“Pero os digo en verdad, que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios. Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar. Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente”. Lucas 9:27-29.
La comunión con Dios nos transforma. Cuando el Reino de Dios se establece en un corazón, en una ciudad o en una región, hay una transformación. En el vrs. 27 Jesús ha dicho que algunos de ellos iban a ver el Reino de Dios antes de morir (algunos creen que para ver y participar del Reino de Dios, hay que morir primero, pero no es así). Jesús llamo a sus tres discípulos más cercanos, los que compartían con él momentos muy íntimos, y fueron testigos del Reino.
La gloria de Dios nos transforma (“he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías, quienes aparecieron rodeados de gloria,”, Lc. 9:30-32). La palabra gloria en hebreo traduce: honor; honra; gran cantidad; multitud; riqueza; reputación; majestad; esplendor, importancia, peso; y en griego traduce: esplendor, grandeza, magnificencia, brillo. La Gloria de Dios es la manifestación grandiosa, poderosa, magnifica de su presencia.
Esa transformación la ha diseñado también Dios para nosotros, pues ya en el N.T. la Escritura lo declara: “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”, 2 Cor. 3:18, la palabra transformación viene del gr. metamorfoo, raíz de nuestra palabra metamorfosis: proceso compuesto por varias etapas de formación de un estado larvario a la adultez.
El texto dice: “de gloria en gloria”, otras versiones dicen: “con gloria creciente”; “cada vez más gloriosos”; “cada vez tenemos más de su gloria”; “cada día con mayor resplandor”, indicando que vamos de un nivel de gloria a otro, la meta es la misma imagen del Señor, participando el Espíritu Santo en ésta labor.
Reflexión final: Dios ha planeado que nuestra vida sea un continuo crecimiento, Dios ha enviado a su Hijo para mostrarnos el camino, Dios ha enviado su Espíritu Santo para que sea nuestro consolador, maestro y guía, Dios nos ha dado su poderosa palabra y nos llama a caminar con él, y en ése andar seremos transformados, de gloria en gloria… Dios quiere traer cambios a tu vida, cosas nuevas, búscalo y déjalo actuar en ti.
Te invitamos a leer: "EN JESÚS HAY VIDA Y RESTAURACIÓN".
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