Introducción: En una ocasión un rey visitó a los niños en una
escuela rural, y ellos habían dicho que toda cosa pertenece a uno de los tres
reinos: mineral, vegetal o animal. En aquel día el ingreso y les preguntó: Y
yo, ¿a cuál reino pertenezco? Los niños no hallaban cómo contestarle; pero una
niña resolvió la dificultad diciendo: Vos pertenecéis al reino de Dios, porque
por Su voluntad reináis.
El rey quedó satisfecho y contento con la viveza de la
niña y emocionado por esta verdad que ella había declarado. Nada tenemos y nada
podemos hacer sin que Dios nos lo conceda primero, porque él es Señor y dueño
de todo. Él está sentado en Su trono y gobierna todas las cosas, no importa
cuán grande sea el problema, siempre Dios será más grande…
¿QUÉ SUCEDE EN LA
PRESENCIA DE JESÚS?
I. LA PRESENCIA
DE JESÚS CONMUEVE TODAS LAS COSAS.
A. Jesucristo fue anunciado primero, Mateo 21:4-5.
Nota 1: Desde los tiempos antiguos el rey era anunciado antes
de aparecer, y su llegada provocaba expectativa, y muchos arreglos y
preparativos se hacían para recibirlo. Vemos en las Escrituras que los profetas
ya habían anunciado la llegada del Rey, el verdadero y gran Rey, el Rey de
reyes, Jesucristo a Jerusalén llegaría.
Nota 2: Nos dice el texto: “tu Rey viene a ti”, viene por
iniciativa propia, y ¿cómo viene? “Manso y humilde” dice la Biblia, accesible
para todas las necesidades, y necesitados. Los caballos estaban reservados a
los nobles de la corte real y para los oficiales del ejército, el Señor Jesús
entró montado en un asno, mostrando su humillación y manifestando que venía en
son de paz y no de guerra.
B. Cuando
el Señor Jesucristo llega, todo es conmovido, Mateo
21:10-11.
Nota 1: La palabra conmover es traducida del término griego
“seío”, que traduce además: sacudir, agitar, hacer temblar, mover de un lado a
otro. Jesús es el Rey que trae paz, y de hecho llegó a la ciudad de Jerusalén,
cuyo nombre significa “ciudad de paz”, pero primero el Señor conmueve las
estructuras humanas para establecer la suya. Su llegada provoca cambios que no
se esperan, ante los cuales hay muchas preguntas: “¿quién es éste?” decían.
Nota 2: Nosotros ante Su obra podemos decir: ¿Qué es esto?
¿Qué está pasando? Y la respuesta será: es el Señor Jesús, que ha venido y está
conmoviendo las cosas, está acomodando, y quizá sea un tanto incomodo, y hasta
nos disguste, pero seguramente será para nuestro bien, pues su palabra
dice: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de
vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de
mal, para daros el fin que esperáis”, Jeremías 29:11. Dios todo
lo hace por amor.
Nota 3: Vemos que la gente con gozo respondía: “es Jesús el profeta,
de Nazaret de Galilea”. En la historia de Israel habían transcurrido 400 años donde
Dios no había vuelto a hablar por sus profetas, ahora estaba no sólo un profeta
sino Dios mismo hablándoles. A veces Dios esta callado, y con ese silencio nos
está llamando a buscarlo en intimidad, buscar Su rostro en el secreto, porque
quiere estar con nosotros, sus hijos, quiere escucharlos y hablarles a su
corazón.
II. JESUCRISTO ES EL REY DE PRODIGIOS Y MARAVILLAS.
A. Jesús es
Rey, salvador y sanador, Mateo 21:14-15.
Nota: Los
enfermos cuando se enteraron de que Jesús había llegado, vinieron a él, y
recibieron sanidad, la Biblia llama a esto: “maravillas” traducción del término
griego “dsaumásios” que traduce además: asombroso, milagro, cosas
extraordinarias. Definitivamente lo que el Señor Jesús hace es maravilloso,
extraordinario.
Pensemos por ejemplo: Nos creó, nos perdonó, nos dio vida
eterna, nos ha sanado, liberado, restaurado, nada nos ha faltado, ha cuidado de
nosotros, nos ha sacado del hoyo de la desesperación muchas veces y estaremos
para siempre con él en su Reino…
B. El celo
religioso y la soberbia nos impiden ver las maravillas de Jesús.
