Confiemos en Dios y rechacemos la queja

Confiemos en Dios y rechacemos la queja

Como hijos de Dios en este mundo enfrentamos una batalla con varios frentes, quiero decir a veces es espiritual, otras veces es contra las obras de la carne, en otras ocasiones es contra nuestro propio carácter orgullos y egoísta.

Y ante esta realidad, por supuesto, la pregunta es ¿Cómo ganar? Nuestro Señor Jesucristo venció en todos los frentes, venció al diablo y sus potestades en la cruz, fue tentado en todo pero sin pecado, y vivió una vida de completa obediencia al Padre, y ahora el Señor Jesucristo vive en nosotros y por eso podemos vencer.

Es fundamental guardar nuestro corazón de los dardos de duda e incredulidad que nos lanza el diablo; además de guardar nuestra boca de la queja y de la murmuración para no dar lugar al enemigo.

La palabra de Dios nos enseña en Números 20:1-3 “Llegaron los hijos de Israel, toda la congregación, al desierto de Zin… y allí murió María, y allí fue sepultada. Y porque no había agua para la congregación, se juntaron contra Moisés y Aarón. Y habló el pueblo contra Moisés, diciendo: ¡Ojalá hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros hermanos delante de Dios”.  

Es una imagen irreal creer o pensar que no vamos a enfrentar dificultes, o enemigos que derrotar. En el camino de la obediencia, podemos encontrarnos con calumnias, murmuración, oposición interna, decepciones, entre otras cosas.

La verdad es que podemos estar haciendo la voluntad de Dios y ser cuestionados, rechazados o calumniados. Obedecer al Señor no nos exonera de la oposición o adversidad, pero Dios siempre nos ayudará y fortalecerá para vencer y avanzar.

La palabra de Dios nos enseña que Moisés estaba haciendo la voluntad del Señor, era él mismo quien lo guiaba de día y de noche (la Biblia nos dice que una nube y columna de fuego respectivamente los dirigía).

Sin embargo, a pesar de tener a la vista este milagro, enfrentaron un momento complicado, pues “no había agua para la congregación”, y el pueblo de Israel reacciona juntándose contra Moisés y Aarón, y con enojo hablan contra ellos (ésta reacción de Israel es una oportunidad para preguntarnos ¿Cómo actuamos ante la adversidad y ante las crisis?).  

La vida misma nos enseña que algunos ante la dificultad se enojan o murmuran contra Dios, otros huyen, otros se desaniman, etc; pero el Señor espera que sigamos avanzando en Su voluntad y creyendo en sus fieles promesas.  

Debemos tener en cuenta que no aprender de las lecciones del pasado, es construir los errores de mañana. Los israelitas una vez más caen en el pecado de la murmuración, según Números 20:4-5. En los casos pasados el resultado había sido muy triste, doloroso y trágico.

El pueblo de Israel llevaba décadas caminando por el desierto, muchos hebreos han muerto por la dureza de corazón, pero aun así, el pueblo vuelve a murmura contra Dios. Hablan mal del Señor, con enojo en sus palabras, aunque Dios iba delante de ellos y nunca faltaba con el maná y con su protección.

Es muy importante tener presente todos los días de nuestra vida que Dios nunca se equivoca, eran ellos quienes no habían entendido. Por lo general, entender es uno de los resultados de obedecer (recordemos que el Señor Jesús le dijo a pedro: “lo que yo hago, tu no lo comprendes ahora, más lo entenderás después”).

Por eso, aun en medio de la dificultad, debemos valorar la enseñanza, pues también dice la Escritura: “no menosprecies, hijo mío, la disciplina del Señor”. Tal vez no entendamos nuestro momento, pero más que comprensión, Dios espera nuestra obediencia y fe en él.  

Conclusión: Es fundamental entonces, depositar nuestra confianza en Dios, pues en esencia él es bueno y sabe lo que hace. Su voluntad es conducir nuestra vida al lugar destinado por Su providencia y amor. Él sabe a dónde nos lleva y sólo quiere nuestro bienestar.

Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.

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