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SERMONES ESCRITOS LISTOS PARA PREDICAR
. . Sermones escritos listos para predicar - para predicar. A continuación ponemos a tu disposición un listado de sermones escr...
lunes, 26 de agosto de 2019
Introducción: Algunas veces
experimentamos cansancio, agotamiento o fatiga física. Pero es posible que
también vivamos fatiga o desgate emocional, que puede llegar también a generar
un cansancio físico, además de un caos personal.
Generalmente ocurre cuando
estamos sometidos a situaciones de stress a largo plazo o a altos nieves de
ansiedad o preocupación. Cuando una
persona se fatiga emocionalmente tiende a estancarse, puede enfermarse e
incluso puede contemplar renunciar a todo como una opción. Pero Dios no nos quiere
derrotados, él nos quiere en victoria.
¿Cómo recuperarse del agotamiento emocional?
El desgaste
emocional es un cansancio o agotamiento que está asociado con elementos de la
angustia y la depresión. Esto genera grandes problemas de concentración y
stress que termina afectando la salud física y emocional.
Debemos
inicialmente reconocer aquel agotamiento emocional, y con la ayuda de Dios
identificar la fuente de aquella fatiga. Pueden ser cosas como: conflictos de
pareja o familiares, malas decisiones, preocupación en exceso, problemas en el
trabajo, o situaciones que generan estrés prolongado, entre otros.
Ya que Dios
es nuestro creador, él conoce muy bien nuestro ser y será quien nos ayudará a
salir de esta situación. Mediante la Biblia podemos conocer las instrucciones
divinas para superar el desgaste emocional.
1) Acude a Jesucristo y en él hallarás descanso. Mateo 11:28-29.
“Venid a mí todos los que
estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre
vosotros, y aprended de mí, que soy manos y humilde de corazón; y hallareis
descanso para vuestras almas”.
Cuando vivimos crisis o
problemas ante los que no sabemos que hacer o como solucionarlos aparece el
stress o desgaste emocional que puede llevar a la persona mucho más allá de una
depresión, puede generar incluso una enfermedad o generar muerte mediante el suicidio.
Esta complicada situación
ha sido parte del ser humano, siempre le ha acompañado y por eso aun en tiempos
de Jesús el Señor hace esa invitación, pues había muchos cargados y trabajados,
es decir había muchos cansados, agotados y sin ánimo, llevando pesadas cargas y
problemas que los agobiaban.
Al llevar estas
adversidades y cargas a Dios y confiar en su ayuda, dice Jesús “hallaréis
descanso para vuestras almas”. La palabra “alma” se traduce aquí del término
griego “syque” que además significa: aliento, vida, ánimo. Nuestra alma está compuesta
por nuestra mente, nuestra voluntad y nuestras emociones.
El alma se preocupa, puede
llenarse de angustia y ansiedad, llenarse de pensamientos e imágenes de fracaso
esperando sólo lo peor, y la expectativa por lo peor conduce a la incredulidad
y al temor, todo esto termina generando un desgaste emocional que carcome o
afecta la fe en Dios y en sus promesas.
Sentimientos o emociones como
la tristeza, la decepción, la frustración, la ansiedad y el miedo terminan
gobernando el corazón y generando ciertas conductas que afectan la vida
personal, familiar y social de la persona.
Ya que el desgate emocional
afecta la fe y la confianza en Dios, la persona empieza poco a poco a descuidar
la oración, el estudio de la palabra del Señor, el enemigo comienza a hablarle
a sus oídos, y como las cargas le afligen considera incluso como opción dejar
de seguir los caminos del Señor y no servirle más, y así piensa la persona que
va a aligerar sus preocupaciones.
Por eso es vital ir a la
presencia de Dios para poner en sus manos nuestras cargas, reflexionar y
recibir de él la fuerza y el poder para avanzar, pues en Cristo somos más que
vencedores. De esta manera nuestra mente y nuestro corazón alcanzarán la paz de
Dios, fundamental para ver mejor el panorama.
2) Con reverencia pero con sinceridad expresa al Señor tus frustraciones. Job
10:1.
“Está mi alma hastiada de mi vida;
daré libre curso a mi queja, hablaré con amargura de mi alma”.
Como bien sabemos Job lo había
perdido prácticamente todo hasta su salud, él estaba enojado consigo mismo,
estaba pasando por una dolorosa y difícil etapa de su vida, estaba lleno de
preguntas, y no entendía lo que le estaba pasando.
