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La fe sin obras es muerta. Reflexión. Santiago 2:14-20.
Debemos tener presente que Santiago no está refutando
o contradiciendo la justificación enseñada por el apóstol Pablo. Ambos usan los
términos “obras y justificación” en sentidos diferentes. Veamos:
Si alguno dice que tiene fe, pero no tiene obras, es
una fe falsa y estéril, es una fe que no se corresponde con la nueva vida que
Cristo otorga al nacido de nuevo. Las obras de fe y amor ponen en evidencia la
naturaleza de Cristo en la persona que se ha convertido al Señor en realidad...
Así como no aprovecha en nada desearle lo mejor al necesitado sólo con palabras, no aprovecha en el ser humano la fe sin obras. La verdadera fe es activa. No se habla de la fe que lleva a la persona a la salvación, sino de la fe que ha nacido en el corazón del nuevo cristiano.
Santiago utiliza la expresión “también los demonios
creen y tiemblan” mostrando así que el simple creer en Dios no hace salvo a
nadie ni es evidencia de una corazón transformado.
La persona debe rendir su vida realmente a Jesucristo, nacer de nuevo y esto producirá un estilo de vida consecuente con el Cristo que vive en aquella persona.
La persona debe rendir su vida realmente a Jesucristo, nacer de nuevo y esto producirá un estilo de vida consecuente con el Cristo que vive en aquella persona.
La fe de Abraham y de Rahab (Santiago 2:21-26).
Santiago menciona “Abraham nuestro padre” recordemos
que la Escritura dice que todos los que somos de la fe somos descendientes de
nuestro padre Abraham. La vida de Abraham es un ejemplo contundente de la fe
que actúa juntamente con las obras. Esa fe lo llevó a ser llamado amigo de
Dios. La verdadera fe se evidencia mediante las obras.
Santiago utiliza un segundo ejemplo y es Rahab la
ramera, no era hebrea, pero su fe en el Dios de los hebreos y sus obras
(escondiendo y ayudando a los espías israelitas, y pidiendo su salvación) la
llevaron a ser librada del juicio.
La verdadera fe va mucho más allá de las palabras. Nuestra
fe en Dios debe ser demostrada en nuestro estilo de vida, el mundo mismo espera
más hechos que palabras. Gracias Cristo por vivir en nosotros y ayudarnos a
hacer tu buena y poderosa voluntad.
Además de este artículo, te invitamos a
leer otros que bendecirán tu vida:
(Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria).
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