Introducción:
Es muy interesante ver cómo la mayoría de los problemas que enfrentamos nos
estresan o angustian, aunque sabemos que poderoso es Dios para transformar
todas las cosas. En otras ocasiones podemos dudar de los milagros que Dios
pueda hacer en una situación o persona, incluso de nuestra propia familia.
La batalla
de la fe es continua, pero tengamos presente: Dios no miente, todas las
promesas son en él sí y amen, y poderoso es Dios para hacer mucho más de lo que
pedimos o entendemos…
PODEROSO
ES DIOS PARA TRANSFORMAR TODAS LAS COSAS
I. PABLO ERA UN CELOSO
PERSEGUIDOR (Hechos 26:9-11).
A. Pablo era un estricto fariseo.
Comentario: Pablo era una persona con un celo ferviente en
su vida religiosa, era un fariseo destacado por su estricta observancia en las todas
las ordenanzas y ritos. Recordemos que la religión tiene su fundamento en
obras, en rituales, y en prácticas rutinarias que más bien provocan en la
persona desaliento.
Además continúan con la misma condición de vacío y un profundo
distanciamiento de Dios. El religioso enfoca todas sus fuerzas en un quehacer
para “agradar a su dios”. En contraste con todo esto Dios nos enseña la
grandeza y poder de Su gracia (“no por obras para que nadie se gloríe”).
B. La soberbia del ser
humano impide ver y alcanzar la gracia
de Dios.
Comentario: Pablo era una persona impetuosa, impulsiva,
quizá soberbia y autosuficiente. Tal vez en otros casos más bien lo que se
destaca es la pasividad extrema, o tal vez son los complejos de inferioridad, o
el doble ánimo, etc.
Otros argumentan que no pueden aceptar al Dios que enseña
la Biblia, de hecho Pablo en su tiempo no aceptaba a Jesús como el Mesías, más
bien perseguía a sus seguidores. Te invito a leer: “La Fe En Dios Te Hace Triunfar”.
II.
PODEMOS ESTAR MUY EQUIVOCADOS PENSANDO QUE HACEMOS LO CORRECTO (Hch. 26:12).
Comentario: Pablo pensaba que hacía lo correcto, y en eso
ponía todas sus fuerzas, todo su empeño y tiempo. Seguramente madrugaba e
investigaba diligentemente donde encontrar cristianos para capturar, torturar y
llevar presos a las cárceles de Jerusalén. A veces pensamos o concluimos que
estamos haciendo lo correcto, impulsados por nuestra propia razón ponemos en eso
todo nuestro corazón.
Es interesante pero podemos estar muy equivocados pensando
que hacemos lo correcto (Pablo estaba muy equivocado persiguiendo la Iglesia
del Señor, pero él pensaba que eso era lo correcto, y seguramente concluía que
a Dios le agradaba lo que él estaba haciendo).
III. JESUCRISTO TRANSFORMA NUESTRA VIDA (Hch. 26:13).
A. Con Su amor y bondad Jesús nos permite ver nuestra real condición.
Comentario: Es importante
recordar aquí que la
nueva Jerusalén, la ciudad celestial, “no tendrá necesidad de sol, ni de luna
que brillen en ella porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su
lumbrera”, “Dios es luz” y Jesucristo el Señor dijo:
“Yo soy la luz del mundo;
el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”, y
como nos enseña el texto Su luz es más fuerte que la luz del sol al medio día,
es ésta luz la que nos permite ver nuestros errores y maldad.
B. Jesús
nos hablará de diversas maneras (Hch.
26:14).
Comentario 1: Pablo se dirigía a Damasco procurando
capturar más cristianos, pero el Señor mismo se manifestó con su gloria y
resplandor, todos cayeron en tierra, incluso
el mismo Pablo (seguramente era una posición necesaria, pues de otra manera tal
vez Pablo no lo habría escuchado.
A veces Dios usa personas, circunstancias, crisis,
la misma Escritura, para hablarnos y cuando no lo oímos los resultados son
dolorosos, pues precisamente lo que quería era evitarnos la caída).
Comentario 2: El texto nos habla de “dar coces contra el aguijón”.
Coces es el plural del sustantivo "coz" que significa “patada”. Generalmente
quienes dan "coces" son los equinos (caballos por ejemplo).
El comentario
Matthew Henry expresa al respecto: “buey uncido al arado que da coces (patadas)
contra la aguijada del amo” (la aguijada es la vara larga con punta de hierro
que los boyeros usan para estimular a los bueyes), entonces Pablo estaba
lastimándose a sí mismo, hiriéndose a sí mismo.
Pero el poder y la bondad de
Dios cubrieron la vida de Pablo, derramando sobre él salvación y usándolo poderosamente
para llevar el evangelio por el mundo conocido.
Conclusión: Pablo era un perseguidor y Dios lo
transformó en un predicador, Pedro era un pescador y Jesús lo convirtió en un
poderoso predicador que lideró el avivamiento en Jerusalén. Podemos ver que
Pablo estaba muy equivocado y era un enemigo de la iglesia, y Pedro no se había
preparado para el ministerio, pero Dios toma lo vil y menospreciado para la
gloria de Su nombre.
(Escrito por Pastor Gonzalo
Sanabria)
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