Introducción:
Podemos recordar aquí que cuando Josué, el líder del pueblo de Israel, debe guiar
la conquista de la tierra prometida el Señor le dijo: “esfuérzate y sé
valiente”. Debemos reconocer que ningún desafío o logro importante en nuestra
vida está privado de esfuerzo, valentía y perseverancia. Por eso con la fuerza
de Dios corramos la carrera de la fe…
La carrera de la fe en Cristo
Hebreos 12:1-2 “Por tanto, puesto que tenemos en derredor
nuestro tan gran nube de testigos, despojémonos también de todo peso y del
pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con paciencia
(perseverancia) la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe,
quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz, despreciando la
vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios”
La vida en Jesucristo es muy parecida
a una carrera atlética (por eso la llamamos la carrera de la fe), y debemos tener en cuenta que para correr
bien es muy importante quitar los obstáculos y estorbos que estén en el camino
que debemos correr. Según el texto bíblico de hoy es necesario hacer la
diferencia entre peso y pecado, veamos:
La palabra “peso”
aquí se traduce del término griego “onkos” que además significa: masa, bulto, carga,
implica doblarse o encorvarse por el peso o carga, y nos dice la Biblia que “debemos
despojarnos de eso” (entonces hablamos de angustia, preocupaciones, ansiedad, resentimiento,
culpa, etc);
También nos
dice que debemos despojarnos del pecado “que nos asedia (esto indica aquello
“que nos enreda”, es lo “que distrae con facilidad”, es algo “que obstruye”),
entonces soltemos las cargas para poder correr livianos, y evitemos el pecado
que fácilmente nos hace tropezar y caer al suelo. Debemos decir como el apóstol
Pablo: “Prosigo a la meta,
al premio en Cristo Jesús”.
(Artículo que te invitamos a leer).
Por todo esto
ante el desánimo procuremos inspirarnos en Jesucristo. Él es nuestra máxima inspiración
y ejemplo. El Señor Jesús vivió muchas cosas como oposición, tentación, las
diversas calumnias, el rechazo y la traición, debemos tener esto en cuenta para
no desanimarnos, por eso el texto bíblico también nos enseña: “Considerad a
aquel que sufrió tal contradicción de pecadores”. Dios nos fortalece para seguir adelante en la carrera de la fe.
El pasaje de
la Biblia de hoy en el versículo tres expresa:
“Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado”,
resistir aquí no es aguantar, la palabra griega traduce: “enfilar tropas en
contra de” “oponerse”, nos habla de una actitud valerosa y que se opone con
firmeza a la maldad y a las obras de las tinieblas.
Podemos pensar por brevemente en los mártires del primer siglo, o
en los cristianos en países de mayoría musulmana. Definitivamente la carrera de la fe en la vida
cristiana requiere esfuerzo y valentía, características que encontramos en la
comunión con nuestro Señor.
Reflexión final: Dios es nuestra fortaleza, él ha prometido estar con nosotros
todos los días y ayudarnos hasta el fin del mundo. Podemos confiar en él y en
el poder de su fuerza, avancemos confiados en Su poder y gloria. El Señor
fortalece, por eso sigue adelante en la
carrera de la fe, pues grandes recompensas y galardones te esperan.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
0 comentarios:
Publicar un comentario