Introducción: Los
grandes milagros en la Biblia, o las grandes intervenciones de Dios en la vida
de Israel, estuvieron precedidos de momentos muy difíciles, de persecución,
peligros y amenazas, pero ante estos tiempos críticos y tormentosos, Dios se
manifestó a favor de sus hijos.
Dios no cambia, por eso no importa cuan fuertes
sean los vientos y cuanto altas sean las olas, lo más importante es que Jesús
transforma las tormentas en grandes victorias…
AUNQUE
LOS TIEMPOS SEAN DIFÍCILES DIOS ESTÁ CON NOSOTROS
1) Dios cuida a sus hijos.
Una verdad
que nos enseña la Biblia es que Dios tiene cuidado de nosotros. Hay momentos específicos
cuando podemos ver la mano del Señor en nuestra vida, veamos por ejemplo: “Y
edificó allí un altar, y llamó al lugar El-bet-el, porque allí le había
aparecido Dios, cuando huía de su hermano” Génesis 35:7.
2) La comunión
con Dios debe ser cuidada y preservada.
Vemos que Jacob edificó un altar al Señor, y hacer
esto significa trabajo y esfuerzo. En la Biblia el altar representa adoración a
Dios y comunión con él. Es muy importante reconocer que la comunión con el Señor
demanda de sus hijos perseverancia, expectativa y una continua pasión por Dios,
pues es algo que no se construye de la noche a la mañana (esto requiere
tiempo), tampoco es el resultado de un accidente. Nace en la gracia de Dios y
ésta debe ser cuidada y valorada por los hijos del Señor. Te invitamos a leer: “En Jesús hay restauración, salvación y sanidad”.
3) Conocer
más a Dios hace crecer nuestro amor por él.
La Biblia nos enseña que años
atrás Jacob había estado en éste mismo lugar y había tenido un encuentro con el
Señor y llamó a ese lugar: Bet-el, que significa casa de Dios, impresionado por
el poder de Dios, pero ahora vemos que Jacob vuelve a éste mismo lugar y lo
llama El-bet-el, que significa: el Dios de la casa de Dios, vemos pues que ya
no está impresionado por Sus obras, ni por Su casa, sino por el Dios que hace
las obras, el Dios que habita la casa, ahora conoce más a su Señor, su amor, su
fidelidad, su cuidado y protección.
4) La
protección de Dios es una razón para adorar.
Nos dice el texto también: “Allí le había
aparecido Dios, cuando huía de su hermano Esaú”, aquí recordaba Jacob muchas
cosas, veamos algunas:
a) Que había
engañado para heredar la bendición, usurpando el lugar de su hermano,
b) Que su
hermano lo perseguía para matarlo,
c) Que en
medio de la crisis, Dios le había aparecido y prometido Su bendición y
protección,
d) Que Dios había
cumplido Sus promesas guardándolo y prosperando su vida.
5) Dios
nos oye y actúa sin importar cuán difícil se la situación.
En el versículo tres de éste mismo capítulo,
nos amplía la información la Escritura cuando Jacob dice: “haré altar al Dios
que me respondió en el día de mi angustia”, él huía bajo amenazas de muerte y
llama a ese tiempo “el día de mi angustia”.
Aquí el término “angustia” es
traducido del hebreo “tsará” que además significa: aflicción, aprieto,
calamidad; pero el Señor lo había protegido y librado del peligro (éste es un
altar para dar gracias al Señor por su protección y bendición. Que importante y
bueno es recordar que vamos al altar no sólo a pedirle a Dios, sino también a
adorar y dar gracias por todos Sus favores).
SUSCRÍBETE GRATIS y recibe nuestras actualizaciones en tu e-mail, HAZ CLICK AQUÍ
6) Dios
es fiel y bueno.
Vemos además que Jacob reconoce la bondad y
fidelidad de Dios cuando dice: “Dios ha estado conmigo en el camino que he
andado”, pues ha recibido del Señor la protección y provisión a pesar de sus
desaciertos y equivocaciones. Jacob reconoce que no ha estado sólo, que el Señor
lo ha acompañado en todo “el camino”, aunque seguro hubo momentos que lo harían
pensar que Dios lo había dejado sólo; cómo a veces suele pasarnos, pero
recordemos que Dios ha prometido: “no te dejaré ni te desampararé”. Dios es
fiel.
Conclusión: Construir y crecer
en nuestra comunión con Dios nos
demanda esfuerzo, y sostenerla implica perseverancia, acudamos al altar de la
comunión con el Señor para solicitar de él Sus favores, pero también debemos ir
a adorar y agradecer Su compañía, protección y provisión a lo largo de nuestro
camino por ésta tierra, pues somos “extranjeros y peregrinos” vamos camino al
cielo.
(Escrito por Pastor
Gonzalo Sanabria)
Te invitamos a leer:
0 comentarios:
Publicar un comentario