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SERMONES ESCRITOS LISTOS PARA PREDICAR
. . Sermones escritos listos para predicar - para predicar. A continuación ponemos a tu disposición un listado de sermones escr...
martes, 17 de noviembre de 2015
“Y edificó allí un altar, y llamó al lugar
El-bet-el, porque allí le había aparecido Dios, cuando huía de su hermano”. Gén. 35:7.
Jacob
edificó un altar a Dios, y esto implica trabajo y esfuerzo. El altar es símbolo
de la adoración a Dios y la comunión con él. Debemos reconocer que la comunión
con Dios demanda de nosotros perseverancia, expectativa y una continua pasión
por el Señor, pues es algo que no se construye de la noche a la mañana
(requiere tiempo), ni es el resultado de un accidente.
Años
atrás Jacob había estado en éste mismo lugar y había tenido un encuentro con
Dios y llamó a ese lugar: Bet-el, que significa casa de Dios, impresionado por
el poder de Dios, pero ahora Jacob vuelve al mismo lugar y lo llama El-bet-el,
que significa el Dios de la casa de Dios, ahora ya no está impresionado por Sus
obras, ni por Su casa, sino por el Dios que hace las obras, el Dios que habita
la casa, ahora conoce más a Dios, su amor, su fidelidad, su cuidado y
protección. “Allí le había aparecido Dios, cuando huía de su hermano Esaú”,
aquí recordaba Jacob muchas cosas:
1. Que había
engañado para heredar la bendición, usurpando el lugar de su hermano,
2. Que su hermano lo
perseguía para matarlo,
3. Que en medio de
la crisis, Dios le había aparecido y prometido Su bendición y protección,
4. Que Dios había
cumplido Sus promesas guardándolo y prosperando su vida.
El
vrs. 3 de éste mismo capítulo, nos amplia la información cuando Jacob dice:
“haré altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia”, él huía bajo
amenazas de muerte y llama a ese tiempo “el día de mi angustia”, el término
angustia viene del hebreo tsará, que además significa: aflicción, aprieto,
calamidad; pero Dios lo había protegido y librado del mal (éste es un altar
para dar gracias a Dios por su protección y bendición. Que importante es
recordar que vamos al altar no sólo a pedir a Dios, sino también a adorar y
agradecer todos Sus favores).
Jacob
reconoce la bondad y fidelidad del Señor cuando dice: “Dios ha estado conmigo
en el camino que he andado”, pues ha recibido del Señor la protección y
provisión a pesar de sus desaciertos. Reconoce que no ha estado sólo, que Dios
lo ha acompañado en todo “el camino”, aunque seguro hubo momentos que lo harían
pensar que Dios lo había dejado sólo; cómo a veces podemos pensarlo, pero
recordemos que Dios ha prometido: “no te dejaré ni te desampararé”.
Reflexión final: Edificar nuestra comunión con Dios nos demanda esfuerzo, y sostenerla
implica perseverancia, acudamos al altar
de la comunión con Dios para solicitar de él Sus favores, pero también vamos a
adorar y agradecer Su compañía, protección y provisión a lo largo de nuestro
camino por ésta tierra, pues somos “extranjeros y peregrinos” camino al cielo.
Escrito por Gonzalo Sanabria para Estudios y sermones. Autorizado para ser publicado en Mensajes y sermones para predicar.
Te invitamos a leer: "UN CORAZÓN APASIONADO POR DIOS".
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