En éste versículo Job expresa
profundos sentimientos de su corazón, y hay tres expresiones que debemos
considerar en Job 10:1, veamos:
a) “Está mi alma hastiada de mi vida”. En otras
versiones bíblicas dice: “estoy cansado de la vida” o “estoy cansado de vivir”.
Vemos en estas palabras como su alma está sumergida en un dolor o decepción tal
que no cree en un mejor futuro. Su fe se ha venido abajo y no quiere ahora la
vida. Su estado de ánimo está mal y no ve los beneficios y bendiciones de la
vida.
b) “Daré libre curso a mi queja”. Otras versiones de la Biblia nos dicen: “dejen que desahogue
mis quejas”. Aquí la palabra “queja” se
traduce del término hebreo “siakj” que además significa: congoja (angustia -
carga), es una meditación (sobre su dolor).
A veces pensamos que no podemos hacer esto, es decir, que como cristianos
no podemos expresar nuestras frustraciones delante de Dios, o que no es
correcto contarle al Señor nuestras decepciones, pero la verdad es que Dios si
espera que seamos sinceros delante de él, y como Padre quiere escuchar la
situación de sus hijos.
c) “Hablaré con amargura de mi alma”. En estas palabras vemos que su alma estaba llena de
amargura. Ya que no comprendía la pérdida de sus hijos, la pérdida de su
patrimonio e incluso la pérdida de su salud, la amargura era ahora su refugio.
La amargura es una raíz que genera muerte poco a poco,
es un veneno que quita la vida paso a paso. Es un veneno que sale por la boca,
pero tiene su morada en el corazón, y que se refleja en el rostro y en el
diario vivir. La amargura utiliza las palabras para contagiar a otros con su
veneno.
Se puede dar lugar a la amargura cuando no se pone en
las manos de Dios las crisis, cuando no se depositan en Cristo las cargas,
cuando no se logra confiar en él a pesar de todo. Cuando cuestionamos la obra
de Dios y creemos que él se ha equivocado y no ha hecho lo correcto, el enojo
empieza su obra en el corazón dando lugar a la raíz de amargura.
Las malas emociones generan enojo, amargura, deseos de venganza, miedo,
vergüenza, angustia, y no podemos ser vasijas de estas cosas, pues somos templo
del Espíritu Santo de Dios.
Cuando estas malas emociones se acumulan llega el momento en que la
persona explota haciéndose gran daño a sí misma y también lastimará
inevitablemente a otros, quienes son por lo general su familia.
La solución no es quejarnos, ni enojarnos, tampoco castigarnos a nosotros
mismos, ni culpar a Dios; lo que debemos hacer es ir a la presencia del Señor,
abrir nuestro corazón y expresarle con reverencia y sinceridad lo que nuestro
corazón está viviendo y sintiendo, para permitir así su poder sanador en nuestra
alma, pues Jesús vino a sanar a los quebrantados de corazón.
Sacar todo esto de nuestro corazón nos permitirá experimentar reposo,
descanso y paz, pues incluso el buen dormir nos ayudará a recuperar fuerzas
físicas y estabilidad en nuestra salud.
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3) Acepta la oración y la ayuda de otras personas. 1 Tesalonicenses 5:11.
“Por lo cual, animaos unos a otros, y
edificaos unos a otros, así como lo hacéis”.
La Biblia nos enseña que Dios mira de
lejos al altivo y soberbio. Por lo general pensamos que el orgulloso y soberbio
siempre habla fuerte y de manera áspera, pero la verdad es que el orgullo se
esconde también detrás de una voz suave y melodiosa.
El corazón sólo lo conoce Dios, y
muchas veces actuamos guiados por nuestro orgullo. Por eso vemos que hay
personas que no aceptan la oración de otros; o no reciben la predicación de
cierta persona porque no cumple con sus parámetros personales; o deciden no
servir en la iglesia local porque tienen un concepto equivocado de lo que es el
servicio a Dios, entre otras cosas.
A veces no aceptamos la ayuda de
otros porque somos autosuficientes, y creemos que todo lo sabemos y que todo lo
podemos.
Hasta que Dios en la vida misma nos
va enseñando que necesitamos de las otras personas, como cuerpo de Cristo somos
miembros los unos de los otros y nos necesitamos mutuamente; para esto es
fundamental un corazón humilde.
