Sermón: Dios tiene el poder para restaurar nuestra vida.
La palabra del Señor nos muestra que en esencia el plan de salvación para la humanidad es en realidad un poderoso proyecto de restauración. El Señor creó al ser humano a su imagen y semejanza, también le encomendó multiplicarse en la tierra, es decir, llenar la tierra de hombres y mujeres a imagen y semejanza del Creador.
Es muy importante, tener en cuenta que el Señor Dios le delegó al ser humano la administración de la nueva tierra y el cuidado de la misma.
Lamentablemente el ser humano hizo su propia voluntad y todo aquel diseño se dañó. Ante aquella desobediencia de Adán y Eva, el Señor empieza a desarrollar su plan de salvación o restauración. Dios es por excelencia restaurador.
Con este plan de restauración, el Señor desea hijos a la medida de la estatura de la plenitud del Señor Jesucristo, además él anhela discipular todas las naciones de la tierra, y por supuesto, establecer su reino en la tierra o gobierno divino sobre los hombres. Esto no ha cambiado, ha sido siempre su plan.
Es muy
interesante ver que en la Escritura, nuestro Dios mismo se presenta como el
Alfarero quien puede tomar una vasija hecha pedazos y hacerla de nuevo. El Señor
con sus poderosa y bondadosas manos restaura al que ha caído o ha sido
lastimado.
Esta imagen del alfarero haciendo su obra y restaurando la vasija que se ha dañado, podemos verla claramente en el libro del profeta Jeremías:
“Entonces descendí a la casa del alfarero, y allí estaba él, haciendo un trabajo sobre la rueda. Y la vasija de barro que estaba haciendo se echó a perder en la mano del alfarero; y de nuevo volvió a hacer de ella otra vasija, según le pareció mejor al alfarero hacerla de nuevo.
En aquel momento vino a mí palabra de Dios: “¿Acaso no puedo Yo hacer con ustedes, casa de Israel, lo mismo que hace este alfarero?" declara el Señor. “Tal como el barro en manos del alfarero, así son ustedes en Mi mano, casa de Israel”, según el libro del profeta Jeremías 18:3-6.
Dios
es Todopoderoso, nada hay difícil para él. Procuremos, pues, ser barro
moldeable en sus manos, para que él haga de nosotros la vasija que ha
dispuesto. Él es soberano y toda la gloria le pertenece a él, gracias Dios por
ser nuestro Dueño y Alfarero.
Escrito
por Pastor Gonzalo Sanabria.
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