Demos gracias a Dios por su cuidado y bendición.
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viernes, 16 de febrero de 2018
Introducción: Dios es proveedor por
excelencia, lo vemos desde los más pequeños detalles hasta los más grandes milagros.
Llevó a su pueblo Israel por el desierto y nunca les faltó su provisión, les sacó
agua de la roca y les envió maná del cielo todos los días. Así mismo podemos
confiar en su provisión y cuidado hoy, él no cambia, es el mismo ayer, hoy y
por los siglos…
Demos gracias a Dios por su cuidado y bendición.
El Libro de los Salmos nos dice: “Entrad
por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle,
bendecid su nombre” Salmo 100:4. Las frases “Por sus puertas” y “Por sus atrios”
hacen referencia al templo del Señor, lugar de su morada o presencia, y ante él
se debe entrar con gratitud.
Es como si el Salmo nos enseñara que un
corazón agradecido es antesala a la presencia de Dios. En contraste una queja
continua, o amargura de corazón nos aleja de los beneficios de la presencia
divina, pues es en la presencia de Dios donde hay plenitud de gozo, y delicias
a su diestra para siempre.
La Biblia nos dice en Éxodo 34:21-23 “Seis
días trabajarás, más en el séptimo día descansarás;
aun en la arada y en la siega, descansarás. También celebrarás la fiesta de las
semanas, la de las primicias de la siega del trigo, y la fiesta de la cosecha a
la salida del año. Tres veces en el año se presentará todo varón tuyo delante
de Jehová el Señor, Dios de Israel”.
Éste texto nos enseña varios aspectos
muy importantes que debemos tener presentes hoy:
a) El
versículo 21 nos recuerda que Dios diseñó el día de descanso. Llamado también
día de reposo, era el día del Señor, Israel acudía a la sinagoga para alabar y
estudiar la ley de Dios. Era día de regocijo y sacrificios a Dios. De hecho la
palabra “descansarás” se traduce del término hebreo “Shabat” que además
significa: reposar, desistir del ejercicio, dejar de hacer algo.
La frase final de ese versículo 21 dice:
“aun en la arada y en la siega, descansarás”. Es decir tanto en el tiempo de
preparación de la tierra para sembrar (arada), como en el tiempo de la cosecha
(siega) debía guardarse el día de reposo. Aunque fuere tiempo de mucho trabajo,
o hubiese abundancia de cosecha o bendición, el pueblo de Dios debía apartar el
tiempo del Señor.
El objetivo es fortalecer y mantener la
comunión con el Señor, afirmar la verdad de Dios como Creador (pues en seis
días hizo la tierra y el séptimo día descansó), y reconocer que Dios es el Proveedor
de su pueblo (pues es quien nos da la capacidad para trabajar y su bendición
sobre todo aquello que hacemos).
b) El
versículo 22 nos recuerda las cosechas del trigo y del vino, ocasiones para dar
gracias a Dios por su bendición. En el tiempo de la cosecha en las familias de
Israel había gozo por la bendición del Señor, era un tiempo festivo, de
gratitud y alabanza a Dios.
Conclusión:
Dios es nuestro proveedor, por su amor y bondad desea el bienestar y regocijo
de sus hijos. Ante su cuidado y provisión debemos agradecer y servirle con amor
y diligencia.
Escrito por el pastor Gonzalo Sanabria.
Te invitamos a leer el sermón: "DIOS PUEDE RESTAURAR LO DAÑADO".
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