El mismo Señor Jesús por ejemplo,
vivió esto cuando abrió su corazón frente a sus discípulos compartiendo con
ellos su tristeza ante la proximidad de ir a la cruz:
Mateo 26:37-38
“Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a
angustiarse en gran manera. Entonces les dijo: Mi alma está muy triste, hasta
la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo”.
La Biblia nos recuerda la importancia
de animarnos los unos a los otros, edificarnos unos a otros, y por supuesto
orar los unos por los otros. Debemos reconocer que somos un cuerpo, y nos
necesitamos unos a otros.
Aislarse no es bueno. De hecho
recuerda que el león usa como estrategia de ataque aislar de la manada a su
víctima, pero cuando la manada pelea unida el león se queda sin alimento y
tiene que retirarse.
4) Examina tu vida y corrige lo que no está bien. Jonás 2:7-10.
“Cuando mi alma desfallecía
en mí, me acordé de Jehová, y mi oración
llegó hasta su santo templo… con voz de alabanza te ofreceré sacrificios y
pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová. Y mandó Jehová al pez, y
vomitó a Jonás en tierra”.
Algunas veces nuestra vida
tiene que llegar ciertos extremos para corregir aquellas cosas que no están
bien o que nos están haciendo daño. Vemos esto por ejemplo en la vida del
profeta Jonás, pues sólo cuando se halló en el vientre del gran pez reconoció
que estaba equivocado y buscó a Dios.
Este pasaje de Jonás
capítulo dos nos dice que cuando el alma del profeta desfallecía, es decir,
cuando se quedaba ya sin aliento se acordó de Dios y oró a él. Reconoció que su
decisión (huir de Dios y no ir a Nínive a predicar) había sido un gran error y
por eso se había alejado de la misericordia del Señor.
Así mismo decide Jonás,
según el versículo nueve, pagar sus promesas a Dios. Entonces había cosas que
él había prometido a Dios hacer, pero no las había hecho y en aquel vientre del
gran pez decide corregir aquello. Como resultado de su búsqueda de Dios y su
decisión de hacer cambios en su vida el pez lo llevó a tierra.
Es fundamental evaluar
nuestra vida y hacer las correcciones necesarias. Por ejemplo el Salmo 127:1-2 “Si Jehová no edificaré la casa, en vano trabajan
los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia. Por
demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis
pan de dolores; pues que a su amado dará Dios el sueño”.
Este es un pasaje que nos
recuerda la importancia de mantener en orden las prioridades en nuestra vida.
Podemos concentrarnos tanto en nuestros proyectos que nos olvidamos de Dios y
de su casa, y si no es el Señor quien edifica la casa o proyectos en vano es lo
que hacemos.
Recordemos por ejemplo, la
torre de Babel, los hombres de aquel tiempo quien sabe cuánto tiempo se
dedicaron a construirla, toneladas de material fueron usadas y miles de horas
de trabajo y esfuerzo se invirtieron, pero Dios mismo en sólo segundos la
derribó, porque aquello no nació en la voluntad del Señor, era el resultado de
la vanidad humana y de su propio orgullo.
Si Dios no está con
nosotros, si no estamos siguiendo las pisadas de Jesús, podemos trabajar en
exceso y superar dolores y obstáculos, pero eso no será efectivo, más bien todo
eso nos quitará el sueño y la paz.
Podemos ser buenos para
crear estrategias para el negocio, y madrugar a trabajar e ir tarde a reposar,
planear como proteger lo que hacemos, pero en vano será todo eso, si no es Dios
quien edifica la casa y quien guarda la ciudad.
Examinemos nuestras prioridades
y corrijamos nuestra agenda si no está en orden. No tenemos que esperar un mar
embravecido para viajar en el vientre de un gran pez, y entonces desde esa
condición difícil, reflexionar, buscar a Dios y corregir lo que no está bien.
5) Fortalece tu comunión con Dios. 1 Reyes 19:13-16.
“Y cuando lo oyó Elías,
cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he
aquí vino a él una voz, diciendo: ¿qué haces aquí Elías?” 1 Reyes 19:13.
El profeta Elías había
tenido una gran victoria en el Monte Carmelo, el fuego de Dios había descendido
y todo Israel se había postrado en la presencia de Dios reconociendo que él es
el Señor.
