JESÚS SANA A DOS CIEGOS
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viernes, 1 de abril de 2016
- 11:08
- Pastor Gonzalo Sanabria
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Una noche se prendió fuego en una casa y un adolescente tuvo que subir al techo. Su padre estaba parado afuera con sus brazos extendidos gritándole, "¡brinca hijo y yo te agarro!". Él sabía que su hijo tenía que saltar. Pero la única cosa que su hijo podía ver era las llamas del fuego, humo y oscuridad, y el joven tenía miedo saltar desde el techo. Su padre continuo gritando, "¡Brinca hijo! ¡Yo te agarro!". Pero el joven respondió diciendo, "Pero papá... es que no te veo." El padre respondió, "Pero hijo, la única cosa que importa aquí, es que yo sí te puedo ver". Tal vez algunas veces nos sentimos así, con miedo, confundidos, pero Dios es todopoderoso, es bueno, tú puedes creer y confiar en él, aunque no lo veas él está allí…
JESÚS SANA A DOS CIEGOS
“Al salir ellos de Jericó, le seguía una gran multitud. Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!”, Mt. 20:29-30.
Eran dos ciegos, mendigaban junto al camino, vivían en oscuridad, dependientes de otros, seguro con una gran frustración, pero aun así creyeron en Jesús, creyeron en una nueva oportunidad; por encima de la adversa situación, es necesario creer. Ellos vivían en tinieblas, así es cuando vivimos sin Cristo, pues el pecado nos hace vivir separados de Dios, por eso vino Cristo, a morir por nuestros pecados y darnos salvación, por eso dice la Biblia que: “Jesús habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”, (Jn. 8:12).
La fe se activa mediante el mensaje de Jesús, “oyeron que Jesús pasaba”, alguien les informó que el Mesías, el Salvador, el Sanador estaba pasando por allí. Era su momento, era la oportunidad para cambiar de vida, era el tiempo señalado en el cielo para ellos, así como hoy es el tiempo para ti… La fe nos impulsa a clamar Su misericordia. Ellos “clamaron… misericordia”, Dios responde al corazón que reconoce su condición, ellos no fueron orgullosos, reconocieron que necesitaban la misericordia de Dios, a diferencia de los escribas y fariseos. Ellos reconocieron que Jesús podía cambiar sus vidas, que Jesús podía sanar sus ojos y su corazón.
Vamos, persevera, aunque las circunstancias sean difíciles, el texto nos dice: “Y la gente les reprendió para que callasen; pero ellos clamaban más, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!” (Mt. 20:31). Quizá otros no van a compartir tu fe, “La gente los reprendía”, estaban haciendo mucho ruido, los demás no podían entender que ése era el momento más importante en la vida de estos ciegos, y ellos habían decidido no dejarlo pasar.
Puede ser que algunos te molesten por querer seguir a Jesús, pero después reconocerán que también lo necesitan, porque sólo en Jesucristo hay salvación, sólo en Jesucristo hay una nueva vida, sólo en el él hay nuevas oportunidades.
Tal vez lo único que escuchas es: “no se puede”. Cuando enfrentamos dificultades, mucha gente dice muchas cosas… pero lo que es realmente importante, es que dice Dios, y Dios dice en su Palabra: “para el que cree, todo es posible” y también dice: “lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios”. Jesús actuará a tu favor: “Y deteniéndose Jesús, los llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos” (Mt. 20:32-33).
Jesús los atendió y se interesó por su condición, Dios no está ocupado en otra galaxia… él está atento al clamor de los que le buscan; en medio de la multitud Jesús los escuchó, y los llamó y les preguntó cuál era su anhelo, su deseo, qué querían y manifestaron su deseo de ser sanos… nuestro Dios es sobrenatural y todopoderoso.
Jesús sana a dos ciegos expresando su compasión por ellos, los tocó, vrs. 34 “Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y en seguida recibieron la vista; y le siguieron”. El corazón de Jesús es compasivo, él tiene misericordia de la condición humana. Su vida experimentó un cambio total no sólo porque dejaron de ser ciegos, sino porque ahora veían a Jesús, su salvador.
Ellos se convierten en seguidores de Jesús, así pues el milagro más grande no es una sanidad, es encontrarse con Jesús y seguirlo, pues sólo en él hay vida eterna, sólo en él puedes encontrar la verdadera razón de ser de tu vida.
Reflexión final: Cuando estamos sin Cristo, vivimos en tinieblas, pues él es la Luz, él es nuestro salvador, nuestro sanador, en él hay perdón de pecados y vida eterna, él puede transformar tu vida, él puede ayudarte, tiene el poder y quiere hacerlo, acércate a Jesús como ellos lo hicieron y él lo hará.
Escrito por Gonzalo Sanabria para Estudios y sermones. Autorizado para ser publicado en Mensajes y sermones para predicar.
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