Dios le dice a Josué: “No desmayes”, ¿Por qué? Porque en el capítulo anterior el ejército de Israel había sido derrotado por un pequeño poblado llamado “Hai”. Entonces las experiencias traumáticas pasadas (entre ellas pequeños fracasos) generan miedo a intentarlo de nuevo.
Pero estas situaciones debemos aprovecharlas para enfrentar y vencer los miedos del pasado. Recuerda no nos ha dado Dios espíritu de cobardía sino de poder, amor y dominio propio.
Hebreos 12:1b, 2-3 “… Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús… quien sufrió la cruz, menospreció el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió… para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar”.
La palabra de Dios nos enseña varias cosas muy importantes aquí. En primer lugar, se nos aconseja desechar todo peso y pecado que nos asedia o estorba. A veces llevamos cargas que no hemos depositado en las manos del Señor, o lidiamos con conductas que a Dios no le agradan. Es necesario acudir a Cristo y dejar todo eso en su altar, para correr livianos.
Hemos de enfrentar y con la ayuda de Dios superar cosas como: El agotamiento, las dudas, las tentaciones, las pruebas, las preocupaciones y los temores, además de las dificultades emocionales y ataques demoniacos. Pero siempre ten presente: Mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo.
Jesús tuvo que superar la persecución, la oposición, el rechazo, la burla, las calumnias y la traición, entre muchas otras cosas. Pero, fortalecido en Dios superó el desánimo hasta llegar a la meta de la voluntad de su Padre celestial. De igual manera, Dios está contigo, no temas, ni desmayes, el Señor tu Dios te fortalece.
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