Pero entonces la reina Jezabel
promete quitarle la vida y ante esa amenaza el profeta Elías huye para salvar
su vida. Finalmente llega a Horeb, monte de Dios, y allí se refugió en una
cueva. A veces el desgaste emocional nos lleva a encerrarnos en nosotros
mismos, otros se encierran en su trabajo, otros se encierran en su casa, etc.
Y estando allí en una cueva
el Señor viene a Elías y lo ministra a través de su palabra, renueva su
confianza en Dios y le delega seguir adelante con su ministerio profético, y
por eso debe ir a ungir a dos reyes y a Eliseo quien será profeta en su lugar.
Con esa lección Dios le
recordó a Elías y a nosotros hoy, que ante los problemas no debemos huir o
desear morir, sino que debemos entrar en la presencia de Dios y allí no sólo
comprenderemos mejor sus caminos, sino que seremos renovados para seguir adelante,
vencer al enemigo y superar los obstáculos.
Dios ante los desafíos o
adversidades nos fortalece y alienta, pero lo más importante es que su
presencia nos da paz y seguridad, y de esta manera la angustia, la ansiedad, la
preocupación y demás emociones malsanas pierden su fuerza y quedan sometidas al
poder de Dios.
Cuando Moisés luchaba con
el desafío de dirigir a Israel por el desierto, sabía que enfrentaría enemigos,
era consciente de la escasez, sabía del intenso sol durante todo el camino,
además sabía que el pueblo no era nada fácil, por eso el Señor le dijo a
Moisés: “Mi presencia irá contigo, y yo te daré descanso” Éxodo 33:14.
Cuando fortaleces tu
comunión con Dios, aunque eres consciente del tamaño de los obstáculos sabes
que el poder de Dios es más grande y que por su fidelidad el Señor nunca te
dejará avergonzado.
Conclusión: A lo largo de la Biblia podemos hallar ejemplos de
siervos de Dios que se fatigaron emocionalmente y llegaron incluso a desear
morir. Pero no fue lo que sucedió, pues Dios siempre atento estuvo allí para
hablarles y restaurar sus vidas. Debemos acudir a Cristo, entrar en su
presencia y allí seremos renovados y fortalecidos para avanzar y alcanzar
aquellos que Dios nos ha preparado.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
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“Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos,
consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz,
y el Dios de paz y de amor estará con vosotros” 2 Corintios 13:11.
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jueves, 22 de agosto de 2019
lunes, 12 de agosto de 2019
El mensaje a la iglesia de Sardis es un mensaje para la iglesia de hoy, es un mensaje para cada uno de nosotros como hijos de Dios.
a) Cristo destaca el papel del Espíritu Santo en la iglesia. Apocalipsis 3:1.
“Escribe al ángel de la
iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete
estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y
estas muerto”.
Sardis era una ciudad rodeada por altas rocas por tres lados y por eso
se consideraba impenetrable, por lo que sus habitantes se sentían muy seguros y
por eso se confiaban, y en dos ocasiones fueron conquistados porque los
guardias se dormían (es interesante ver que prácticamente fue lo mismo que le
pasó a la iglesia, se confiaron y la muerte vino sobre ellos).
Sardis fue famosa por su industria de lana y tintorería. Ciudad
prospera. Tenía un templo a Cibeles (diosa de la fertilidad), conocida también
como Artemisa o Diana. Considerada por los griegos “la madre de los dioses, la
salvadora que escucha las oraciones”. Actualmente de Sardis sólo quedan
escombros.
A la iglesia de Sardis el Señor Jesucristo se manifiesta como el que
tiene los siete espíritus de Dios (esta expresión hace referencia a la plenitud
del poder del Espíritu Santo), además Cristo es quien tiene las siete estrellas
(símbolo de los siete pastores de aquellas siete iglesias).
Jesús, como aquel que todo lo conoce, revela la verdadera condición de
la iglesia: “tienes nombre de que vives, y estas muerto”. La muerte espiritual
había venido sobre la iglesia, celebraba reuniones que eran sólo rituales
religiosos y rutinarios.
El frio de la muerte espiritual gobernaba la iglesia, la adoración y la
alabanza no tenían vida, los sermones eran secos y fríos, la oración era un
rezo repetitivo, sin fuerza, sin pasión por Dios, y el servicio al Señor era un
simple formalismo.
b) Jesús instruye a la iglesia para superar la muerte espiritual. Apocalipsis
3:2-3.
