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SERMONES ESCRITOS LISTOS PARA PREDICAR
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sábado, 27 de agosto de 2016
Génesis 21:1-2 “Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado. Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho”.
Sin duda un gran privilegio el de Sara pues “Dios la visitó”, esto fue algo glorioso en su vida, pues el Señor mismo vino a ella. En la actualidad los hijos de Dios somos templo del Espíritu Santo, y ante esto debemos desear mucho más que una “visitación”, debemos anhelar una relación íntima y constante con el Señor...
Es necesario y fundamental que anhelemos estar con el bendito Consolador, tanto como él anhela estar con nosotros, pues el apóstol Santiago en la Biblia nos dice: “¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?” Santiago 4:5, sin embargo creo que por muchas razones o excusas nuestras, ese anhelo del Espíritu Santo es correspondido medianamente.
El pasaje bíblico nos dice que el Señor hizo esto “como había dicho… como había hablado”, Dios lo había prometido y lo cumplió.
Sin duda cada uno de nosotros hemos experimentado en algún momento de nuestra vida la decepción, la tristeza o el dolor, ante el incumplimiento de promesas que otros nos han hecho; pero cuando se trata de las promesas del Señor, podemos estar tranquilos y seguros, pues él no miente, ni se retracta, nunca falla, él cumple su palabra, pues en él no hay cambio ni sombra de variación, es decir en él no hay el más mínimo margen de error.
El patriarca Isaac nace en la vejez de Abraham y Sara. Podemos recordar que ambos se habían reído cuando el Señor les hizo ésta promesa, pues eran de edad avanzada. Es en éste contexto cuando Dios hace la pregunta: “¿hay alguna cosa difícil para Dios?” Génesis 18:14, y la respuesta fue una sola: “No, no hay nada difícil para Dios”.
Aunque podamos ver las circunstancias adversas y contrarias, o tal vez nuestra razón nos diga que no es posible y otras personas concluyan diciendo que es una fantasía, sí el Señor lo dijo, él lo hará. Entonces persevera, continúa avanzando, él es fiel a su palabra, él no te miente y no te decepcionará, no te abandonará.
Vemos que la Biblia nos dice: “Dios lo hizo en el tiempo que había dicho”. La verdad es que generalmente nos cuesta esperar ¿por qué? Por nuestro orgullo, por nuestra ansiedad, por querer mostrar resultados a los hombres, porque queremos decir: “yo tenía la razón”, entre otros. Pero, el Señor no está de afán, no se anticipa ni llega tarde, todo lo tiene planeado, nada lo toma por sorpresa, sólo requiere de sus hijos: obediencia y fe.
Conclusión: Es necesario fortalecer nuestra intimidad con el Señor, pues él quiere estar con nosotros y allí nos hará entender su infinita grandeza y fidelidad para cumplir sus promesas en su tiempo, allí aprenderemos a caminar en armonía con sus tiempos, y allí somos más conscientes de que nuestra vida está en sus manos, sin duda las mejores manos. Él sabe a donde nos lleva.
Te invitamos a leer: "LA ADORACIÓN TRAE LA PRESENCIA DE DIOS".
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria para Web Recursos cristianos. Autorizado para ser publicado en Mensajes y sermones para predicar
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