Nota 1: Los sacerdotes y escribas eran testigos de las
maravillas y oían las alabanzas de las personas, pero no creían en el Mesías,
no eran ciegos ni sordos pero no querían ver ni oír. Recordemos que la
peor desgracia no es ser pecador, la más grande desgracia es no reconocerlo.
Escribas
y fariseos eran representantes de la vida religiosa, pero no eran ejemplos de
la verdadera vida espiritual. Jesucristo vino a sanar al enfermo, a perdonar al
pecador, a restaurar a quien ha caído. La religión enferma, ata, condena, y no
salva, porque el único mediador entre Dios y los hombres, se llama Jesucristo
nuestro Señor.
Nota 2: Es interesante que el texto nos dice: “los
muchachos” traducción del término del griego “país” que traduce además:
muchacho, joven, niño. Ellos cantaban “Hosanna al Hijo de David”, sin duda esto
lo aprendieron de los adultos, versículo 9 (una gran responsabilidad que
tenemos es enseñar a nuestros hijos la palabra de Dios y enseñarles a dorar a
Dios).
Nota 3: Hosanna
significa desde el hebreo «salva, te rogamos». Vino a ser una expresión de
alabanza en lugar de ruego, aunque originalmente fue quizá un clamor pidiendo
ayuda.
El clamor del pueblo de Israel cuando la entrada triunfal del Señor Jesús
en Jerusalén fue tomado del Salmo 118, que era recitado en la Fiesta de los
Tabernáculos, «El último día de la fiesta» recibía el nombre de «el gran
Hosanna», y las ramas recibían también el nombre de hosannas.
III. JESUCRISTO EL SEÑOR TRAE LIMPIEZA Y ORDEN A LA
CASA.
A. Jesús viene a su templo y lo transforma, Mateo
21:12.
Nota 1: Lo que hacían los cambistas debía hacerse, es decir
vender los animales del sacrificio y cambiar el dinero, pero ellos lo hacían
mal, pues profanaban o menospreciaban el templo del Señor, “vendían
y compraban en el templo”, y así el énfasis del culto ya no era Dios ni la
adoración a él, sino el comercio.
Nota 2: Cuando
el Señor Jesús entra en nuestra vida, saca de ahí lo impropio, lo que está torcido.
La Biblia nos enseña que Jesús hizo esto (sacar el templo de cambistas) dos
veces, al comienzo y al final de su ministerio, algunas biblias llaman a ésta
porción la “purificación del templo”, y con esto debemos recordar que Cristo
viene por una “iglesia gloriosa, que no tenga mancha ni arruga ni cosa
semejante, sino que sea santa y sin mancha”. Una iglesia limpia, y sin duda es
la sangre del Cordero la que nos limpia.
B. El
Señor Jesús quiere que su casa sea una
casa de adoración y poder, Mateo 21:14 y 16.
Nota 1: Dios quiere debido a la adoración de su pueblo,
venir, es decir manifestar Su gloriosa presencia con poder, sanando,
restaurando y salvando las vidas. La presencia de Jesús transforma todas las
cosas.
Nota 2: Nuestra
vida integral debe ser un lugar de culto a Dios, somos templo del Espíritu
Santo de Dios, él está en nosotros, por tanto donde vamos él va con nosotros,
por eso la mejor adoración no se da en el templo más hermoso, y brillante, sino
en el corazón consciente de la presencia de Dios en él, y por eso procura
siempre agradarle y obedecerle su voz y mandamientos.
Nota 3: El versículo 8 nos enseña
la importancia de reconocer el señorío y gobierno de Cristo (la gente procuró
honrar a Cristo de la mejor manera que podían hacerlo, y por eso alfombraron con
sus mantos el camino.
Cuando Jehú fue proclamado rey de Israel, los príncipes
del ejército pusieron sus mantos debajo de él, en señal de homenaje y
sumisión), esto nos enseña que los que aceptamos a Jesucristo por Rey y Señor
de nuestras vidas, debemos colocarlo todo bajo sus pies. Él es el Señor y dueño
de todo.
Conclusión: La mejor adoración que podemos ofrecerle al Señor
es nuestro corazón sincero, manso, obediente, humilde, sometido a Su voluntad,
que procura agradarle siempre, que puede alabarle en medio de la adversidad,
viviendo el proceso de Dios y quizá sin entender claramente lo que está
pasando, pero confiado en que Dios tiene el gobierno de todas las cosas, y a la
postre hará el bien.
(Escrito por Pastor Gonzalo
Sanabria)
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