“Sé vigilante, y afirma las otras
cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de
Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído, y guárdalo, y arrepiéntete.
Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré
sobre ti”.
“Sé vigilante” es decir “observa con
cuidado, mira atentamente, y cuida lo que está por morir”. La iglesia no estaba
muerta completamente, pero si no reaccionaba y hacia correctivos en su vida
llegaría a morir totalmente. El Señor había evaluado a la iglesia y había
hallado que sus obras no eran perfectas delante de Dios,
En el versículo tres el Señor Jesús
le dice a la iglesia que debe “recordar lo que había recibido y guardarlo”
(precisamente la iglesia es columna y baluarte de la verdad, es templo de Dios
y morada del Espíritu Santo, a través de ella fluye la vida de Dios en Cristo),
es decir debía reflexionar en aquellas bendiciones y privilegios que Dios les
había entregado, y debía preservarlos y continuar en ello.
Dice el Señor además: “arrepiéntete”.
No sólo se debían reconocer las fallas, errores y pecados, sino que era vital
el arrepentimiento. De lo contrario el mismo Señor vendría sobre la iglesia
cuando ésta menos lo pensara; por supuesto sería una visitación para traer
disciplina sobre su iglesia.
El Señor Jesús reconoce y exalta a
unos pocos cristianos de Sardis por su fidelidad e integridad, Apocalipsis 3:4
“Pero tienes unas pocas personas en Sardis
que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas,
porque son dignas”.
Es lamentable ver que sólo había en
aquella iglesia unos cuantos rectos delante de Dios, sólo eran unos cuantos los
verdaderos adoradores, sólo unos cuantos no habían manchado sus vestiduras,
sólo unos cuantos mantenían la pasión por la presencia de Dios y por el
Espíritu Santo.
c) Hay recompensa y bendición para el
que se arrepiente. Apocalipsis 3:5-6.
“El que venciere será vestido de
vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su
nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. El que tiene oído, oiga
lo que el Espíritu dice a las iglesias”.
Al que venciere se le vestirá de
vestiduras blancas, esto nos recuerda el vestido sacerdotal para aquel que
tiene el privilegio de servir en la presencia de Dios, y por tanto receptor de
todas las bendiciones que esto implica.
Además nos dice el versículo cinco en
la segunda parte que “no borraré su nombre del libro de la vida”. Este punto ha
sido de mucha discusión respecto a la salvación, pues algunas interpretaciones
enseñan que una vez el nombre de una persona es inscrito en el libro de la vida
nunca más se puede borrar, otros incluso dicen que los nombres están inscritos
desde antes de la fundación del mundo, etc.
Sin embargo la Biblia nos enseña que
el nombre que se inscribe en el libro de la vida, y que por tanto le concede
ciudadanía celestial, es el de aquella
persona que se arrepiente y nace de nuevo en Cristo, y si Jesús promete aquí no
borrar el nombre del vencedor, es porque no hacerlo es parte de la recompensa
para el que supera sus obstáculos.
La otra recompensa para el vencedor
es que el mismo Señor Jesucristo confesará su nombre ante la asamblea
celestial, teniendo como testigos al Padre celestial y a los millones y
millones de ángeles.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
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lunes, 5 de agosto de 2019
a) La revelación de Jesucristo a Esmirna. Apocalipsis 2:8.
“Y escribe al ángel de la
iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió,
dice esto:”
La ciudad de Esmirna era
una ciudad comercial y prospera. Su nombre significa “mirra”, y esto nos dice varias
cosas, pues la mirra era usada para embalsamar los cadáveres. Es un símbolo de
sufrimiento y muerte, era también uno de los ingredientes de la santa
unción.
Nos recuerda que las
pruebas y las adversidades son parte del camino que la iglesia debe recorrer, Esmirna
es un nombre que indica las luchas y obstáculos que la iglesia enfrentaría y
que con la ayuda de Dios superaría, por eso a esta iglesia Cristo se presenta
como “el que estuvo muerto y vivió”.
También esta iglesia Cristo
se presenta como el primero y el postrero, es decir él es el comienzo y el
final, él es el Eterno y todo lo llena. Es “el que estuvo muerto y vivió” la
muerte y el Hades no lo pudieron retener, él es “la resurrección y la vida”.
