Introducción: Cuando Abraham salió de Ur de
los caldeos a la tierra prometida, tuvo que superar diversos obstáculos en el
camino, entre ellos unos 1600 kilómetros de distancia, un clima árido y
difícil, su edad (75 años), la muerte de su padre Taré, entre otros, pero él
perseveró porque creyó en la promesa de Dios, y a la tierra prometida llegó.
Por eso no dejes de avanzar, el Señor te fortalece para alcanzar lo que te
tiene preparado...
Dios nos da fortaleza para perseverar:
El hogar de Job
era prospero en gran manera, Job 1:1-4.
“Hubo en tierra
de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de
Dios y apartado del mal. Y le nacieron siete hijos y tres hijas. Su hacienda
era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes,
quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel varón más grande que todos
los orientales. E iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en
su día; y enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen
con ellos”.
Ésta
porción de la Escritura nos da testimonio de varias cosas:
a)
Job
era un hombre íntegro y temeroso de Dios. Es importante tener en cuenta que la
historia de Job fue en la época patriarcal, donde no había Biblia, y el conocimiento
de Dios era oral y por experiencia personal. Entonces Job conocía al Señor de
manera especial, y tenía abundante temor de Dios en su corazón de manera que
vivía apartado del mal.
b) En éste hogar nacieron siete hijos y tres
hijas. El patrimonio de Job era muy grande, de hecho contaba con once mil quinientos
animales, entre ovejas, camellos, bueyes y asnos (una yunta son dos bueyes
unidos por un yugo). Tenía además muchísimos criados, recurso humano necesario
para semejante hacienda.
Era
Job más grande que todos los orientales (desde el idioma hebreo “grande” indica
en tamaño, poder e importancia). Como resultado de buscar a Dios y vivir para
él, Job había sido coronado de favores, sus ganados y actividades agrícolas se
multiplicaban con abundancia.
c)
Nos
dice además el versículo cuatro que cada uno de sus hijos hacia banquete, cada
uno en su día y en su casa (cada hijo tenía casa) y llamaban a sus hermanas
para que comiesen y bebiesen vino con ellos. Estos hijos no seguían del todo la
piedad de su padre, quien fielmente siempre intercedía por ellos.
d) En éste inicio del libro no se nos habla de la
esposa de Job, de hecho es muy poco lo que se nos dice. Pero de manera
implícita ella está allí presente, pues fueron diez hijos los que tuvieron, y
estaban ya adultos en el versículo cuatro.
Eso
no habla de varias décadas de matrimonio, relación que seguramente tuvo que
superar diversos obstáculos, pero perseveraron unidos. Fue un matrimonio
duradero a pesar de las dificultades del camino. Es Dios mismo quien nos
capacita para amar, tolerar y convivir con nuestra familia, ellos son una
bendición de Dios.
Conclusión: A pesar de las dificultades propias del
camino, y de la gran prueba que Job tuvo que superar Dios lo fortaleció, y él
nunca habló mal del Señor. Es necesario perseverar fortaleciéndonos en Dios,
pues al final veremos una gran victoria y bendición.
Escrito por pastor Gonzalo Sanabria.
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