El secreto de la prosperidad de Dios - Sermón.
Nos dice la Sagrada Escritura: “Bienaventurado el varón que se deleita en la ley de Jehová, y en ella medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará”, Salmo 1:1-3.
Este pasaje contiene el secreto para ser prosperado en todas las cosas. Es muy importante analizar cada frase y abrazar cada enseñanza con todo nuestro corazón.
En primer lugar, el Espíritu Santo destaca la poderosa y multiforme bendición que viene sobre la persona que lee, estudia y guarda en su corazón con alegría la ley de Dios.
Literalmente la Biblia dice aquí “que se deleita”, es decir, el lector y asiduo estudiante de la Escritura disfruta, se goza, se nutre, aprende y se alimenta de la palabra de Dios como si fuera el más delicioso alimento. Con razón el salmista dijo: “Cuán dulces son a mi paladar tus palabras, más que la miel a mi boca”, Salmo 119:103.
En segundo lugar, el texto nos enseña que en la ley de Dios debemos meditar continua y constantemente. La Escritura misma en el Nuevo Testamento nos dice: “renovaos en el espíritu de vuestra mente”, Efesios 4:23; y ya que “según el pensamiento del hombre, el tal es él”, Proverbios 23:7, la transformación en nuestra manera de pensar es fundamental.
Nuestra manera de pensar viene a determinar nuestro estilo de vida, y al meditar en la palabra de Dios continuamente nuestra mente terminará siendo moldeada por ese mensaje divino y lleno de poder, por tanto, será mucho más fácil caminar en la voluntad de Dios.
En tercer lugar, el texto seguidamente asemeja a quien se deleita en la ley de Dios con un árbol lleno de vida y bendición como resultado de nutrirse junto a unas aguas abundantes y saludables. Su fruto será constante y sus hojas permanentes, expresiones que nos enseñan el poder de la palabra de Dios para hacernos permanecer en Cristo.
En cuarto lugar, debemos considerar que un buen árbol, como este, brinda múltiples beneficios: sombra para el cansado, fuertes ramas para las aves y otros animales, frutos abundantes y saludables, entre otras cosas; así pues, viene esa persona a ser muy bendecida, y a ser de mucha bendición para los demás.
Finalmente, la frase: “y todo lo que hace, prosperará”, nos permite ver la abundante y excelente cosecha que se recogerá como resultado de leer, estudiar, meditar, y guardar la ley de Dios. Resultado inevitable, pues el Señor no miente. Ama y guarda la palabra de Dios, las bendiciones del cielo serán tu cosecha. (Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria).
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