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SERMONES ESCRITOS LISTOS PARA PREDICAR
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jueves, 29 de septiembre de 2016
El Señor mismo era quien iba delante de Israel en su caminar por el desierto, aunque era complicado y difícil, esto era parte del camino (En ésta sección del camino Israel aprendería el poder de la fe, de la alabanza, desarrollaría su confianza e intimidad con el Señor, conocería al Dios proveedor). Era un desafío atravesar aquel desierto, pero lo más importante era que el Señor mismo iba con ellos. Por lo tanto sería el desierto un lugar de revelación, y con muchas oportunidades para ver la gloria divina, pues a mayor dificultad, mayor nivel de gloria.
Éxodo 15:22-25 “E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua. Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas… Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó”
Podemos concluir que el desierto es parte del camino, y éste nos habla de aridez, soledad, peligro y adversidad. La Biblia nos dice que ellos llegaron al desierto de Shur, en hebreo Shur viene de un término que significa: “pared”, “muralla” (es figura de algo a superar), además, Israel llevaba “tres días sin hallar agua”, con facilidad esto produce preguntas y dudas, y nuestras reacciones son diversas ante la adversidad.
La Biblia nos sigue diciendo que “el pueblo murmuró” y la murmuración hace más difícil y amargo el camino. La palabra “amargo” es el adjetivo calificativo de un sabor; ante ésta situación los israelitas “murmuraron contra” (La versión bíblica DHO, dice: “Hablaron mal contra”), ésta frase equivale a “obstinadamente se quejaron”, acababan de tener una gran victoria y ver uno de los más grandes milagros de la Biblia: El Señor abrió el Mar Rojo para que ellos pasarán y ven caer el ejército egipcio.
Lamentablemente fue la continua queja la que no permitió que el pueblo de Israel superara rápidamente el desierto. Si la alabanza produce un aroma que al cielo agrada, la murmuración genera un mal olor y un sabor amargo que Dios no recibe.
La Biblia nos enseña que la sanidad viene de Dios, y ante la dificultad, debemos buscarlo. Dice la Escritura: “Moisés clamó a Jehová”, es lo que debemos hacer ante la adversidad, “no gastes tu fuerza quejándote, invierte tus energías buscando al Señor”. Dios le mostró a Moisés que debía hacer, es en Su presencia que viene la revelación para sortear los problemas, es en su presencia dónde viene dirección y revelación.
El Señor tiene el poder de transformar la crisis. El texto nos dice que: “y las aguas se endulzaron”, Dios puede cambiar el sabor amargo por el sabor más dulce, él puede cambiar los sabores amargos de cada momento de nuestras vidas. Dios trae sanidad al corazón herido.
Nos sigue diciendo la Escritura: “Y allí los probó”, Dios nos prueba, ¿Cómo respondemos ante las circunstancias de la vida que permite Dios que lleguen a nosotros? Podemos murmurar, quejarnos, enojarnos, desanimarnos, volver atrás (como quiso en algún momento Israel), o hacer lo correcto: buscar al Señor y seguir sus instrucciones.
Conclusión: El Señor es quien va delante de nosotros, y nuestro corazón puede descansar en esto, pues él es amor y por su bondad nos llevará al mejor destino que tiene preparado para nosotros. Aunque a veces nuestra vida pase por momentos amargos, esto es temporal, pues el Señor cambiará los sabores y nuestra vida seguirá avanzando hacía el destino planeado para nuestra vida.
Te invitamos a leer: "BUSCAR A DIOS ES LA SOLUCIÓN".
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria para Web Recursos cristianos. Autorizado para ser publicado en Mensajes y sermones para predicar - Dios nos lleva a la bendición -
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