nos enseña que Moisés
estaba “en el desierto”, espacio difícil, lugar de soledad y dificultad, y
Jetro concluyó que Séfora y los niños deberían estar con el esposo y padre (aquí
podemos ver en Jetro una representación de sabiduría y prudencia, él ayudó a
Moisés a identificar y corregir errores que como líder estaba ejecutando). Es muy
importante tener en cuenta que la unidad de la familia es una columna que superará
los tiempos más difíciles.
Nos dice el texto bíblico en su
contexto que “Moisés estaba acampado junto al monte de Dios”, el término
“acampado” se traduce de la palabra hebrea Kjaná, que además significa: habitar,
atrincherar, detener; significado que nos muestra que Moisés había decidido tomar
ese lugar por habitación suya.
Y como es lógico con todas las señales, maravillas y
manifestaciones gloriosas del Señor Moisés estaba sumido en la presencia y
poder de Dios, y aparentemente él había olvidado la atención de su familia, la
cual estaba con su suegro, y éste decide traerlos a él, y ahora la familia
estaba completa y reunida.
La Biblia nos enseña que la
voluntad del Señor es que caminemos con la familia, Dios quiere que ellos
también vean su gloria y poder manifestados, a veces la comunión con Dios y el
servicio para él son tan maravillosos e intensos que podemos olvidar el tiempo
de calidad para la esposa y los hijos. Dios no quiere que descuidemos la
familia.
Es interesante considerar que los
hijos de Samuel el profeta de Israel, también los hijos de Moisés, y entre
otros según la Biblia, no aparecen después de sus padres ejerciendo un papel
significativo en las Sagradas Escrituras. En varias ocasiones sucede esto, por
lo cual es muy importante depender de Dios respecto a la sabiduría para dirigir
nuestra casa.
Conclusión: El Señor es quien debe ocupar el
primer lugar en el corazón del cristiano, el mismo lo dijo así: “Amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu
prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los
profetas”. Y precisamente el “prójimo” más cercano que tenemos es nuestro propio
cónyuge, son nuestros propios hijos. Veamos pues la familia como un maravilloso
tesoro, que debemos proteger y cuidar con la sabiduría y amor que vienen de Dios.
Te invitamos a leer el sermón: "CÓMO ACTÚAN LOS ESPÍRITUS MALIGNOS EN LAS PERSONAS".
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
Sermón: Valora tu familia – Temas para predicar -
lunes, 5 de septiembre de 2016
10:15
Pastor Gonzalo Sanabria
da, Dios, entrega, regala, valora
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La
Biblia nos dice: “Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas;
y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la
primogenitura” Génesis 25:34.
(Valora lo que Dios te da) Los hermanos gemelos Esaú y Jacob, crecieron juntos
y con los mismos padres, pero podemos ver que desarrollaron diferentes perspectivas
respecto a las bendiciones y privilegios que Dios nos regala. El contexto del
pasaje anterior nos enseña que Esaú vendió su primogenitura por un plato de lentejas. No cambies la bendición de Dios por cosas terrenales y pasajeras
Cuando nos detenemos en algunas expresiones y palabras,
podemos identificar la indiferencia que Esaú tenía por los favores del Señor,
lo vemos por ejemplo cuando dice:
a) “¿para qué me servirá la primogenitura?”
b) “comió, bebió, se levantó y se fue”.
Es necesario considerar ahora lo que significaba en
ése tiempo la primogenitura: la historia y la tradición judía enseña que el
primogénito heredaba el doble de sus hermanos, el liderazgo de toda la familia
o clan, y recibía el derecho “sacerdotal” ante el Señor por toda la familia (esto
significa que él presentaría los sacrificios, ofrendas y oraciones a Dios).
Esaú negoció o cambió su primogenitura por el pan y
las lentejas que son figura de aquellos “valores terrenales” que en algún
momento pensamos son de mayor valor que los privilegios y oficios celestiales.
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En el Nuevo Testamento Esaú es llamado profano, la
Biblia nos dice: “…profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su
primogenitura” (Hebreos 12:16). La palabra hebrea para profanar
traduce también: irreverencia, pisotear, vulgar.
Vemos pues que Esaú no valoró con temor de Dios lo que él le estaba entregando. Con frecuencia descuidamos grandes tesoros que el Señor entrega, por eso con diligencia debemos cuidar y valorar lo que Dios nos da.
Vemos pues que Esaú no valoró con temor de Dios lo que él le estaba entregando. Con frecuencia descuidamos grandes tesoros que el Señor entrega, por eso con diligencia debemos cuidar y valorar lo que Dios nos da.
Es muy importante considerar aquí que el versículo
29 nos dice: “Esaú venía del campo cansado”, estaba fatigado, agotado, lo que
seguramente lo hizo más vulnerable. Es muy importante cuidar nuestra fortaleza
en Dios, y nuestra vida de comunión con él
Recordemos aquí que cuando el Señor Jesús estaba en el desierto en ayuno al final “sintió hambre”, y vino el diablo procurando hallar una debilidad en el Señor y le dijo: “convierte estas piedras en pan”, pero Jesús venció, pues su fortaleza y alimento fue hacer la voluntad del Padre celestial.
Recordemos aquí que cuando el Señor Jesús estaba en el desierto en ayuno al final “sintió hambre”, y vino el diablo procurando hallar una debilidad en el Señor y le dijo: “convierte estas piedras en pan”, pero Jesús venció, pues su fortaleza y alimento fue hacer la voluntad del Padre celestial.
La expresión “así menospreció Esaú la
primogenitura” nos hace ver su gran equivocación y falta de discernimiento. Sin
embargo debemos cuidarnos, pues a veces nosotros cambiamos o menospreciamos las
bendiciones y privilegios que el Señor nos ha dado, como la relación con él,
nuestra familia, el servicio, el trabajo honesto y otros, por cosas cuyo valor
es temporal, corruptible y mentiroso.
Conclusión: El Señor ha planeado
para todos sus hijos grandes cosas, es por eso, que debemos valorar cada
momento de nuestra vida, cada obra y regalo de Dios, y siempre procurar seguir
Su consejo y su palabra. Valora lo que Dios te da.
Te invitamos a leer: La adoración genera cielos abiertos.
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Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria para Web Recursos cristianos. Autorizado para ser publicado en Mensajes y sermones para predicar - Valora lo que Dios te da -
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