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SERMONES ESCRITOS LISTOS PARA PREDICAR
. . Sermones escritos listos para predicar - para predicar. A continuación ponemos a tu disposición un listado de sermones escr...
jueves, 25 de febrero de 2016
Introducción: Ante la dificultad en muchas
ocasiones aparece el desánimo y el deseo de abandonar como una opción. Todos
hemos enfrentado momentos críticos aún el Señor Jesús, pero siempre perseveró y
el mismo Padre celestial lo fortaleció cuando la situación era altamente
difícil. No importa cuán grande es el obstáculo, sí está delante de ti levanta
tus oración a Dios y el cielo se moverá a tu favor…
FORTALEZA ANTE LA
DIFICULTAD
“diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta
copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del
cielo para fortalecerle” Lucas 22:42-43.
El contexto del pasaje de hoy nos enseña que
el Señor Jesús ha ido al huerto Getsemaní a orar con sus discípulos pues en
pocas horas vendrán a capturarlo. Su alma está muy triste hasta la muerte y
pide a sus discípulos que oren con él. Se aparta un poco de ellos y puesto de
rodillas oró. Posición que indica su dependencia del Padre celestial y su
sometimiento a la voluntad divina. Esto nos recuerda que orar antes de momentos
críticos e importantes de nuestra vida es fundamental.
Es muy interesante ver como el Señor Jesús
comienza su oración: “Padre”. Palabra que nos dice muchas cosas:
1) Tiene una clara identidad como hijo de Dios. No
sólo ora al Dios creador de todo, sino a su Padre, habla con Aquel que
personalmente le cuida y respalda.
2) Acerquémonos a Dios como un hijo se acerca a su
padre, con amor y confianza, él quiere oírnos, enseñarnos y ayudarnos en cada
situación de nuestra vida.
3) Su oración no es religiosa, tampoco es incierta ni
confusa. Jesús abre con sencillez y transparencia
su corazón al Padre, como un hijo cuando va a su papá para solicitar de él
ayuda, consejo y respaldo.
Ir a la cruz (lo que Jesús llama: “ésta
copa”) es sin duda un momento no sólo doloroso físicamente, este sacrificio
envuelve muchas cosas que provocaban en el corazón del Maestro una profunda
tristeza, llevaría en su cuerpo las enfermedades, maldiciones, castigo y juicio
del mundo entero. El Verbo se hizo carne, se hizo siervo y es condenado como un
criminal, soporta los ultrajes y humillación de sus propias criaturas (los
hombres). Experimentaría en su cuerpo humano la muerte, evento que nunca antes
había vivido, y por un tiempo vive en soledad llevar sobre sí el pecado del
mundo, por eso dijo: “¿Padre, por qué me has desamparado?”.
Era tan extremo ese momento que dice: “si es
posible aparta de mí ésta copa”, pero inmediatamente expresa: “pero no se haga
mi voluntad sino la tuya”. Gran y profunda expresión. Pues el Señor está
dispuesto a pasar semejante situación y rinde su voluntad a la del Padre, esto
nos recuerda que lo más importante no es hacer según nuestra propia voluntad,
ni orar pidiéndole a Dios que nos conceda lo que deseamos o anhelamos según
nuestro propio corazón, sino que debemos pedirle: “Señor, hágase tu voluntad en
mi vida”. Nótese que esta es la esencia de la vida cristiana, desde Adán hasta
nuestros días Dios busca corazones más dispuestos a hacer Su voluntad que la de
ellos mismos.
Sólo el evangelio de Lucas nos añade éste
hermoso y poderoso detalle: “Y se le apareció un ángel del cielo para
fortalecerle”. El Padre celestial le responde a su Hijo enviándole fuerzas del
cielo para atravesar aquel momento, el más importante y difícil de su vida, y
Dios no lo desamparó, de la misma manera el Señor nunca deja a sus hijos a la
deriva, él siempre está pendiente de su simiente.
Es muy importante también ver que el Padre
celestial le dio fuerzas para ir a la cruz. Dios no quitó la cruz del camino
sino que lo fortaleció para enfrentarla y superarla. De igual manera hay
obstáculos que forman parte del camino y que el Señor “mágicamente” no los va a
quitar, sino que te dará las fuerzas y sabiduría para enfrentarlos y aprender a
superarlos, pues crecerás, te fortalecerás y serás apoyo y ayuda para otros, de
tu experiencia muchos se alimentarán y serán bendecidos.
Reflexión final: Dios es nuestra ayuda y fortaleza. Es
fundamental depender de él y seguir su consejo. Rindamos al Señor nuestra
voluntad y él hará lo mejor por nosotros y para otros. Aunque aparezcan
obstáculos no temas, Dios es nuestro escudo y quien pelea por nosotros. Así
como el Padre honró al Hijo por su obediencia, también te bendecirá y pondrá en
alto por cuanto escogiste seguir el mandamiento del Señor.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
Te invitamos a leer: “LA HISTORIA DE JONÁS Y EL GRAN PEZ”.
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