Esta ciudad fue destruida y
restaurada varias veces, y hoy día es la única de las siete ciudades que
existe, se llama “Izmir” y hay una comunidad cristiana allí. Lo que nos
recuerda que Cristo tiene el poder de restaurar lo dañado y es quien sostiene a
quienes en él perseveran.
b) Jesucristo conoce perfectamente a su iglesia. Apocalipsis 2:9.
“Yo conozco tus obras, y tu
tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se
dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás”.
La iglesia enfrentaba persecución,
tribulación, calumnias, etc. En esta ciudad había una gran comunidad de judíos
que se oponía con fuerza a los cristianos (una de sus principales armas de
ataque eran las calumnias y blasfemias).
Algunos miembros eran (materialmente
hablando) muy pobres y otros eran expulsados de su trabajo por su fe en Cristo.
Pero en medio de toda aquella oposición y escasez, Cristo era el sustento y fortaleza
de aquella iglesia.
Jesucristo advierte a la iglesia de
una persecución más fuerte e intensa, Apocalipsis
2:10. El versículo nos habla de cárcel, prueba, tribulación, muerte, lo que
nos enseña la intensidad de la adversidad. En medio de aquella prueba Dios
fortalecerá y sostendrá a su iglesia, por eso le dice: “No temas en nada lo que
vas a padecer”, es decir: “yo estaré contigo y te daré fuerzas, y te preservaré
para mi reino celestial”.
La frase “se fiel hasta la muerte”
nos recuerda la fidelidad del pastor de la iglesia de Esmirna en el primer
siglo, Policarpo, discípulo del apóstol Juan, quien ante los soldados romanos
era presionado para negar y maldecir a Cristo, y confesar que “Cesar era el
señor”.
Policarpo les respondió: “hace
ochenta y seis años sirvo a mi Señor, y ningún mal me ha hecho ¿cómo puedo
maldecir a mi rey, quien me ha salvado?” y murió en la hoguera. Enseña la
tradición que no fue el fuego el que le quitó la vida, pues las llamas nada le
hacían, por eso un soldado romano tomó una lanza y la atravesó en su
pecho.
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c) Jesucristo recompensa a su iglesia.
Apocalipsis 2:10-11.
“No temas en nada lo que vas a
padecer… Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. El que
tiene oídos oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no
sufrirá daño de la muerte segunda”.
En la parte final del versículo once
Jesús promete la corona de la vida a aquel que permanece fiel hasta la muerte.
Precisamente la fidelidad a Cristo es manifestada ante la adversidad. “La
corona de la vida” nos habla de poder, gobierno y autoridad sobre la muerte,
pues en Cristo tenemos vida, y reinaremos con él.
Esmirna era una ciudad de gran
belleza, igual que en la actualidad, por eso llamada hoy “La perla del Mar
Egeo”. En lo alto de la colina Pagos había un grupo de construcciones hermosas
llamadas: La corona de Esmirna, y por eso Jesús contrasta esta hermosa corona
con otra más valiosa, hermosa y eterna “La corona de la vida”.
Nuevamente en el versículo once el
Señor nos recuerda que este mensaje es también para todas las iglesias. El
vencedor, es decir el que permanece fiel, no sufrirá daño de la segunda muerte,
la “segunda muerte” es el nombre con el que también se designa el ser lanzado
al lago de fuego por la eternidad.
Recordamos pues que Jesucristo
guarda, recompensa y preserva a aquel que permanece fiel hasta el final. Para
Dios la fidelidad es una muestra de la fe y confianza en sus promesas. La
fidelidad al Señor queda en evidencia cuando el cristiano persevera en el
camino de la fe aun en los tiempos más críticos.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
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jueves, 1 de agosto de 2019
(El primer amor por Dios se renueva). Introducción: Como nos enseña Apocalipsis uno éste es un mensaje para
las siete iglesias de Asia menor. En los capítulos dos y tres el Señor le habla
a cada una de aquellas iglesias en particular, se presenta de manera diferente
a cada iglesia y le habla de acuerdo a su condición.
Aunque la iglesia de Efeso debe renovar el primer amor por Dios; sin duda estos mensajes son también para la iglesia universal, y siguen vigentes pues la palabra de Dios permanece para siempre. Es tiempo de buscar a Dios:
Aunque la iglesia de Efeso debe renovar el primer amor por Dios; sin duda estos mensajes son también para la iglesia universal, y siguen vigentes pues la palabra de Dios permanece para siempre. Es tiempo de buscar a Dios:
Renueva tu primer amor por Dios.
