Introducción: (La oración a Dios) Ante las dificultades o
grandes obstáculos podemos pensar en hacer muchas cosas, e incluso podemos
dejar de lado la oración. Precisamente eso es lo que buscan las tinieblas, pero
el Señor Jesús nos anima a orar y no desmayar. Todo aquel que pide recibirá,
Dios no es indiferente a tu oración…
Sermón: La oración a Dios.
El Señor Jesús respecto a la oración
enseñó en Mateo 7:7-8 “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se
os abrirá, porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que
llama, se le abrirá”. Esto respecto a la oración constante y motivada por la fe
en el poder de Dios.
Como podemos ver hay varios verbos
que nos invitan a la acción: pedir, buscar, llamar. Son palabras que no sólo
indican hacer algo, sino que nos enseñan que debemos ser parte activa en la
generación de la respuesta de Dios. No podemos ser pasivos o indiferentes en
cuanto a la oración, tenemos que involucrarnos en un clamor diligente y
perseverante.
También es muy interesante ver que
son tres verbos principales aquí: pedir, buscar y hallar, pues en la Biblia el
número tres indica perfección en testimonio, es decir ésta oración confiada y
perseverante se levanta como un testimonio poderoso delante de Dios cuya fuerza
toca el corazón del Señor quien no se quedará quieto ni callado.
Es una oración en la que no sólo se
habla con Dios, es aquella que presenta con solicitud los profundos anhelos del
corazón que con sencillez pero con fe son presentados ante el Soberano Dios,
Señor y dueño de todas las cosas. Es un clamor que reconoce que el poder y
máxima autoridad es Dios mismo.
El Señor Jesús nos enseña que la
oración constante y confiada alcanza poderosas respuestas de Dios, la persona
que ora y persevera nos dice el texto bíblico: “recibirá, hallará y se le
abrirá”. Entonces las bendiciones y respuestas vendrán sobre aquel que ora, las
puertas cerradas serán abiertas para aquel que clama. Ninguna persona que clama
a Dios saldrá con las manos vacías.
El Señor Jesús nos sigue enseñando
según Mateo 7:9-11 “¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le
dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si
vosotros siendo malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos ¿cuánto más
vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”. Se
añade aquí un factor muy importante en la fe de aquel que ora.
Sí los padres terrenales con una
naturaleza pecaminosa o caída procuran dar buenas cosas a sus hijos cuando
piden, mucho más grande y perfecta es la bondad de Dios Padre que responderá
con lo mejor del cielo al clamor de sus hijos. Es entonces fundamental creer en
la bondad de Dios y en su fidelidad y poder.
El texto bíblico nos dice que Dios
“dará buenas cosas a los que le pidan” frase que nos enseña que el objetivo de
Dios es bendecir con “buenas cosas” y estas cosas no son necesariamente son las
que deseamos, sino aquellas “buenas” según el propósito y naturaleza de nuestro
Padre celestial. Éstas cosas serán para aquellos que “pidan” nos dice Jesús. Por
tanto el requisito aquí es pedir, asunto que sin duda en primera instancia
implica fe. Pues si no creemos ni siquiera tomaríamos la iniciativa de orar.
Ésta porción finaliza con lo que se
conoce como la Regla de oro: “Todas las cosas que queráis que los hombres hagan
con vosotros, así también haced vosotros con ellos”. Vemos aquí una vez más el
principio de la siembra y la cosecha, entonces toda injusticia que el hombre
siembra será la injusticia que cosechará.
El bien, rectitud y bondad que
esperamos que los hombres tengan con nosotros es precisamente el bien, rectitud
y bondad que hoy debemos sembrar. Así como en lo natural sembrar implica
esfuerzo y superación de obstáculos, y la cosecha es abundante y hermosa;
debemos esforzarnos con la ayuda de Dios sembrar semillas de amor, perdón y
rectitud para cosechar un hermoso fruto consecuente mañana.
Conclusión: El
Señor Jesús nos invita a orar sin renunciar, aunque existan obstáculos Dios
mismo nos da su fuerza y ayuda, él no sólo nos escuchará sino que con bondad y
amor responderá, él no será indiferente al clamor de sus hijos. Busca, llama y
pide, pues Dios te responderá dejándose hallar, te bendecirá y te abrirá
puertas que sólo su poder puede abrir.
Escrito por pastor Gonzalo Sanabria.
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