Introducción:
Después de la crucifixión de Jesús los discípulos volvieron a pescar y las
mujeres lloraban la muerte del Maestro, cuando todos creían que ya todo había
terminado, el Señor Jesucristo resucita y se aparece a las mujeres y a sus
discípulos. Cuando creemos que todo está acabado o que ya no hay esperanza,
Dios se manifiesta haciendo cosas maravillosas…
Jesús consuela al afligido.
Mateo 9:1 “Entonces, entrando Jesús en la barca,
pasó al otro lado y vino a su ciudad”.
Este
versículo nos enseña que Jesús atraviesa el mar de Galilea y viene a su ciudad.
Surgen preguntas como: ¿De dónde viene el Señor? ¿Y cuál es su ciudad? El
contexto y los pasajes paralelos en los evangelios de Marcos y Lucas nos
enseñan que él viene de la tierra de Gadara, ha liberado allí al endemoniado
gadareno.
El
Señor Jesús viene a “su ciudad”. Nuevamente nos enseñan Marcos y Lucas que esa
ciudad es Capernaum. Jesús nació en Belén, creció en Nazaret, pero su
ministerio tuvo como ciudad base Capernaum. Cuyo nombre significa: “Ciudad de
consuelo”.
Todo
ser humano necesita consuelo, pues todos vivimos diferentes experiencias
tristes o dolorosas, y fue precisamente eso lo que el Señor llevó a Capernaum.
Es
interesante ver que allí el Señor Jesús hizo muchos de sus milagros. En la
Biblia la palabra consuelo tiene que ver con estimulo, es decir Jesús llegó
allí no sólo para consolar a los afligidos, sino para animarlos con su poder,
mediante sus milagros hizo palpable la presencia de Dios en Capernaum, no
estaban solos Dios estaba con ellos.
Cabe
destacar aquí que Jesús estaba de vuelta, de ida a Gadara la barca había atravesado
por una feroz tormenta en medio del mar de Galilea, tan fuerte que los
discípulos pensaron que iban a morir, pero Jesús calmó la tormenta. Ahora de
venida el mar estuvo tranquilo, su viaje fue sin ningún inconveniente. Lo más
importante no son las condiciones del tiempo, sino que caminemos con Cristo.
Conclusión: Así como Jesús hizo
muchos milagros en Capernaum, sigue haciéndolos hoy. Mediante su poder el Señor
da consuelo al afligido y restaura sus fuerzas. El ministerio de Jesús fue
único y lo delegó en su iglesia, por eso llevemos por todo lugar las buenas
nuevas, enseñando siempre que en Cristo hay salvación, liberación y vida
eterna. Esto es la verdadera consolación que el
mundo necesita.
Escrito por pastor Gonzalo Sanabria.
Te invitamos a leer el sermón:
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