Consideremos este tema a la luz de la iglesia de Efeso:
a) Las obras, el trabajo y la perseverancia de la iglesia. Apocalipsis 2:1-3,
6.
Ante esta iglesia el Señor se presenta como el que tiene a sus siervos
en su mano derecha, los protege, los bendice y los forma. Además él es quien
anda en medio de los siete candeleros o de las siete iglesias. Es Jesús quien
da vida a la iglesia con su presencia y desea gobernarla para bendición.
A esta iglesia el Señor le dice: “Yo conozco…”. No era desconocido el
servicio y el trabajo de la iglesia de Efeso para el Señor, Jesús reconoce su
perseverancia y servicio, así como su resistencia a los falsos ministros. La
iglesia perseveraba fielmente a pesar de las adversidades y persecución.
La iglesia de Efeso también aborrecía la obra de los nicolaítas. Era
posiblemente una secta que mezclaba el gnosticismo, cristianismo con cultos
paganos y promovía la inmoralidad sexual). Algunos, sin plena confirmación, señalan
a Nicolás (el diacono) como autor y director de aquella herejía.
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b) La iglesia había descuidado su primer amor por Jesucristo. Apocalipsis 2:4.
La expresión “primer amor” significa:
el principal amor, el más importante amor. La Biblia al día dice: “ya no me
amas como al principio”. El nombre “Efeso” significa: amada, deseable,
precisamente la iglesia correspondía a ese amor de Jesús, pero poco a poco
aquel amor se descuidó hasta llegar prácticamente a apagarse.
Aquel amor con el que empezó a seguir
los pasos del Maestro, aquel amor con el que empezó a buscar su presencia y con
el que alimentaba su vida de adoración, fue menguando hasta que la rutina
religiosa ocupó aquel lugar y aunque servía a Dios, ya no lo amaba como al
principio.
Según Apocalipsis 2:5 el Señor mismo le dice a la iglesia lo que debe
hacer. Lo primero es “recordar”, es decir hacer memoria y repasar aquellas
alturas espirituales que había alcanzado como resultado de buscar a Dios, pues
de aquellas alturas celestiales había caído. El camino a seguir es el
arrepentimiento, y volver a las obras primeras, volver a las sendas
antiguas.
Si la iglesia no vuelve al primer
amor por Dios entonces dice Jesús: “quitaré tu candelero de su lugar”; es decir la
iglesia perdería la luz de Cristo que allí resplandecía, perdería la presencia
de Dios en ella. Aquella lámpara en Efeso se apagó un tiempo después,
actualmente Efeso es sólo ruinas, y no hay iglesia local cristiana en
kilómetros a la redonda. Sólo en Cristo encontramos verdadera vida...
c) El Espíritu Santo y su papel en la restauración
del primer amor por Dios. Apocalipsis 2:7.
Como podemos ver en éste versículo
siete, es el Espíritu Santo quien habla a la iglesia; en el versículo uno es
Cristo quien comienza hablando a la iglesia de Efeso y es el Espíritu Santo
quien termina haciéndolo, asunto que nos permite ver la perfecta armonía y
unidad entre Cristo y el Espíritu Santo.
Uno de los símbolos del Espíritu
Santo en la Biblia es el fuego, y es precisamente él quien aviva el fuego de
Dios en nuestro corazón, es vital entonces procurar y renovar la comunión con
el Espíritu Santo.
El texto nos llama a ser sensibles a
la voz del Espíritu Santo, y nos dice además que este mensaje comienza siendo
para la iglesia de Efeso, pero luego nos dice: “el Espíritu dice a las
iglesias” entonces es un mensaje para todos. El llamado de Dios es a vencer la
apatía e indiferencia hacia las cosas de Dios.
Aquel que con la fuerza de Dios logre
vencer y superar el doble ánimo, la pereza, la religiosidad, el enfriamiento
espiritual, el Señor “le dará a comer del árbol de la vida” es decir disfrutará
las bendiciones que Dios nos ha preparado en Cristo Jesús, podrá gustar y vivir
los privilegios del reino de Dios.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
- Renueva el primer amor por Dios -
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