“Él os enseñará y os recordará”. Juan 14:25-27.
En la última cena que celebra el
Señor Jesús con sus discípulos en el aposento alto, les enseña acerca del
carácter y obra del Espíritu Santo, Aquel que vendría a morar con y en ellos.
Hasta aquella noche el Maestro estaría con ellos físicamente, pero ahora les
está enseñando sobre Aquel que había de venir después de su partida, el
Espíritu Santo.
Juan 14:25-27 “Os he dicho estas
cosas estando con vosotros. Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el
Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo
lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el
mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.
En el versículo veintiséis el Señor
Jesús indica que el Padre celestial enviará al Espíritu Santo en su nombre, es
decir, el Consolador sería enviado en virtud de la obra del Señor Jesucristo en
la cruz del Calvario. Definitivamente todo se lo debemos a Dios, es por su
gracia, no por nuestras obras o méritos.
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El Señor Jesús sigue diciendo acerca
del Espíritu Santo: “él os enseñará… y os recordará”. Estas palabras nos
permiten ver una obra especial del Espíritu Santo en el cristiano.
La palabra “enseñar” aquí se traduce
del término griego “didasko” que quiere decir además: brindar instrucción; y la
palabra “recordar” se traduce del griego “jupomimnesko”, término que además
significa: hacer memoria, poner en la mente, llamar la atención.
Estas palabras nos enseñan una faceta
fundamental del Espíritu Santo en la vida del hijo de Dios, pues el Consolador
actuará como aquella voz que nos instruirá en lo que debemos hacer, y pondrá en
nuestra mente la palabra de Dios llamando nuestra atención cuando nos vamos a
equivocar; por eso el Señor dijo: “Él os recordará todo lo que yo os he
dicho”.
Es muy interesante considerar el
versículo veintiocho, pues aquí el Señor Jesús nos habla de la paz de Dios,
aquella que viene de él y no del mundo.
Es una paz sobrenatural y supera
nuestro entendimiento, con ésta paz la preocupación, la angustia y el temor se
disipan y desaparecen, pues el corazón confía completamente que Dios está en
control de todas las cosas. Por eso Jesús dijo:
“No se turbe vuestro corazón, ni
tenga miedo” Juan 14:27. En Cristo esta nuestra fortaleza y seguridad. Puedes
depositar toda tu confianza en él, nunca te fallará.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
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