“Pero Jehová estaba con José, quien llegó a ser un hombre próspero… Así halló José gracia a los ojos del egipcio, y lo servía; y él lo hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía. Y desde cuando le dio el encargo de su casa, Jehová bendijo la casa del egipcio a causa de José”. Gén. 39:2, 4-5.
La porción bíblica de hoy, destaca la bendición sobrenatural de Dios sobre José en la casa de potifar, capitán egipcio, y la razón se describe en la primera frase “Pero Jehová estaba con José”. Sus hermanos lo habían rechazado, su padre pensaba que estaba muerto, y él estaba en tierra extranjera, pero no estaba sólo, Dios estaba con él, y esto es lo más importante. La Biblia nos añade “y fue varón prospero”, el término hebreo “prospero” usado aquí es“tsalákj” y traduce además: empujar hacia adelante, triunfar, lograr (lo que nos deja ver la actitud de fe, pujante y diligente de José, a pesar de las circunstancias).
José halló gracia a los ojos de Potifar, es decir el favor de Dios estaba con José. El favor de Dios es aquella virtud, es aquel espíritu superior, es aquel resplandor, otorgado por Dios que hace destacar a sus hijos, que respalda de manera sobrenatural los oficios, profesiones, o proyectos encomendados a los hijos de Dios. Recordemos que la Biblia dice del profeta Daniel: “Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino” (Daniel 6:3).
Potifar entregó a José todo lo que tenía y le hizo mayordomo de su casa. Dios estaba usando al egipcio con todo su patrimonio, para formar al futuro gobernador de Egipto (José tenía aproximadamente 20 años de edad). José no sólo administró bien la gracia de Dios con él, sino que es evidente el temor de Dios en su corazón (el temor de Dios es aquel tesoro en el corazón que nos lleva a apartarnos del camino de perversidad, para andar por la senda de la integridad).
Aunque José tenía una gran autonomía sobre los bienes de Potifar, no tenía la Biblia cómo nosotros hoy, tampoco vivió la llenura del Espíritu Santo (experiencia neotestamentaria), y estaba en tierra extranjera, no se cedió a las ofertas de la esposa de potifar, ni a sus presiones, por el contrario dijo: “mi señor ha puesto en mi mano todo lo que tiene… ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” (Sin duda alguna, es un ejemplo a seguir).
Finalmente la Biblia nos dice “Jehová bendijo la casa del egipcio a causa de José” y Potifar lo vio. José no tuvo que decir, ni que gritar, ni que anunciar que Dios estaba con él, los demás lo vieron, Dios mismo dio evidencia de eso (No tenemos que gritarle a los demás que Dios está con nosotros, simplemente él dará testimonio de Su presencia).
Reflexión final: Es por eso que procurar la presencia de Dios, debe ser nuestra prioridad de vida. Fortalecer y crecer en nuestra intimidad con Dios es fundamental, y el Señor mismo nos quiere ayudar en esto, por eso envió su Hijo, su Santo Espíritu, y su bendita Palabra.
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