Introducción: Con
frecuencia nos preguntamos ¿qué quiere Dios que yo haga? ¿Qué cosas debo
corregir? Hoy vamos a estudiar un aspecto de nuestra vida que es muy importante
para caminar en bendición y victoria. Recuerda que cosecharemos mañana, lo que
hoy nosotros hagamos.
Cuidado con el destructor.
1) La murmuración nos hace jueces, y sólo Dios es juez. Números 16:41.
“El día siguiente, toda
la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo:
Vosotros habéis dado muerte al pueblo de Jehová”.
El contexto nos enseña que
Coré, Datan y Abiram se rebelaron contra Moisés y contra Aarón, y como
resultado de aquella rebelión murieron ellos, sus familias y doscientos
cincuenta hombres más que los seguían.
Como podemos ver al día
siguiente Israel murmuró contra ellos acusándolos de la muerte de aquellos que
se habían revelado. Lamentablemente ellos habían escogido hacer lo malo y por
eso el juicio vino sobre sus vidas, pero ahora acusan a Moisés y a Aarón.
Llevados por su enojo o
disgusto expresaron palabras apresuradamente, juzgaron y condenaron a Moisés y
a Aarón como culpables. Una calumnia es una acusación falsa contra alguien con
intención de perjudicarle.
Debemos recordar que la
vida y la muerte están en poder de la lengua y que a Dios daremos cuenta de las
palabras ociosas o mal intencionadas que hablemos. Cuando hablamos lo que otros
dicen y su naturaleza es dañina, entonces caemos en la calumnia o murmuración.
Por eso la Biblia dice: “murmuraron contra”.
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2) La murmuración desata el juicio de Dios. Números 16:42-45.
“Y aconteció que cuando se juntó la congregación
contra Moisés y Aarón, miraron hacia el tabernáculo de reunión, y he aquí la
nube lo había cubierto, y apareció la gloria de Jehová. Y vinieron Moisés y
Aarón delante del tabernáculo de reunión. Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Apartaos
de en medio de esta congregación, y los consumiré en un momento. Y ellos se
postraron sobre sus rostros”.
Como podemos ver aquella murmuración
empezó a contagiar a otros (es como un cáncer que empieza a crecer y se expande
en otras partes de cuerpo), pues dice la Biblia que la congregación se juntó contra Moisés y contra Aarón (versículo
42).
La nube de Dios, la gloria del Señor,
su misma presencia descendió en medio del campamento de Israel, pero
lamentablemente no había venido como resultado de la adoración sino como
resultado de la murmuración.
Dios habla a Moisés, pero en esta
ocasión no son palabras de prosperidad ni de victoria, sino de disciplina a su
pueblo. Moisés y Aarón al escuchar las palabras de juicio de Dios se postran
sobre sus rostros, ellos saben muy bien que ante estas sentencias, humillarse
delante del Señor es lo mejor.
Debemos cuidar las palabras de
nuestra boca para no murmurar contra Dios, ni contra su voluntad, ni contra su
provisión, ni contra las pruebas que pone delante de nuestros pies, más bien
debemos humillarnos y permitir su obra en nuestros corazones.
3) La intercesión genuina y sincera detiene el poder de la muerte. Números
16:46-49.
“Y dijo Moisés a Aarón: Toma el incensario, y pon
en él fuego del altar, y sobre él pon incienso… y haz expiación por ellos, porque
el furor ha salido de la presencia de Jehová; la mortandad ha comenzado.
Entonces tomó Aarón
el incensario, como Moisés dijo, y corrió… y he aquí que la mortandad había
comenzado… y él puso incienso, e hizo expiación por el pueblo, y se puso entre
los muertos y los vivos; y cesó la mortandad. Y murieron catorce mil
setecientos, sin los muertos por la rebelión de Coré”.
Un intercesor es aquel que se pone en
medio a favor de alguien en crisis, en desgracia, en dificultad. La intercesión
es aquella oración que levantamos a favor de una persona, de un pueblo o de una
nación, como lo vemos aquí.
Moisés da orden a su hermano Aarón
para que se apresure a orar por la congregación, pues el furor (enojo, ira)
había salido de Dios y la mortandad había comenzado (la murmuración produce
enojo en el corazón del Señor y da lugar a la muerte).
Hacer expiación básicamente era
cubrir el pecado con la sangre de animales, porque la paga del pecado es la
muerte. La Biblia nos dice que Aarón se puso entre los muertos y los vivos y
cesó la mortandad.
La murmuración se convierte entonces
en una poderosa arma para el reino de las tinieblas, por eso Jesús dijo:
“Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian” Lucas 6:28.
Entonces de nuestra boca debe salir bendición y no maldición, oración y no
conflictos ni rivalidades.
Ante aquella intercesión de Aarón la
mortandad cesó, y no fue más grande. Entonces podemos decir que la ausencia de
oración facilita la acción de la muerte. La oración cubre nuestras familias, la
oración cubre nuestras vidas y permite la manifestación de la gloria de
Dios.
4) La murmuración permite la obra del destructor. 1 Corintios 10:10.
“Ni murmuréis, como
algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor”.
El apóstol Pablo advierte a
la iglesia de Corinto y a nosotros hoy, sobre el peligro de la murmuración y
sus efectos, por eso nos dice: “No murmuréis”. La palabra “murmurar” aquí se
traduce del término griego “gonguzo” que además significa: quejarse, criticar,
gruñir (decir algo en tono bajo).
La palabra destructor se
traduce del término griego “olothreutes” que además significa: exterminador,
serpiente venenosa. La raíz de esta palabra significa: arruinar, matar.
Entonces es un espíritu cuya naturaleza es arruinar poco a poco la vida
espiritual, la salud física y emocional, y las finanzas.
Generalmente usamos la
murmuración cuando estamos pasando por un tiempo difícil, cuando estamos en
tiempo de prueba, cuando el Señor nos está disciplinando o está transformando nuestro
carácter.
Como bien nos enseña la
Biblia el pueblo de Israel murmuró una y otra vez por el desierto, su queja se
escuchó una y otra vez, y fue precisamente esto lo que hizo que el desierto se
hiciera más largo.
La murmuración, la
calumnia, la queja y hacer las cosas de mala voluntad son palabras y actitudes
que nos hacen perder las bendiciones, nos hacen retrasar las conquistas (pues
la tierra prometida fue alcanzada cuarenta años después), nos impiden ser
promocionados.
Conclusión: Dios desea lo mejor para sus hijos y por eso nos
instruye y hoy nos enseña la importancia de cuidar nuestra manera de hablar y
evitar la murmuración. Más bien debemos orar y bendecir, hacer la voluntad de
Dios siempre será para vida y bendición.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
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